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Emocionado homenaje en el centenario de la banda de Rebordechán

La formación pontevedresa de Crecente tuvo que disolverse en los año 60 por la emigración

En 1907 la parroquia de Santa María de Rebordechán, en Crecente (Pontevedra), contaba con un puñado de vecinos. De entre ellos, hasta 42 llegaron a ser miembros de la banda de música que se fundó en la parroquia hace cien años. En cada casa de los lugares de Parada y Pazo había, al menos, un músico y muchos eran miembros de la misma familia. Todos compaginaban el trabajo con su pasión por tocar. Anteanoche su pueblo les rindió homenaje.

Su lema reza en una placa descubierta hace poco en la parroquia: Praza por praza non lle tiñamos medo a ninguén. La banda de música de Crecente estuvo en activo durante seis décadas, hasta que el hambre y la miseria empujaron a muchos vecinos a la emigración.

Eran tiempos de despedidas en el puerto de Vigo con maletas de cartón. La formación llegó a ser una de las más importantes de Galicia y recorrió todo el país hasta plazas y campos de fiesta del norte luso, Asturias y León.

Era la primera mitad del siglo XX, pero la banda fue, poco a poco, apagándose y no hubo quien recogiera el testigo. En 1962 había demasiado trabajo en la aldea y muy pocas ganas de enredos para los que se quedaron. En la puerta de madera del molino de la Laxiña o de la Soledá aún se pueden leer las crónicas del molinero, José Antonio Martínez Yáñez, escritas a punta de navaja. Los surcos ponen nombres y apellidos a la memoria colectiva de la parroquia.

El sábado pasado la música volvió a sonar en el torreiro de Rebordechán.

Más de cuarenta años después de la disolución de la banda de música, llegaba el momento de retomar la tradición, aunque fuese en otras coordenadas, pero con sonidos tradicionales.

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En esta ocasión, los veteranos dieron el relevo a los recién llegados, los miembros del grupo de gaitas O Castriño, los nuevos encargados de reactivar la inclinación musical de la parroquia, como señaló uno de sus integrantes, Ramón Lourido, también activo organizador del homenaje.

Los miembros de la asociación cultural Amistade, de Rebordechán, pensaron que era la manera más apropiada para celebrar el centenario de la creación de la banda que señaló el nombre de su parroquia en la misma constelación en la que brillaban Arcade, Celanova o Ribadavia, otras localidades famosas por sus bandas.

En O Castriño se juntaron intérpretes de cualquier edad, empeñados en que la aldea siga siendo tierra de músicos. Salieron por la puerta de la Academia como, cien años antes, hacían los componentes de la banda. Aquel centro de formación musical es ahora salón parroquial y continúa ejerciendo como local de ensayo musical.

Rebordechán en pleno salió a la calle a esperarles. Otros vecinos les miraban con una emoción especial: 18 músicos, antiguos componentes de la banda, que a sus 70 y 80 años no quisieron perderse el acontecimiento. Allí estuvieron Eloy Traba (bajista), Manuel Vázquez, Luis Rivera, Ladislao Fernández y Luis Martínez (saxofonistas), Sinesio Pérez, Nicolás Vázquez y Manuel Álvarez (clarinetistas), Manuel Gómez y Rogelio Arias (requinteiros), José Ramos y Elías Gómez (trombonistas), Enrique Nieves y Manuel Ventura (bombardino), Celso Fernández, Manuel Estévez y José Álvarez (trompetistas) y Salvador Vázquez (caja). Los sentimientos, que estaban a flor de piel, se dispararon con el homenaje a los músicos difuntos con una vuelta alrededor de la iglesia parroquial, donde se depositó una corona de laurel y se encendieron once velas en memoria de los once fundadores de la banda.

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