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Cambio de ciclo

La economía catalana se seca

Los expertos atribuyen el frenazo del consumo al aumento del paro - Lo peor llegará en verano de 2009, pero la industria sigue invirtiendo

Tan buenas para los pantanos han sido las abundantes lluvias de las últimas semanas como pésimo el torrente de indicadores para la economía catalana, que está cada vez más seca. El paro ha alcanzado un nivel sin precedentes y ha superado la barrera de las 300.000 personas. En mayo, mes que siempre se ha caracterizado por el impulso del empleo, 5.860 personas se apuntaron a las listas del paro en Cataluña, un tercio del conjunto de España.

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Lo que ocurre en el mercado laboral es la mejor muestra del deterioro económico, que tiene visos de acentuarse por la escalada de precios en los productos de primera necesidad y el ahogo financiero de muchos hogares. El cóctel es explosivo. El paro ha dejado de ser exclusivo del sector de la construcción, afecta ya a todas las ramas de actividad. Y eso se está dejando notar en toda la economía, más allá del mercado inmobiliario.

Cuando una persona pierde el empleo o no tiene garantías de conservar su puesto de trabajo, aplaza la decisión de comprar un automóvil, tira menos de la tarjeta de crédito para renovar el armario o cambiar el televisor y sale menos de restaurantes y fines de semana. Como el consumo se frena, a las empresas les bajan los pedidos, fabrican menos y despiden con más frecuencia. Y vuelta a empezar. Es una pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso. Y eso es lo que está pasando.

El clima industrial cayó en abril hasta el nivel más bajo desde agosto de 2002 y el índice de producción industrial (IPI) intertrimestral (comparado con el dato de diciembre) ha bajado el 3,3%, según el Departamento de Innovación, Universidades y Empresa.

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El archiconocido desplome del sector inmobiliario va acompañado de una caída en el número de hipotecas contratadas: en marzo descendieron un 44%. El pasado mes de mayo se vendieron 15.500 vehículos en Cataluña, el 25% menos que en el mismo mes de 2007. En lo que llevamos de año, la matriculación de turismos acumula una caída del 15,7%. Los comerciantes aseguran que venden el 10% menos que hace un año. No sólo se acabó la fiesta del ladrillo, también la fiebre consumista.

"El índice de confianza del consumidor, que elabora la Comisión Europea, ha llegado al -30,5 en España, el nivel más bajo desde octubre de 1992 [cuando empezó la última recesión], que se situó en el -37. Son los dos mínimos históricos desde que se empezó a calcular este indicador, en 1985", subraya Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de los estudios de Caixa Catalunya. La Cámara de Comercio de Barcelona prevé que la desaceleración del consumo seguirá avanzando. "Esta reacción sólo se explica por el deterioro del mercado laboral", coinciden Oliver y Joan Ramon Rovira, jefe de estudios de la cámara.

Un dato más para calibrar el alcance del parón económico es que jamás una crisis se había generalizado con tanta rapidez. "Salvo la recesión de 1992 y 1993, existen pocos episodios de desaceleración tan intensa como la que estamos viviendo ahora, en la que la economía ha pasado de crecer el 3,7% un año a hacerlo en torno al 2% el siguiente", remacha Rovira. Ésta es la previsión de incremento del produto interior bruto (PIB) para este año de la cámara y de Caixa Catalunya. La Generalitat todavía no ha hecho públicas sus previsiones, esperará al segundo semestre. El consejero de Economía y Finanzas, Antoni Castells, que reconoce que "está empeorando de manera importante", empieza a ver las orejas al lobo. El viernes apuntó que el crecimiento podría bajar del 2% y situarse en torno al 1,5%. Pero recuerda que las bases son "sólidas".

Los expertos consultados señalan que lo peor está por llegar, sobre todo en cuanto a empleo. Prevén que la economía tocará fondo en verano de 2009, a medida que vayan finalizando las obras que todavía estan en marcha, y que a partir del segundo semestre empezará a recuperarse.

La recuperación de la economía catalana se producirá siempre y cuando -eso sí- la industria y el sector exterior recojan el relevo del consumo, que en los próximos años "difícilmente volverá a crecer por encima del producto interior bruto", vuelven a coincidir los economistas Rovira y Oliver.

"La coyuntura es mala, para qué nos vamos a engañar", reconoce Joan Miquel Hernández, director del Observatorio de Prospectiva Industrial, dependiente del Departamento de Innovación, Universidades y Empresa de la Generalitat. "El actual clima industrial, en desaceleración por la evolución de los pedidos, recoge la caída de la demanda", afirma Hernández. "Estimamos que la inversión industrial, que en 2006 creció el 6,7% y el año pasado se incremento en un 2,9%, en 2008 lo hará un 1,6%", añade.

Sin embargo, el director del observatorio del Gobierno catalán prefiere ver el vaso medio lleno: "La inversión sigue creciendo, algo que no siempre ha sucedido y que no está nada mal tal como están las cosas". Oliver y Rovira comparten esta esperanza. Se escudan en que la industria ha hecho los deberes en los últimos años del ciclo de bonanza. "Ha invertido en bienes de equipo y ha crecido la productividad de la industria manufacturera", recuerdan. Las exportaciones, que en 2007 perdieron fuelle y se desaceleraron, están volviendo a tirar.

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