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Los centros de investigación piden estabilidad para seguir trabajando

Los directores exigen que los vaivenes políticos no afecten a la ciencia

La crisis institucional surgida esta semana con la dimisión de los directores generales de Investigación y de Universidades, dependientes del Departamento de Universidades, Innovación y Empresa, tuvo anteanoche un nuevo episodio. Una docena de directores de centros de investigación catalanes se reunieron para debatir las consecuencias de la crisis y, según Joan Guinovart, uno de sus promotores, "plantear soluciones en positivo".

Entre las cuestiones planteadas destacaron la necesidad de "dotar de estabilidad y continuidad" al sistema catalán de ciencia y tecnología, y definir "mecanismos de relación" con el Gobierno que faciliten la ejecución de presupuestos con independencia de las disputas políticas.

Guinovart, director del Institut de Recerca Biomèdica (IRB), entiende que los centros de investigación "constituyen la base de la nueva economía" y que, en consecuencia, "sería un error" limitar su crecimiento o congelar su potencial en un momento en el que han logrado transmitir "un mensaje de competitividad internacional".

Asegura Guinovart que "del buen funcionamiento de nuestros centros depende que se genere conocimiento, que el conocimiento se transforme en patentes y que haya empresas de base tecnológica que impulsen la economía".

Entre los asistentes a la reunión figuraban los directores de centros como el Instituto Catalán de Nanotecnología, el Instituto Catalán de Química o el Instituto de Bioingeniería. Uno de los acuerdos fue el de constituir una "mesa de debate para la investigación" abierta a todos los centros para compartir "ideas y experiencias" y plantear "soluciones de continuidad" al problema actual.

Del mismo modo, la mesa reclamó "estabilidad" en los presupuestos destinados a la investigación y planteó la posibilidad de establecer algún tipo de organismo o institución independiente que, bajo control parlamentario o del propio Gobierno de la Generalitat, se haga cargo de la política científica. Este organismo podría tomar forma de agencia o incluso mantenerse en las mismas estructuras actuales, pero dotado de mecanismos que le blinden de los vaivenes políticos.

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Diversas fuentes consultadas recuerdan que ya existen instrumentos con entidad jurídica, pero cuya función no se está ejecutando de acuerdo a las necesidades de la comunidad científica. Entre ellos, la Asociación Catalana de Entidades de Investigación, que agrupa a todos los centros de investigación bajo tutela de la Generalitat, cuyas funciones están congeladas desde prácticamente su constitución, o la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación, ahora relegada a papeles menores.

Mensajes de continuidad

Andreu Mas Colell, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra y ex consejero de Universidades e Investigación, explicó a EL PAIS que el problema "no es de instrumentos ni de coyuntura política". En su opinión, "en momentos de expansión presupuestaria para la investigación, el desarrollo y la innovación no tiene sentido que los mensajes que se manda a los centros provoquen inestabilidad". Mas Colell, que no estuvo en la cena pero que mantiene una notable influencia en el sistema catalán de investigación, sostiene que los mensajes deberían ser de continuidad y estabilidad. "Hay que decir, y hay que demostrar, que los padres

[por el Gobierno catalán] quieren a sus hijos [los centros de investigación] y que no los van a abandonar", dice gráficamente Mas Colell. "No tiene sentido que la financiación futura de estos centros esté en cuestión".

Josep Tarragó, director del IRTA, y que también estuvo ausente de la cena, entiende que sería óptimo encontrar un equilibrio entre la ciencia básica y la aplicada, "un término que tiende ya a desaparecer en los modelos de organización científica moderna", de modo que el conjunto de centros pudiera estar preparado para resolver preguntas concretas.

Ninguna de las fuentes consultadas cuestiona la necesidad de fomentar la investigación empresarial. Lo que sí se cuestiona ampliamente es que los fondos se desvíen de la pata de la I+D a la innovación. La conclusión general es que, en caso de optar por esa opción, el sistema quedaría cojo y, en un futuro cercano, incluso imposibilitado. El sistema precisa de las dos patas para avanzar correctamente, aseguran los investigadores.

En línea con las demandas de la mesa, que se ampliará a todos los directores de centros catalanes, se están produciendo movimientos para que las direcciones generales de Universidades y de Investigación pasen a depender de una de las actuales vicepresidencias, presumiblemente bajo la órbita de Esquerra Republicana, partido al que pertenece el consejero Josep Huguet. Por el momento, no se cuestiona la continuidad de la actual comisionada, Blanca Palmada, aunque sí que se insiste en la necesidad de encontrar una figura respetada por la comunidad científica para que "las aguas vuelvan a su cauce".

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