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Reportaje:

Sonetos a la sombra de los tilos

La clásica composición de 14 versos abre para la ciudad un nuevo rincón de la mano del festival Barcelona Poesía

Entra mayo y sale abril. Se abrirá el mes con mítines poéticos y se cierra con recitales electorales. Barcelona Poesia ha conquistado este año un nuevo escenario en el centro de la ciudad. Ayer los sonetómanos -amantes del soneto- pudieron leer sus versos en el jardín del barcelonés hotel Petit Palace Ópera Garden (Boqueria, 10). Se trata probablemente del espacio público menos conocido del centro de Barcelona. De titularidad municipal y mantenido por Parques y Jardines, está abierto a cualquier ciudadano que quiera refrescarse bajo la sombra de sus tilos y sus robles.

Ayer el actor Jaume Comas y el crítico Sam Abrams leyeron en ese espacio sonetos de Guido Cavalcanti y Dante, en versiones de Miquel Desclot, y de Shakespeare, en traducción de Gerard Vergés. El recital despertó la curiosidad de un público inesperado, los turistas hospedados en el hotel, que escucharon con atención desde sus ventanas los versos de Shakespeare recitados en inglés por Sam Abrams, quien tuvo que proyectar la voz con aplomo ante los gruños extemporáneos de algún huésped. La actriz Imma Colomer, auténtica instigadora del acto, leyó con una dicción diáfana sonetos de Joan Alcover, Palau i Fabra, Carles Riba, Rosselló-Pòrcel y Vicent Andrés Estellés.

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Quien improvisa no es traidor

El acto, concebido para que los sonetómanos salieran del armario, estaba abierto a la participación de espontáneos. Vivimos en la era de la poesía oral, de la performance y del spoken word, pero también de la verborrea y de la desmesura. Se agradece que, por una vez, alguien se preocupe por el soneto. La auténtica intriga consistía en saber si queda alguien que hoy en día todavía escriba poemas de 14 versos como Petrarca.

La composición del público hacía presagiar que la sonetomanía es cosa de gente mayor. Y así fue, previsible, pero también sorprendente. Apareció Lluís Gassó i Carbonell, poeta vivo y descatalogado, que obtuvo el Premi Ciutat de Barcelona y la Englantina d'Or hace 30 años con Ciutat Oberta, un libro compuesto íntegramente de sonetos. Lluís Gassó ha vivido 91 años sin hacer ruido, pero ayer se hizo oír con el fervor del que sabe que regresa de un tiempo muy lejano. También aprovechó su oportunidad Rosa Queralt, poeta publicada, que leyó un soneto titulado Com un esclat: "He estado callada muchos, muchos años".

Se leyeron también sonetos de Marià Villangómez, Jorge Luis Borges, Rosa Leveroni, también un poeta que Armand Obiols presumiblemente dedicó a Mercè Rodoreda. Fueron saliendo más espontáneos al escenario. Pero el sonetómano no se concede a sí mismo demasiado margen para la improvisación. Algunos leyeron un soneto, otros incluso dos. El micro crea adicción.

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