Tortuosa senda del Museo de Ciencia
Comienzan al fin las obras para adaptar y finalizar el singular edificio de A Coruña
Empieza a enderezarse la tortuosa historia del edificio que albergará el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, en A Coruña. Más complicada no podía ser. El Prisma de cristal, una premiada y destacada edificación de vidrio y hormigón erigida en un lateral de la bahía de Riazor, va al fin a ser adaptado para ser la sede que lleva casi tres décadas esperando este museo nacional, confinado desde principios de los años 80 en la antigua estación ferroviaria de Delicias, en Madrid. Los engorrosos trámites para que el inmueble forme parte del Patrimonio del Estado concluyeron, y antes de finalizar el año comenzarán las obras de adaptación y urbanización del entorno de un edificio nacido para ser una pinacoteca y escuela de danza de la Diputación de A Coruña y que al final será museo nacional.
Habrá fondos nuevos junto a las más de 15.000 piezas que vendrán de Madrid
La Diputación pagó 678.000 euros a la constructora por dos años de parón
La factura final, con tantos vericuetos, paralización de la obra durante más de dos años, y otros escollos, superará los 12 millones de euros. Fue cosa del anterior presidente de la institución provincial, José Luis Torres Colomer (PP), construir un museo y conservatorio en A Coruña, un proyecto iniciado en 2002 sin contenido preciso. El Prisma de Cristal es un espectacular edificio con forma arbórea que valió a sus autores, los arquitectos madrileños Victoria Acebo y Ángel Alonso, el premio de Arquitectura Joven de la X Bienal española, y está seleccionado para el prestigioso galardón europeo Mies van der Rohe. Inacabado por dentro, a la espera de esa adaptación para sede del Museo Nacional de Ciencia, el inmueble ha sido expuesto en el MOMA de Nueva de York y se le considera un referente de la arquitectura moderna española.
Las obras comenzaron en 2004 pero estuvieron paralizadas durante más de dos años, entre septiembre de 2005 y 2007. Un parón que obligó a la Diputación de A Coruña a indemnizar con 678.000 euros a la constructora. Cuando el Gobierno de Zapatero se decidió hace ya tres años a ubicar en A Coruña la sede definitiva del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, el presidente de la Diputación, el socialista Salvador Fernández Moreda, saltó sobre la ocasión de dar uso y contenido a un edificio emblemático con el que no sabía qué hacer y ofreció cederlo al Estado. El Ministerio de Economía acaba de aceptar la afectación del inmueble y ahora parece al fin que se han desbloqueado los últimos tramites y obstáculos para iniciar las reformas imprescindibles para que el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, según el calendario marcado por su director, el coruñés Ramón Núñez Centella, pueda abrir sus puertas en la primavera de 2011.
La Diputación coruñesa, con un presupuesto de 500.000 euros, iniciará en breve la urbanización de la plaza en la que se erige el edificio, cuyo acceso también será modificado y que costará, en total, a las arcas de la institución provincial, 11 millones de euros. Y Acebo y Alonso ya tienen redactado el proyecto para adaptar el interior a su nuevo destino, unas obras con un coste estimado de 950.000 euros y un plazo de ejecución de seis meses que los arquitectos esperan comenzar antes de Navidad. Es el Ministerio de Ciencia e Innovación, del que dependerá el museo, el que pagará esta última factura.
El Prisma de cristal es en realidad dos edificios en un mismo volumen, en cuyo interior se despliegan alrededor de un tronco común y en seis alturas diferentes salas que son como las ramas de un árbol, grandes cajones de hormigón en los que podrán exhibirse piezas de gran tamaño. Para su transformación en Museo Nacional de Ciencia, los arquitectos sólo modificarán la parte que estaba destinada a acoger un aula de danza. Será reconvertida para albergar los despachos administrativos del museo, una cafetería, salas de talleres y proyección, así como una biblioteca. La versatilidad del edificio facilitó su adaptación a un uso distinto del que originalmente tenía, asegura Ángel Alonso.
Si no hay nuevos imprevistos, las obras estarán finalizadas en el verano de 2009. Ramón Núñez ya está trabajando en el proyecto de musealización que determinará el contenido de esta sede nacional de Ciencia y Tecnología con una fuerte vertiente didáctica. Habrá fondos nuevos y también se nutrirá de la valiosa colección (más de 15.000 piezas que llevan casi 30 años almacenadas) que está en Madrid. El director espera tener todo listo en la primavera de 2011, fecha estimada de la apertura al público.
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