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La fiscal pide más cárcel a los acusados del 'caso Permanyer'

Las defensas mantienen la inocencia de sus clientes y piden la absolución

Más pena para los tres acusados por el crimen de la psicóloga de Barcelona Anna Permanyer. Eso es lo que solicitó ayer la fiscal del caso, que aumentó de 18 a 20 años la petición de condena por el delito de asesinato con alevosía, y de tres años y medio a cinco años la pena por el delito de extorsión.

El resto de abogados se mantuvieron en las peticiones iniciales. La acusación particular, ejercida por el marido y los cuatro hijos de la víctima, siguen reclamando una condena de 25 años de cárcel para cada acusados por asesinato y otra de cinco por extorsión, lo máximo que permite el Código Penal en cada caso. Las defensas, por su parte, insisten en la inocencia de Carmen Badia, Anabel Toyas y Joan Sesplugues y reclaman la absolución.

El juicio se inició el pasado 18 de febrero y es muy posible que acabe a finales de la próxima semana. El lunes se dedicará a los informes de las partes, una sesión en la que la fiscalía y los abogados expondrán al tribunal popular sus tesis. Al día siguiente se redactará lo que se denomina el objeto del veredicto, un cuestionario sobre el que se debe pronunciar el jurado.

Deliberaciones del jurado

Las deliberaciones para contestar ese cuestionario pueden durar varios días y el jurado se aísla por las noches en un hotel protegidos por la policía. Cuando acaban se vuelve a celebrar una vista pública en el Palacio de Justicia y se lee el objeto del veredicto. A partir de esas respuestas se determina si los acusados cometieron los delitos de los que se les acusa. La previsión es que para finales de la próxima semana se conozca ese pronunciamiento. Días después, el magistrado que ha presidido el juicio dicta la sentencia y fija la pena, dentro de la horquilla que le permite la ley y de acuerdo con el pronunciamiento del jurado.

La tesis de la fiscalía es que Badia, Sesplugues y Toyas obligaron a Permanyer a firmar un contrato de arras por el piso de su propiedad de la torre Atalaya con "violencia o intimidación" y que tras lograrlo le asestaron varios golpes en la cabeza y cuello. Estando ya aturdida la víctima, siempre según la fiscal, le colocaron tres bolsas de plástico en la cabeza que le causaron la muerte por asfixia.

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