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Conflictos en África

La ONU prueba que Ruanda instiga la guerra en Congo

El Consejo de Seguridad se reúne para renovar el despliegue de 'cascos azules'

Oriol Güell

El conflicto de la República Democrática de Congo será discutido hoy en el Consejo de Seguridad de la ONU con el peor punto de partida posible: un informe de 78 páginas que prueba que el Gobierno de Ruanda es cómplice de la rebelión tutsi que azota el este del país vecino y que el Ejército de Congo comparte objetivos y negocios con el resto de milicias hutus aliadas que participan en el conflicto. Todo ello en un contexto de violación sistemática de los derechos humanos, explotación ilegal de los recursos minerales y vulneración del embargo de armas que rige en la zona desde el fin de la guerra en 2003. El informe, elaborado por cinco expertos que han investigado sobre el terreno durante tres meses, es la base sobre la que la ONU debe renovar su misión en Congo (Monuc), donde hay 17.000 cascos azules cuyo mandato expira a fin de año.

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La rebelión tutsi del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), capitaneada por Laurent N'Kunda, ha provocado desde agosto 250.000 desplazados en la provincia de Kivu Norte. Los expertos consideran probado que "las autoridades de Ruanda han sido cómplices en el reclutamiento de soldados, incluidos niños, han facilitado equipamiento militar y han mandado oficiales y tropas a Congo en apoyo del CNDP".

Un ejemplo de esta participación es el papel clave de Tribert Rujugiro (consejero del presidente ruandés, Paul Kagame) en la financiación del CNDP. Otro, la intervención directa de tanques y soldados de Ruanda en la ofensiva tutsi lanzada el 26 de octubre: "El fuego de mortero y tanques [ruandeses] fue clave para romper las defensas del Ejército de Congo mientras el CNDP avanzaba hacia Goma".

El apoyo de Ruanda al CNDP ha sido denunciado por el Gobierno de Congo y negado por Kagame, aliado de Estados Unidos y Reino Unido en la zona. Pero los expertos de la ONU no dejan en mejor lugar a las autoridades de Congo. Los acuerdos de paz preveían que su Ejército, con la ayuda de la Monuc, debía combatir y desmovilizar a la milicia hutu de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), cuyos dirigentes participaron en el genocidio ruandés de 1994. La desmovilización debía concluir en agosto y la pasividad del Ejército de Congo en esta misión ha sido el principal pretexto de N'Kunda para justificar su rebelión.

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Los expertos confirman en su informe que el Ejército de Congo no sólo no está combatiendo al FDLR, sino que en amplias zonas del este del país colabora con él mediante "el aprovisionamiento de material militar", "ofensivas contra el CNDP" y "la explotación de minas". La corrupción de los oficiales, que se lucran con el tráfico de minerales, y la debilidad del propio Ejército, que se apoya con los hutus allí donde no llega, son dos de las razones que los expertos dan a esta colaboración.

La explotación ilegal de casiterita, coltan, oro y wolframio es la principal fuente de ingresos del FDLR y varias brigadas del Ejército. Otra importante vía de financiación es el tráfico de carbón vegetal procedente del Parque Nacional de Virunga. Como la tala de árboles está prohibida, unidades del Ejército protegen la elaboración del carbón y su transporte a Goma y otras ciudades.

La milicia tutsi, en cambio, basa su financiación (además de la ayuda de Ruanda y de los tutsis del exterior) en la imposición de tasas en los territorios que controla. Por ejemplo, exigen a los campesinos el pago en especie de parte de la cosecha.

Las violaciones de los derechos humanos también han quedado constatadas y en ellas incurren todos los bandos, según el informe. Entre los miles de casos denunciados, los expertos han estudiado 300 informes médicos de víctimas, con casos tan escalofriantes como la violación en grupo "de 11 niñas de entre 11 y 16 años al norte de Bunia por soldados del Ejército de Congo".

Los expertos también han encontrado evidencias de decenas de ejecuciones sumarias y secuestros de niños -374 en sólo tres meses- por las milicias para convertirlos en soldados. Uno de los hechos destacados es "el reclutamiento masivo" que "una operación del CNDP llevó a cabo en la escuela primaria de la parroquia de Nyakariba, en la que fueron secuestrados todos los mayores de 10 años, incluidas las niñas".

El grupo de expertos alerta también de la violación sistemática del embargo de armas y "la falta absoluta de control" del Ejército sobre sus arsenales, lo que está convirtiendo a Congo en un centro del tráfico de armas.

Un soldado del Ejército congoleño, en el frente de combate cerca de Goma.
Un soldado del Ejército congoleño, en el frente de combate cerca de Goma.REUTERS

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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