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8.000 médicos españoles han sufrido agresiones de sus pacientes

El 60% de estos profesionales asegura haber recibido insultos o amenazas en las consultas

Resignados durante años al tópico de los gajes del oficio, los médicos han prestado poca atención a las agresiones que sufrían por parte de sus pacientes. Ahora ya no es así y tanto las consejerías de Sanidad como los colegios de médicos han empezado a medir con datos este nuevo fenómeno. Según los sindicatos médicos, unos 8.000 facultativos (el 4% del total) han sufrido alguna vez agresiones físicas y un 60% de los 200.000 médicos que hay en España ha recibido amenazas. Los médicos alertan de que esta tendencia va en aumento y lo achacan a las malas condiciones en las que muchas veces ejercen.

Los jueces han decretado cinco órdenes de alejamiento en Madrid desde 2005

La constatación de que las agresiones a los médicos es un fenómeno relativamente nuevo está en la ausencia de datos nacionales sobre el tema. Algunas cifras sí dan cuenta de que se trata de un problema que aumenta con los años. Así lo ha constatado, por ejemplo, el colegio de médicos de Madrid. "En 2002 abrimos cuatro procesos judiciales por algún tipo de agresión. En 2006 se abrieron 60 y había otros ocho casos en los que los médicos, finalmente, no presentaron denuncia. En marzo de 2007 la cifra es ya de 25 expedientes abiertos", explica el abogado del colegio, Cristóbal Zarco. El letrado señala también que los jueces han decretado órdenes de alejamiento en cinco casos desde 2005.

Los estudios más rigurosos sobre el tema se circunscriben al ámbito de algunas comunidades autónomas pero sus resultados son demasiado dispares. Sí hay datos precisos del número de denuncias que, según los colegios de médicos fueron 3.500 en los últimos tres años. Con toda esa información, la Confederación Estatal de Sindicatos de Médicos (CESM) extrae una cifra global que asegura que el 4% de los médicos españoles (199.123, según las últimas cuentas del Instituto Nacional de Estadística, de 2005) ha sufrido agresiones físicas en alguna ocasión. La CESM, que próximamente publicará un informe para prevenir la violencia hacia los facultativos, señala además que hasta un 50% de los médicos ha recibido amenazas. De esos, un 4% padece al final problemas psíquicos.

Los principales causantes de los episodios violentos son los pacientes y sus familiares y los lugares de mayor riesgo son las salas de psiquiatría, las urgencias, los centros de atención primaria y las salas de espera. Beatriz Ogando, autora del informe que presentará la CESM, señala que los factores de riesgo parten en ocasiones de las deficiencias del sistema sanitario. "Hay muchos factores relacionados con la atención que se le da a los pacientes: la escasez de personal, la masificación en las salas de espera con familias alteradas en lugares que no siempre están bien diseñados ambientalmente, la ausencia de medidas de seguridad o a veces simplemente el hecho de trabajar en zonas socialmente conflictivas", explica. Y la mecha se prende cuando los pacientes reciben del médico una respuesta que no quieren oír, en ocasiones la negativa a certificar una baja, a prescribir un medicamento, o el desacuerdo con el médico de urgencias por considerar que el problema de un enfermo es menos prioritario que otro.

Los casos de agresión son dispares y van desde el homicidio a la amenaza. Un ginecólogo disparado en un aparcamiento, un psiquiatra asesinado por el padre de un paciente, un médico de la UVI con el pómulo roto tras comunicar a una familia la muerte de su hijo... "Es importante señalar que la amenaza no puede aceptarse, aunque sea menos grave que una agresión física", asegura Magda Martínez, del Colegio de Médicos de Barcelona. "La amenaza puede conseguir que el médico ceda ante el paciente y eso es algo que no podemos permitir porque entonces estaremos llevando a cabo una mala praxis de la medicina", concluye.

La situación ha hecho que algunos profesionales judiciales, como el ex fiscal jefe de Cataluña, José María Mena, hayan pedido que los ataques a médicos se consideren delito de atentado contra funcionario en lugar de una simple falta. Sin embargo, según el Colegio de Médicos de Barcelona, esa petición no ha cuajado y ni los jueces ni los fiscales consideran tan graves algunas de las agresiones. De todas formas, la decisión de un juez del municipio de Arcos de la Frontera, en Cádiz, espoleó ayer las reivindicaciones del sector. En principio, se trataba de un juicio rápido por un presunto delito de faltas en el caso de un joven que propinó dos puñetazos a un enfermero. El juez, sin embargo, decidió suspender la vista para que el joven sea juzgado por un delito de agresión a un funcionario.

Las enfermeras, las más castigadas

De los profesionales de la sanidad, los médicos son uno de los colectivos que más sufre las agresiones de los pacientes. Pero los enfermeros, en su mayoría enfermeras, son de lejos las más expuestas a la violencia. Un estudio de la Universidad de Zaragoza del año 2004 basado en una encuentra al personal sanitario de varios hospitales de Aragón y Castilla-La Mancha aseguraba que el 47% de los agredidos eran enfermeros. El 33% eran médicos y el resto, celadores, directivos y personal de administración.La razón es obvia: las enfermeras son las primeras en tratar con el paciente y la primeras también en sufrir la desesperación que se da a veces en las salas de espera. "Las agresiones están de moda", señala María José García, secretaria de comunicación del sindicato de enfermería (SATSE), "y nosotras somos las primeras con las que se encuentra el paciente. Cuando están ingresados no hay agresiones. Si nos conocen, entonces no nos pasa nada", comenta.Entre 2004 y 2005 el SATSE encargó un estudio a partir de encuestas entre a diferentes profesionales del sector. El estudio concluyó que ocho de cada diez enfermeras habían sido agredidas física o verbalmente, lo que supone que alrededor de 157.000 enfermeras de las 180.150 que existen en activo han sufrido agresiones (casi 102.000 en Atención Especializada y alrededor de 55.000 en Primaria).El altísimo porcentaje llevó al Sindicato a realizar otra encuesta en la que se recogió que un 2,81% de estas agresiones son físicas y que más de un 62% de personal había sido agredido verbalmente.María José García apunta que las deficiencias del sistema son un caldo de cultivo que permite crecer la violencia. "Se ha empezado a hacer algo. Hay planes en muchas comunidades autónomas que incluyen mecanismos de vigilancia, personal de seguridad y botones antipánico para dar la alerta en cualquier situación complicada. Lo positivo es que la administración sabe ya que es un problema que tiene encima de la mesa", concluye.

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