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Reportaje:

Un zurcido de urgencia

Las denuncias de Aralar provocan la dimisión imprevista de Mariano Camio, impulsor del Museo Balenciaga de Getaria

Sólo han hecho falta dos denuncias públicas desde la oposición de Aralar, para que Berroeta Aldamar SL, la empresa pública encargada de la construcción del Museo Cristóbal Balenciaga en el centro de Getaria, aceptara la dimisión de su gerente y ex alcalde, Mariano Camio. La primera fue en febrero, cuando la parlamentaria de Aralar y concejal de Getaria, Aintzane Ezenarro, se quejó públicamente de las irregularidades en la gestión de una obra cuyo coste, financiado con dinero publico, se había multiplicado y alertaba sobre el peligro del convertir el proyecto en un "saco sin fondo". Berroeta Aldamar, participada por el Gobierno vasco, la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de Getaria, le respondió con dureza acusándole de "tendenciosa" y "electorialista".

Las irregularidades van desde la ampliación del museo a facturas por trabajos no realizados
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Un mes después, el pasado día 3, Aralar volvió a la carga. Pero esta vez ofreció datos concretos de irregularidades en la contratación y marcha de la obra, y el resultado ha sido demoledor. El jueves 8, la sociedad pública Berroeta Aldamar se reunía con carácter de urgencia y el martes 13 daba a conocer la dimisión de su gerente, Mariano Camio, al que sucederá en el cargo el actual director general de Cultura de la Diputación guipuzcoana, Imanol Agote. Por añadidura, la sociedad ha encargado un estudio económico-financiero que refleje la situación en que se encuentra y permita iniciar "con rigor" la nueva etapa.

La Diputación de Guipúzcoa y el Gobierno han reaccionado con rapidez, haciendo un zurcido de urgencia para evitar que el siete que les había aparecido -la "opacidad" de la fundación privada Cristóbal Balenciaga, que opera con dinero público sin el suficiente control institucional, era una de las críticas permanentes- se complique, especialmente en un delicado momento preelectoral.

Este rápido giro en la reacción de Berroeta Aldamar -en realidad, las instituciones- lo ratifica. No sólo por el hecho de que la Diputación guipuzcoana haya comprometido a su máximo responsable de Cultura en la futura marcha de un museo estratégico para Guipúzcoa y Getaria, sino por forzar la renuncia de su principal inspirador e impulsor, el ex alcalde de Getaria del PNV, Mariano Camio, al que su partido quería también recuperar para la alcaldía, algo ya descartado.

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El que fuera durante 12 años primer edil de esta localidad, muy valorado, dejó el cargo para emprender este ambicioso proyecto con clara vocación internacional, en torno a la figura de Balenciaga. El museo se encuentra en el Palacio Aldamar, la mansión de la marquesa de Casa Torre, la madre de la reina Fabiola de Bélgica, bajo cuya protección el modisto dio sus primeros pasos.

Camio fue el creador de la Fundación Balenciaga en 1998, destinada a poner en marcha el museo amparado por las instituciones ante las que tenía acceso y crédito político. El era la garantía para que la Fundación de la que era vicepresidente -el modisto Hubert de Givenchy es el presidente- recibiera subvenciones públicas sobre cuya utilización no había el suficiente control institucional en aras a una excesiva confianza. Pero su estilo personalista había despertado también fuertes recelos. Así como el hecho de que el arquitecto y director de la obra del Museo -cuyo presupuesto ha pasado de seis millones de euros iniciales a 18- fuera el cubano Julian Arguilagos, residente en Miami, cuya titulación no está homologada por el Colegio de Arquitectos Vasconavarro y con quien Camio mantiene una relación sentimental que no ha implicado incompatibilidad.

Desde que Aralar llegó en 2003 al consistorio de Getaria regido siempre por el PNV con mayoría absoluta, han sido constantes sus denuncias de falta de control sobre los fondos públicos que se aportaban a la Fundación Balenciaga para construir el museo. Así lograron en 2005, la constitución de Berroeta Aldamar, cuya función consistía precisamente en controlar la gestion de esos fondos. Sin embargo, fue nombrado gerente Mariano Camio, lo que garantizaba la continuidad de su gestión, aunque con más control. La permeabilidad de una empresa pública obligada a publicitar sus datos y balances es lo que ha aprovechado Aralar para combatir la falta de transparencia de la que tanto se quejaba. El grupo opositor integrado por tres ediles ha utilizado todos los recursos legales para extraer del ayuntamiento información y analizarla. El resultado ha sido la detección de sucesivas irregularidades que han ido denunciando. Desde la considerable ampliación del museo, hasta múltiples irregularidades, como pagos a facturas por trabajos no realizados y sin justificación.

"Nuestra denuncia no es personalista, ni partidista; en todo momento hemos reclamado responsabilidades a las instituciones por su mala gestión, no a los partidos. Hemos sido implacables en la denuncia de que ha habido falta de control de los fondos públicos, y no queremos que se haga 'borrón y cuenta nueva', sino que se depuren responsabilidades políticas y se devuelva el dinero", afirma Ezenarro.

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