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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Interconexión

Sarkozy y Zapatero desbloquean, tras 15 años, la llegada de más electricidad a España

La llegada de Nicolas Sarkozy al Elíseo ha supuesto un cambio estratégico respecto a España, que se concretó ayer en París en la primera cumbre bilateral entre ambos países. No sólo se ha reforzado la lucha contra ETA -la creación de equipos de investigación permanentes con policías de los dos países para prevenir atentados y perseguir a los terroristas es un nuevo paso fundamental- o contra la inmigración ilegal, sino que se ha tomado al fin la decisión, esperada desde hace 15 años, de construir una nueva interconexión eléctrica entre ambos países. España es una isla energética, cuyo nivel de interconexión con Francia (9% de su consumo) es muy inferior al que este país tiene no ya con Alemania, sino incluso con el Reino Unido (30%). Por eso es esencial que lo acordado ayer no se quede en meras palabras y que, efectivamente, el proyecto se defina antes del 30 de junio y esté en funcionamiento en 2011, lo que favorecerá el avance de un mercado común europeo de la energía.

El retraso en la fecha y las inconcreciones en el recorrido de la línea de alta tensión se deben esencialmente a que en marzo hay elecciones generales en España y municipales en Francia, y hay una oposición ecologista a ambos lados de los Pirineos. El soterramiento de la línea, en 10 de los 55 kilómetros del paso pirenaico, debería minimizar el impacto medioambiental, aunque, según Sarkozy, aumentará en un 50% unos costes que serán compartidos por ambos países.

Serán las dos empresas titulares de la red en cada país las encargadas de llevar a cabo este proyecto que no puede ser sino un principio hacia lo que ha de ser una más completa interconexión energética, por carretera y por tren de alta velocidad. Cataluña sale muy beneficiada de una operación que significa añadir 1.200 megavatios a los 1.400 actuales, lo que paliará las deficiencias y cortes de fluido actuales, garantizará el suministro a la Costa Brava y aportará el fluido necesario para el funcionamiento del AVE. Es lo que corresponde a dos países no sólo vecinos, sino socios en la Unión Europea, con economías crecientemente interdependientes y con miradas compartidas sobre su entorno. Tal ambición requiere el cumplimiento de los plazos y una estricta sincronización de los calendarios de construcción de infraestructuras entre ambos lados de una frontera que cada vez más va perdiendo relevancia.

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Como complemento, Francia tiene un interés muy especial en aumentar su conexión gasística con España para que le llegue por esta vía gas del Magreb. Este proyecto, cuya viabilidad para 2015 se va a estudiar, va más allá de las relaciones bilaterales, pues añade una nueva dimensión a la cooperación entre Europa y el Magreb, y responde a la nueva visión que aporta Sarkozy, en parte reflejada en su proyecto de Unión Mediterránea, sobre el carácter estratégico que tienen para Francia las relaciones con España y el objetivo de que el Sur pese más en la UE.

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