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Reportaje:PEKÍN 2008 | Natación sincronizada

"La próxima será de oro"

Superada sólo por las inalcanzables rusas, España suma su segunda medalla de plata

Diego Torres

Gisela Morón es una de esas nadadoras que ofician de cimiento, de flotador y hasta de catapulta para las compañeras que hacen acrobacias en el equipo español de natación sincronizada. Mientras arriba las más etéreas y fotogénicas vuelan y hacen muecas, por debajo, muchas veces sumergidas, en apnea, chicas como Gisela Morón reman con todas sus fuerzas. El elemento más crítico de todos, el que exige mayor precisión en las capas superiores y en las inferiores, recibe un nombre coloquial entre las componentes del grupo. "Le llamamos Humor Amarillo", dijo Gisela ayer, en referencia al programa japonés, "porque Andrea tiene que caminar sobre el agua pisando nuestras espaldas como si fueran troncos flotantes".

"Hemos marcado nuestro terreno", dice Andrea Fuentes, una líder en toda regla
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Andrea Fuentes se arqueó sobre la espalda y ejecutó el puente apoyada con pies y manos sobre las cabezas de las compañeras que luchaban por mantenerse sobre la superficie. Fue un ángulo agudo perfecto. Un ejercicio plástico y difícil. Bien puntuado, pero demasiado arriesgado. Un error en cualquiera de los pilares, un pequeño fallo, acarreaba el naufragio. Se precisa mucha sangre fría para asumir la responsabilidad de ser el mono, como le llaman las chicas. Lo representó Andrea Fuentes, que, con ademanes simiescos, evocadores del mundo salvaje, hizo un puente con el cuerpo y constituyó la parte culminante de la rutina libre por equipos. Concluido el tránsito, la coreografía África empezó su desenlace. La plata estaba virtualmente asegurada. Fue la segunda que consiguió la sincronizada española en Pekín tras un concurso fatigoso y disputado.

"Hemos marcado nuestro terreno, que era la plata", dijo Andrea, en el pasillo de los vestuarios, después de celebrar el segundo puesto abrazándose con sus compañeras; "la próxima vez iremos a por el oro. En Pekín, el objetivo real era la plata, y aquí estamos".

Andrea Fuentes, que se ha convertido en una líder en toda regla, encabezó al grupo español al entrar en la piscina. En ese momento, los médicos se llevaban a Hiromi Kobayashi en camilla. La nadadora japonesa no había resistido la tensión y, al salir de la última apnea, tuvo un desfallecimiento. El hundimiento de la integrante de uno de los equipos más potentes de la sincronizada mundial habla claro sobre la exigencia física y mental de este deporte. Dos mozos orondos se tuvieron que lanzar al agua para rescatarla. La depositaron sobre la vereda y la japonesa se desmoronó. Tuvieron que llevársela al hospital. Había sido víctima de la hiperventilación y de la presión.

España, China y Japón asumieron su inferioridad técnica y se dispusieron a dirimir la plata y el bronce. Rusia nada en otro nivel. Sus nadadoras provienen de una escuela única. Una cultura imbatible cuando dispone de la suficiente organización. Anastasia Ermakova es la gran figura, pero sus siete acompañantes no tienen mucho que envidiarle. Todas ligeras, todas ágiles, todas fuertes y ordenadas. Poseen el mismo cuerpo, el mismo estilo y, probablemente, la misma manera de concebir la vida. Las ocho se han instruido en un sistema de inspiración militar y nadan como un escuadrón que desfila por la Plaza Roja. La sincronización es una consecuencia casi automática de su cultura. El oro era suyo.

En un deporte cuyas reglas están básicamente inspiradas en el modelo soviético, la irrupción española ha supuesto una subversión de los valores. El equipo de Anna Tarrés va comiendo la roca, poco a poco, desde 1995. Ha introducido dosis de sorpresa y creatividad que hasta entonces resultaban inconcebibles. La iniciativa ha comenzado a dar frutos. Desde los Mundiales de Barcelona, en 2003, las nadadoras españolas cosechan medallas en todas las reuniones. Los Juegos Olímpicos de Atenas fueron una excepción. Pero ayer se tomaron la revancha. Lo hicieron metiendo presión al equipo ruso y a su reflejo asiático, China. Lo hicieron en un territorio inhóspito. Su plata vale oro.

Las nadadoras españolas, durante el ejercicio libre de la final de ayer.
Las nadadoras españolas, durante el ejercicio libre de la final de ayer.EFE

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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