Lanfranco Bombelli, galerista y coleccionista
Expuso en Cadaqués a Duchamp y Richard Hamilton
Lanfranco Bombelli, para todos los amigos Franco Bombelli, fue una figura clave en la historia del galerismo de arte en España. A pesar de haber nacido en Italia (en Milán, en 1921) todos lo dábamos por suizo, por su carácter estricto, extremadamente ordenado y un poco distante. Se formó en Zurich como arquitecto y allá conoció a Max Bill y al círculo de artistas seguidores del arte Concreto -una variante del arte abstracto geométrico- y del grupo Allianz, con Bruno Munari, Max Huber y Richard Paul Lohse, del cual él mismo formó parte.
Fue Max Bill quien le pidió si quería participar en el Plan Marshall montando exposiciones desde París y en este nuevo trabajo conoció al arquitecto norteamericano Peter Harnden. Con él se asociaría para realizar las que son hoy las casas más bonitas, por su racionalidad, adecuación al entorno y elegancia, de Cadaqués, el pueblo en el que pasó a residir y en donde ha muerto el pasado l de agosto.
Franco Bombelli inició su famosa galería Cadaqués en 1973, en donde realizó exposiciones alternando a figuras locales con grandes nombres internacionales como Duchamp, Richard Hamilton y Dieter Roth.
En 1979 hizo una exposición de Duchamp -en donde no vendió nada- para quien fabricó los Bouches-evier, unos tapones de bañera inventados por Duchamp como "medalla artística", encargada por la Sociedad Internacional de Coleccionistas de Nueva York. Richard Hamilton, quien posee una casa en Cadaqués junto a la iglesia, mostró en Bombelli su serie Mierda y flores -recuerdo que aquella muestra de kitsch y escatología nos dejó a María Girona y a mí boquiabiertas- y realizó una obra conjunta con el hoy mítico artista Dieter Roth, en una exposición titulada Interfaces (1977).
Entre los artistas catalanes que Bombelli mostró estaba Albert Ràfols Casamada, Arranz Bravo, Bartolozzi, Todó, María Girona, Carlos Pazos, Fina Miralles, Toni Catany, Robert Llimós... Pero también apadrinaba muchas iniciativas vanguardistas como el filme Cadaqués Canal Local de Antoni Muntadas (1974) y la caótica y muy divertida Flauta i trampolí, una acción de Miralda (1981) en donde había erizos y vino moscatel y un concierto en plena calle de Jean Pierre Rampal. Porque también colaboró con su amigo Jordi Roch en el Festival de Música de Cadaqués, al que vino el mismísimo John Cage en 1982. Parecía estar por encima de todo y ser un flemático, pero los homenajes que el Reina Sofía y el MACBA le hicieron en 2004 revelaran su frenética actividad, que sólo los íntimos conocíamos.
Bombelli era sinónimo de calidad, internacionalismo y experimentación: unos tiempos gloriosos en Cadaqués, quizá a punto de extinguirse. El elegante mecenas que tanto hizo por este maravilloso pueblo nos ha dejado, con la misma discreción con la que vivió. Lo añoraremos mucho.
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