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La Generalitat "da por bueno" el tratado de la UE pactado en Lisboa

Un grupo de especialistas examina en Barcelona el nuevo Tratado europeo

El Tratado de Lisboa, versión abreviada del fracasado Tratado Constitucional, puede darse por bueno, si bien ha dejado un sabor agridulce, coincidieron en asegurar Anna Terrón y Alberto Navarro, secretaria de la Generalitat y secretario de Estado en la Unión Europea, respectivamente. Terrón y Navarro efectuaron estas valoraciones ayer en sendos seminarios sobre el nuevo Tratado de Reforma de la UE, recién aprobado en la capital portuguesa. Uno se celebró en el Aula Europa de la oficina del Parlamento y la Comisión Europea de Barcelona. El otro, en la Llotja.

"El contenido material de este tratado responde a lo que había en la Constitución y ha respetado en sus extremos la incorporación de las regiones en el mecanismo de control europeo", aseguró Anna Terrón, justificando así el apoyo de la Generalitat a este tratado, que fue aprobado el pasado fin de semana en la conferencia ministerial. Este tratado será firmado el próximo 13 de diciembre en una cumbre presidencial que se celebrará también en Lisboa.

El secretario de Estado Alberto Navarro ratificó las valoraciones de la representante de la Generalitat, aunque añadió algunas matizaciones, lo que le permitió asegurar que la aprobación del proyecto del Tratado de Lisboa ha dejado en todos los europeos un "sabor agridulce". Recalcó que el documento es un instrumento más eficaz y democrático pero menos transparte con respecto al proyecto de Constitución bloqueado en 2005 tras los referendos celebrados por dos socios fundadores, Francia y Holanda. "Es un buen instrumento, ahora hay que utilizarlo", afirmó.

"En este trato de Lisboa se ha perdido el brillo del proyecto del Tratado Constitucional, pero se ha guardado su sustancia" recalcó Navarro. Concluyó de manera optimista asegurando que el acuerdo "supone el reforzamiento del papel de la Unión Europea en el mundo, dejando su papel de espectador para convertirse en un actor".

Estas reflexiones tuvieron como contrapunto una serie de duras críticas, en especial las de tres ponentes; la de los parlamentarios comunistas Antonio Gutiérrez y Raúl Romeva, así como las del también diputado por Convergència i Unió Ignasi Guardans. Los tres hicieron hincapié en los elementos preocupantes del tratado provisional aprobado en la conferencia ministerial de Lisboa.

"Este tratado privilegia el mercado económico a la democracia", aseguró el diputado socialista y ex secretario general de Comisiones Obreras -de 1987 a 2000- Antonio Gutiérrez. El diputado Romeva insistió en las descalificaciones al añadir que con este tratado "cada acto legislativo apoya la prioridad económica". Pero las críticas más demoledoras corrieron a cargo del profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Barcelona y diputado por Convergència Ignasi Guardans, quien afirmó: "Europa tiene un déficit democrático".

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"Toda la lucha antiterrorista sale fuera del ámbito de la Justicia e Interior y va al ámbito de la política de seguridad y política exterior", donde según él se adoptan decisiones "cercanas a la época de la Inquisición". El eurodiputado añadió que el Tratado de Lisboa consagra la falta de control parlamentario para muchas decisiones de Interior, que usualmente son adoptadas por técnicos en comités al margen de la Cámara.

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