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Columna
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Material literario

Ante el nacimiento de un hijo se vive un lógico desconcierto. Has oído decir que lloran en la noche, vomitan, tienen fiebres desmesuradas, caprichos raros. Lees en el EPS que la preadolescencia ya comienza a los 10 años, e imaginas que el tuyo, a los 10 meses, apagará los porros en el pañal, conectado a YouTube y gruñendo: "Mudtipdícate po cedo". Un lenguaje nuevo acecha, palabras misteriosas como calostro, percentil, meconio, un desasosiego amable hasta que alguien dice: "Hay un problema". Ahí cambia todo. Julia no sabrá andar ni leer ni hablar. Apenas se moverá. Morirá en dos años, tras una vida penosa. No jugará con muñecos ni reirá con payasos, no se enamorará de un imbécil, no odiará a una jefa supersupercabrona, no se hipotecará, ni se jubilará. Llora por la noche, eso era cierto.

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Un bosque de árboles genealógicos

Por aquel entonces, yo escribía para el Guiñol, en Canal +. Como en un juego, me ponía en lugar de Aznar, Almunia, Clinton, el teniente Colombo, el Papa o Louis van Gaal. No sólo escribía, sino que hablaba con ellos. Mi mujer se inquietaba si oía a Aznar dar voces en la ducha, dispuesto a retomar Perejil. Pensaba: "Lo que faltaba: un marido majareta". Era para mí natural que mi hija Julia tuviera voz y un punto de vista para relacionarse, poco o mucho, con el mundo. Percibía sonidos y algunos los reconocía: se aficionó a John Lennon, Bruce Springsteen, Nat King Cole e Iñaki Gabilondo. En sus primeras semanas, debió creer que Iñaki era el cabeza de familia, porque andábamos todos preocupados y quien más hablaba era el transistor. Sentía placer en el agua, reconocía los brazos de su madre, su cama, un sonajero. A veces se reía. En su vida calamitosa también había bueno y malo, mejor y peor. Eso es un punto de vista, y con un punto de vista la realidad es material literario. Julia no pretendió dar testimonio de su caso. Era más ambiciosa: quería explicar el mundo, intentar entender qué demonios pasa ahí fuera y por qué era todo tan hostil. Es lo que hacemos todos cada día. Ella, como una más.

Antonio Martínez es guionista y autor del libro Soy Julia (Seix Barral).

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