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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¡Vaya 'roaming'!

La Unión Europea parece finalmente decidida a poner orden en la anarquía de tarifas de telefonía móvil, y en particular en las llamadas con celulares desde el extranjero, conocidas como roaming en su acepción inglesa. Los ministros de Telecomunicaciones de la UE han logrado un principio de acuerdo para reducir las tarifas hasta un 70%. El pacto, que ha suscitado la reacción negativa de las operadoras, tiene todavía que pasar por el Consejo Europeo, pero todo hace pensar que los líderes de los Veintisiete lo ratifiquen en la cumbre de junio y que la medida entre en vigor en julio. La propuesta fija un precio máximo de 49 céntimos por minuto si la llamada se efectúa desde un país comunitario distinto del de origen, y de 24 céntimos cuando se reciba la llamada. Gradualmente continuará bajando en 2008 y 2009. Sin duda, es una buena noticia para los usuarios.

Ya era hora de que la UE atendiera las quejas de los ciudadanos que deben sufrir tarifas exageradas solamente por realizarlas en un país europeo distinto del país donde se suscribió el contrato de móvil. La batalla la había emprendido hace ya un año la Comisión Europea -que pretendía un descenso mayor-, pero las reticencias de los gobiernos eran tantas, debido a las presiones empresariales, que todo presagiaba que quedara en agua de borrajas. "El precio de las llamadas desde el extranjero está fuera de la realidad", declaraba el pasado marzo en una entrevista a EL PAÍS la comisaria europea de la Sociedad de la Información, Viviane Reding. Más que fuera de la realidad, resultaban -y resultan- un abuso y un malísimo ejemplo de lo que no debe ser la Europa de los consumidores. En el caso de la telefonía móvil parece como si el mercado sin fronteras no existiera.

Las compañías del sur de Europa, especialmente las que operan en España, Italia y Francia, se han opuesto a iniciativas de este tipo por entender que la bajada de precios redundaría en una merma de los beneficios que reportan los turistas. Afirman que les supondría un descenso anual de ingresos de 2.800 millones de euros y advierten de que podrían verse obligadas a subir las llamadas nacionales tal como hicieron en marzo, en el caso español, tras la eliminación del redondeo. Aunque tuvieran razón, resulta inadmisible que con el sistema de roaming obtengan beneficios del 400%. Está bien que quieran acrecentar sus ganancias, pero también que la UE ponga orden en el mercado y armonice las tarifas.

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