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Reportaje:56º Festival de Cine de San Sebastián

Tras las huellas del viejo esplendor

El Festival de San Sebastián se reinventa buscando en estrellas como Javier Bardem, Antonio Banderas, Woody Allen o Meryl Streep el impacto de su nuevo proyecto

Rocío García

Películas comerciales y de calidad, estrellas y mercado. Son los cuatro ingredientes mágicos que cualquier festival de cine del mundo quisiera tener. La combinación perfecta, la fórmula con la que sueñan los responsables de los grandes certámenes cinematográficos, por la que se devanan los sesos durante todo un año, mientras van preparando la chequera. Hay un quinto ingrediente, casi único y muy especial del Festival de San Sebastián, que el próximo jueves inicia su 56ª edición, que es el del público, al que no dejan de cuidar y mimar año tras año. Con una programación que, sobre el papel, puede aliviar el mal trago dejado por la reciente Mostra de Venecia, que ha recibido críticas de todos y de todo, el certamen donostiarra afronta sus diez días con muchos motivos de esperanza. ¿Contribuye a ello el desastre de Venecia?

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Tras unos años flojos y algo planos, hacen falta muchos terremotos y muchas locuras en San Sebastián. Se echan de menos los enfervorizados fans en busca de autógrafos y fotos, incluso los gritos, las esperas. La escasez preocupante de grandes rostros en las últimas ediciones, junto a las eternas obras en el entorno del certamen, palmeras arriba y abajo, dejó los alrededores del Hotel María Cristina, privilegiado lugar de encuentro del Zinemaldia, con unos vacíos alarmantes de público y un aburrimiento estremecedor. Pero, como le gusta recordar a su director Mikel Olaciregui, las estrellas son importantes pero no imprescindibles, y por ello, el festival acomete su nueva edición con una programación cinematográfica potente -19 películas en la sección oficial, 15 de ellas a concurso, además de la proyección de los grandes títulos del año en Zabaltegi y retrospectivas dedicadas a Mario Monicelli, al Japón negro y a Terence Davies, entre otras muchas cosas más- y grandes nombres para la alfombra roja.

San Sebastián es el único de los festivales que se celebran en España de clase A. Por detrás de Cannes, Berlín y Venecia, pero claramente delante de otras citas europeas de la misma categoría como Locarno o Moscú, San Sebastián es el único con una clara vocación popular. Es el único que cuenta con público real, con ciudadanos que compran sus entradas -el año pasado registró 180.000 espectadores y ahora espera 220.000- para compartir con periodistas y profesionales la magia del cine a oscuras. "Es algo muy arraigado en la ciudad y ofrece un calor y un color añadido a la de otros festivales", asegura Diego Galán, ex director del Zinemaldia. Es un festival pequeño en una ciudad pequeña -su capacidad hotelera es la que es-, pero ello se convierte en otro de los alicientes de cara a los profesionales que llegan a la ciudad a comprar y vender películas, muy lejos de la agresividad y las carreras de Cannes, el festival de festivales, el mejor escaparate de cine del mundo.

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A excepción del de Toronto, que ha revolucionado la fórmula de las muestras cinematográficas -es la única que ha hecho el proceso inverso: empezó como un mercado y, avalado por su inmenso poder de convocatoria, se ha convertido en un referente mundial-, todos buscan nuevos modelos en un momento de profundos cambios en los hábitos de consumo de cine, con las salas cada día más vacías a lo largo del año. Es cierto que muchas de las películas que se proyectan en los festivales nunca llegan a estrenarse comercialmenne, pero no hay que olvidar que muchos de los títulos programados por esos mismos certámenes no llegarían a manos de los distribuidores y, por tanto, tampoco de los espectadores, si no fuera por el riesgo y la apuesta de muchos de sus responsables por un cine por descubrir. ¿Alguien se imagina que el filme rumano Cuatro meses, tres semanas, dos días hubiera llegado a las salas si Cannes no hubiera apostado por ella y no hubiese conseguido su director, Cristian Mungiu, la Palma de Oro?

El comienzo, el próximo jueves, del Zinemaldia promete. Por fin parece que llega de nuevo el glamour. Siguiendo la estela del año pasado, con un Richard Gere exultante y profesional que hizo las delicias de los presentes, por su alfombra roja desfilarán grandes e interesantes rostros del mejor cine. El mismo jueves coincidirán en la capital donostiarra los dos actores españoles más internacionales: Antonio Banderas y Javier Bardem, con película y premio cada uno. Banderas, que inaugurará fuera de consurso la Sección Oficial con The Other Man, dirigida por Richard Eyre, recogerá al día siguiente uno de los dos Premios Donostia de este año. Bardem, primer Oscar a un intérprete español por su papel en la película de los hermanos Coen No es país para viejos, presentará en esa jornada junto a Woody Allen Vicky, Cristina, Barcelona, que abrirá la sección Zabaltegi. Sin Penélope Cruz, que ha excusado su asistencia por hallarse en plenos ensayos de Nine, Bardem recibirá el viernes de manos del ministro de Cultura, César Antonio Molina, el Premio Nacional de Cinematografía.

Una de las presencias más esperadas es la de Meryl Streep, dos veces ganadora de un Oscar y otras 14 veces nominada. A sus 59 años, la intérprete norteamericana es una de las pocas mujeres de su edad que sigue trabajando duro en Hollywood. Recibirá el segundo Premio Donostia. Su último estreno en España, el musical Mamma mía, demuestra con creces la vitalidad y el humor de esta actriz impagable.

En San Sebastián rechazan los floreros. Es una de sus eternas condiciones. Ningún famoso viene a lucir palmito. A excepción de los Premios Donostia, todos los invitados lo son en su calidad de intérpretes o realizadores. En este sentido, también tiene garantizada su presencia Ben Stiller, que presentará el último gran éxito de la taquilla norteamericana, Tropic Thunder, una parodia sobre la guerra que dirige e interpreta el propio cómico. El realizador Paul Thomas Anderson estará en la ciudad para recoger el Premio Fipresci por Pozos de ambición. John Malkovich defenderá la última película de los Coen, Burn After Reading.

En la Sección Oficial competirán tres películas españolas: Camino (Javier Fesser), El patio de mi cárcel (Belén Macías) y Tiro en la cabeza, la última y más secreta película de Jaime Rosales sobre el atentado de ETA en la localidad francesa de Capbreton. Entre las apuestas importantes está la de Samira Makhmalbaf, la realizadora iraní perteneciente a la famosa familia de cineastas comprometidos y perseguidos en su país, que prsenta Asbe du-pa / Two-legged Horse; Michael Winterbottom, con Genova, o el surcoreano Kim Ki-duk, con Bi mong / Dream.

La llegada de las estrellas a la sede del Zinemaldia (como Robert de Niro en esta imagen de 2000) es el momento que despierta mayor expectación popular.
La llegada de las estrellas a la sede del Zinemaldia (como Robert de Niro en esta imagen de 2000) es el momento que despierta mayor expectación popular.JESÚS URIARTE

Algunas de las principales citas

- Premios Donostia. Antonio Banderas y Meryl Streep recibirán en sedas ceremonias el Premio Donostia, que el Festival reserva para los más grandes del cine.

- Filme sobre ETA. Una de las películas que ha creado mayor expectación y que se ha mantenido en absoluto secreto es Tiro en la cabeza, de Jaime Rosales. Es un filme casi sin diálogos sobre el asesinato por ETA de dos guardias civiles en Capbreton (Francia).

- La Barcelona de Allen. El realizador norteamericano Woody Allen inaugurará la sección Zabaltegi con Vicky, Cristina, Barcelona, el filme que rodó en la ciudad condal. Junto a Woody Allen, estarán en San Sebastián Javier Bardem y Rebecca Hall.

- Parodia sobre la guerra. El cómico Ben Stiller presentará su última película como intérprete y director, Tropic Thunder, una parodia sobre la guerra que ha recaudado en apenas tres semanas en Estados Unidos 60 millones de euros.

- Premio Fipresci. El director Paul Thomas Anderson reogerá el Fipresci por su película Pozos de ambición.

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