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Reportaje:Las rutas del narcotráfico

Lanchas de hachís a 120 por hora

Más que navegar, vuelan. Los narcotraficantes que transportan el hachís desde la Mar Chica, en Marruecos, hasta las costas españolas lo hacen en lanchas equipadas con cinco motores que alcanzan velocidades de 60 nudos (casi 120 kilómetros por hora). Con estas potentes planeadoras se trasladan hasta Ibiza, la costa valenciana, el delta del Ebro y aguas catalanas, donde descargan la mercancía, y regresan a toda máquina a sus escondites en Marruecos o Andalucía.

Los radares del Sistema Integral de Vigilancia del Estrecho obligan a los 'narcos' a rebasar la costa andaluza
Los delincuentes descargan la droga en Ibiza, el delta del Ebro y la Costa Brava, y vuelven a su escondite a toda máquina
Hay barcas semirrígidas en las que han fabricado un depósito extra para 5.000 litros de gasolina
Los traficantes transportan toneladas de mercancía desde Marruecos mediante lanchas rápidas de cinco motores
"El estómago te sube a la garganta cuando vas en un aparato de este tipo", dice un policía
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Los descargadores del 'chocolate' usan ropas oscuras para pasar más inadvertidos

Son las rutas del chocolate ideadas para eludir el blindaje impuesto por el Gobierno en las costas andaluzas -desde Ayamonte al cabo de Gata- mediante los radares y visores de rayos infrarrojos del SIVE (Sistema Integral de Vigilancia Exterior).

La legislación española hace prácticamente imposible botar una lancha rápida con más de dos motores fuera borda debido a los férreos controles administrativos que ha de superar su propietario. Sin embargo, cada día hay decenas de embarcaciones de este tipo que inundan de hachís el territorio español. No están en ningún puerto, sino en naves y escondites de Andalucía o Marruecos. Cuando son echadas al agua, cada una de ellas carga tres o cuatro toneladas de hachís en Marruecos, surca el mar a toda velocidad, descarga en Ibiza, el delta del Ebro, Girona o la Costa Brava... y regresa a su base como una exhalación. Es casi imposible darles caza.

"Las lanchas aprovechan a veces el momento en que parten dos o tres pateras cargadas de inmigrantes para camuflarse. Los radares del SIVE detectan estos movimientos en el mar, pero naturalmente se da prioridad al auxilio de los inmigrantes. Así, los narcos logran escapar", dice un inspector del Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado (GRECO) de la Costa del Sol.

El GRECO de Málaga y la Unidad Central contra la Droga y el Crimen Organizado (UDYCO) son el azote de los narcos que usan lanchas o gomas como sistema para introducir el hachís en España. Durante el presente año, estas unidades policiales han realizado varias operaciones que han culminado con el decomiso de varias toneladas de droga.

Hasta hace unos meses, estas embarcaciones zarpaban sin recato de la Mar Chica, una laguna de 115 kilómetros cuadrados, próxima a Nador (Marruecos) y a Melilla, y conectada con el Mediterráneo por un canal de 120 metros de ancho. No sólo trasladaban la mercancía hasta España, sino que con frecuencia llegaban hasta cerca de Marsella (Francia). El Gobierno francés presionó sobre las autoridades de Rabat, que desataron la persecución de estos camellos y de sus lanchas ultrarrápidas. Eso ha hecho que tales embarcaciones sean ahora mucho menos visibles en la Mar Chica. "Pero existir, existen", recalca un mando del GRECO de la Costa del Sol.

Son zodiac de entre 12 y 16 metros de eslora, con casco de plástico reforzado con fibra de vidrio, propulsadas hasta con cinco motores Yamaha de 200 caballos de potencia cada uno. Llevan en torno a una treintena de bidones de combustible, pero la policía ha descubierto recientemente embarcaciones en las que los narcos han fabricado un doble fondo a lo largo de toda su base, de forma de que así logran tener un depósito de gasolina de hasta 5.000 litros. Sobre estas auténticas bombas volantes viajan generalmente un piloto, un copiloto y una tercera persona encargada de alimentar los motores.

"Es increíble cómo corren esas gomas. Los pilotos tienen que sujetarse con una especie de arnés para no salir volando. Cuando vas en una lancha de este tipo, el estómago te sube a la garganta. Temes que cualquier golpe con una ola te mande al otro barrio", explica el agente del Cuerpo Nacional de Policía.

La comercialización de estas embarcaciones está prohibida en España y en Marruecos, pero las redes mafiosas las importan desde Holanda u otros países europeos. Después las trasladan por carretera hasta los garajes clandestinos de la costa española y marroquí.

La Operación Gabarra-Zodiac, desarrollada por la UDYCO de la Policía junto con la Guardia Civil en junio de 2006, permitió comprobar cómo una banda organizada transportaba las lanchas desde el Reino Unido y cómo posteriormente éstas eran botadas en aguas próximas a Perpiñán (Francia), desde donde surcaban unos 1.000 kilómetros a gran velocidad, hasta recalar en aguas de Marruecos.

El Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) cubre ya la costa andaluza (desde Ayamonte, en Huelva, hasta el cabo de Gata, en Almería). Desde el pasado noviembre, Alicante cuenta con una

unidad móvil del SIVE (una red de radares y otros medios técnicos implantada en el Estrecho en el verano del 2002 para frenar la llegada de pateras con inmigrantes irregulares). Esta unidad móvil es en realidad un camión dotado con un potente radar y cámaras de visión nocturna y diurna, capaz de detectar una embarcación de 10 metros de eslora hasta casi 50 kilómetros mar adentro.

El blindaje de las costas andaluzas y valencianas ha obligado a los narcos a realizar las descargas de mercancía en zonas menos vigiladas. Éste es el caso de Ibiza. "Suelen alquilar un chalé o una nave para varios meses. Cuando llegan las lanchas, trasladan rápidamente el hachís hasta esos almacenes. A continuación, cargan la droga en furgonetas y la pasan tranquilamente en el ferry que enlaza con Denia (Alicante). Ni siquiera se molestan en ocultar la droga en las furgonetas porque saben que no hay ningún control. Una vez en la Península, proceden a distribuir el chocolate", explica el policía.

El pasado abril, esta unidad policial detuvo a 11 personas y se incautó de 3.200 kilos de hachís en Ibiza en la Operación Onda. Los 105 fardos aún estaban húmedos. Acababan de ser descargados para su traslado a los almacenes clandestinos. Pero las lanchas ultrarrápidas ya volaban entonces hacia sus escondites y no pudieron ser interceptadas.

La Operación Onda permitió descubrir la forma de actuar de una organización de traficantes compuesta por diversas células, cada una de las cuales tenía un cometido preciso y tasado. Los policías comprobaron que nada más zarpar de Marruecos las lanchas, los miembros de la banda asentados en Ibiza comenzaban a desplegar todo un dispositivo de seguridad: traslado de los vehículos y los descargadores hasta el lugar de alijo; colocación de vigilantes en lugares estratégicos de las carreteras próximas al lugar de desembarco para avisar si detectaban patrullas de la Guardia Civil; utilización de sofisticados sistemas electrónicos de comunicación; y empleo de ropas oscuras para camuflarse mejor y no ser vistos por la policía. Todo un complejo engranaje criminal.

Algo similar sucede en aguas cercanas al delta del Ebro, en Tarragona. Los agentes del GRECO y de la UDYCO central han visto cómo las gomas descargan la droga tranquilamente y cómo otros -entre ellos vecinos de la comarca- la trasladan a los almacenes en tierra, mientras que otros compinches vigilan la única carretera de entrada a la zona y, mediante teléfonos móviles, dan la voz de alerta en caso de que aparezca alguna patrulla policial. La abundante vegetación, los cañaverales y los meandros facilitan esta práctica delictiva.

Pero los traficantes de hachís siguen desafiando los radares del SIVE y la ofensiva policial para intentar desembarcar la droga en puntos de la costa andaluza más próximos a Marruecos. Así, unos narcos fueron sorprendidos el pasado junio en plena faena por una fragata militar. Los marinos de la Victoria, que realizaban unos ejercicios de adiestramiento en el golfo de Cádiz, se incautaron de 600 kilos de hachís cerca de Chiclana de la Frontera.

Durante el presente año, el GRECO de la Costa del Sol ha realizado las siguientes operaciones contra las redes del hachís:

- Enero de 2007: Operación Point. Desarticulada en Málaga y Alicante una organización británica asentada en la Costa del Sol. Detenidas 11 personas y decomisados 1.800 kilos de hachís,tres armas y dos vehículos.

- Febrero de 2007. Operación Arca. Desmantelada una red afincada en la Costa del Sol y Murcia. Siete detenidos en Lorca (Murcia). Decomisados 1.050 kilos de hachís en una nave de un polígono de La Hoya (Murcia).

- Marzo de 2007. Operación Escriba. Decomisados 94 kilos de polen de hachís y detenidos cuatro británicos cuando preparaban el transporte de la mercancía a Reino Unido.

- Abril de 2007. Operación Onda. Detenidos en Ibiza 11 individuos y decomisados 3.200 kilos de hachís.

- Mayo de 2007. Operación Coleta. Interceptados 892 kilos de polen de hachís cuando iban a ser alijados en una playa de Málaga, interviniendo la embarcación que utiliza la organización para el transporte de la droga. Arrestados siete españoles, entre ellos el cabecilla que organizaba los envíos desde Marruecos.

- Mayo de 2007. Operación Frontera. Incautados en Málaga y Murcia 2.560 kilos de hachís e intervenida una lancha semirrígida provista de tres motores.

- Julio de 2007. Operación Astorga. Interceptados 3.030 kilos de hachís en la playa de Manilva (Málaga). Arrestados siete individuos de origen magrebí implicados en el transporte y recepción de la mercancía. Intervenidos una lancha y dos vehículos.

Y eso pese a que la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (ONUDC), en su informe de 2006, asegura que el cultivo de cannabis en Marruecos tiende a disminuir: se situó en 2005 en 72.500 hectáreas, cuando en 2004 había 120.500; y la producción de resina de hachís fue de 1.070 toneladas en 2005, cuando en 2004 había llegado a 2.760, y en 2003 a 3.000 toneladas.

La tripulación de una lancha equipada con cinco motores se prepara para zarpar a Marruecos desde un puerto próximo a Perpiñán (Francia).
La tripulación de una lancha equipada con cinco motores se prepara para zarpar a Marruecos desde un puerto próximo a Perpiñán (Francia).

Helicópteros y avionetas cargados de droga

Las lanchas rápidas son uno de los sistemas más habituales para el traslado del hachís desde Marruecos a España. Pero no el único. Los narcos también emplean helicópteros y avionetas capaces de burlar los radares y aterrizar en cualquier camino de tierra, lejos de la molesta mirada de la policía o la Guardia Civil.

Los policías del GRECO de la Costa del Sol recuerdan la avioneta Cessna T210-M Centurión que interceptaron a finales de noviembre de 2005 en el parque natural de Doñana, a 13 kilómetros de Villamanrique de la Condesa (Sevilla).

Al detectar la llegada de esta aeronave a España por la costa de Huelva, salieron a su encuentro dos helicópteros (uno del Servicio de Vigilancia Aduanera, con base en Algeciras, y otro de la Comisaría Provincial de Málaga). El despliegue de estos aparatos tenía por objeto cubrir los dos posibles destinos: el sur de Portugal o Huelva, y la zona de Córdoba y Sevilla.

La avioneta penetró en territorio español por Matalascañas (Huelva), y tomó tierra en el parque de Doñana. Llevaba 480 kilos de polen de hachís.

En junio de 2006, los mismos agentes interceptaron, en el curso de la Operación Cóndor, una avioneta que transportaba 192 kilos de chocolate desde Marruecos. El aparato fue obligado a aterrizar en Mairena del Alcor (Sevilla).

Hace varios años, la policía antimafia de Málaga desarticuló una red que empleaba un helicóptero Allouette importado de Francia. Dada la versatilidad del aparato, lo difícil era precisar dónde aterrizaría. Lo hizo en un punto en el límite de las provincias de Málaga y Sevilla. Junto a los patines llevaba una especie de alforjas que ocultaban 435 kilos de hachís.

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