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Reportaje:

Los 60 años de un músico de purpurina

Elton John celebró el domingo su cumpleaños con un concierto multitudinario, que se prolongó durante tres horas y media, en el Madison Square Garden

Entre el hombre que hay sobre el escenario en simbiosis absoluta con un elegante piano de cola y la niña que saca fotos con su teléfono móvil apuntando justo en dirección opuesta, probablemente haya una distancia de cinco décadas. Él se llama Elton John y cumple 60 años -todo un logro dado su extenuante pasado de drogas, bulimia y alcoholismo-.

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La niña quizás intuya lo que eso significa: su madre ha pagado 520 dólares para acudir hoy con ella al Madison Square Garden de Nueva York, quimera estadounidense para cualquier estrella del pop-rock, donde el artista ha actuado 60 veces -más que ningún otro músico-.Pero esta niña nunca bailó en discotecas setenteras al ritmo de Philadelphia freedom. Quizá por eso esté mucho más interesada en conseguir una foto de otro hombre; el ex presidente Bill Clinton, presentador del concierto.

Sus canas no desentonan con el grueso de las 20.000 cabelleras que pueblan el estadio. Pero la energía de este público, en retroalimentación con la que se dispara desde el escenario, es un tsunami de buen rollo. En realidad, aquí los que menos bailan son los escasos jóvenes que han venido a ver a este sir británico que se inventó su propia forma de hacer pop-rock en los setenta erizando corazones con las teclas de un piano y las letras de Bernie Taupin, su colaborador durante 40 años que se ha subido al escenario para invitar al público a cantarle Cumpleaños feliz.

Sólo música

El músico excesivo y de purpurina, icono gay, casado con un hombre después de haberse divorciado de una mujer, ha aparcado su personalidad acaparadora, su debilidad por los barroquismos y vestido de forma sobria, pese a sus plataformas doradas, sin apenas despegarse de su piano y su micrófono, aspira a que la noche sea sólo música. Su fiesta la había tenido ya la víspera en la catedral St. John The Divine.

Tres horas y media de Elton John, acompañado por un coro de niños cantores de Brooklyn, interpretando 30 anatemas generacionales, vídeos cargados de colores pop junto a una decena de baladas salpicando el repertorio podrían hacer pensar lo peor. Pero no es casualidad que Elton John haya vendido 250 millones de discos. Esta noche le ha arrancado a su piano los gemidos dolorosos de Empty garden por su amigo John Lennon -tocaron juntos en el mismo estadio en 1974 en la última actuación del beatle antes de ser asesinado-. Ha disparado los acordes tumultuosos y su voz aún poderosa en sus clásicos I am a rocket man o I am still standing. Le acompañan algunos de sus músicos de siempre, su primer batería Nigel Olsson y uno de sus primeros guitarristas, Davey Johnstone, entre otros. Juntos construyen una noche en la que su voz y su piano le entregan al público, en el epílogo de toda una vida: Your song (Vuestra canción).

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