_
_
_
_
Juicio por el mayor atentado en España

ETA "ha avisado en sus más de 100 atentados" contra Renfe "menos en dos"

El jefe de seguridad de Renfe, Manuel Rodríguez Simons, un veterano policía con años de servicio en los servicios antiterroristas, aseguró ayer que en ningún momento se recibió llamada alguna de aviso de los atentados del 11-M, en contraste con lo que suele ocurrir con ETA. "En los más de 100 atentados que ETA" ha perpetrado o intentado contra las infraestructuras ferroviarias, "ha avisado en todos menos en dos". En uno, porque la etarra que estaba preparando la bomba murió en Alicante mientras la manipulaba, y en el otro, el intento de atentado contra un Intercity Irun-Madrid, en diciembre de 2003. "Pero en éste la bomba llevaba asociado un sistema de megafonía que iba a servir para avisar", declaró, aunque no explicó que el dispositivo se había quedado sin pilas.

Más información
Los Tedax supieron que era dinamita al mediodía del 11-M pero no la marca comercial

Simons detalló que el día del atentado del 11-M estaba activo "un dispositivo de seguridad antiterrorista, general, no específico para este tipo de grupos" terroristas, es decir, de islamismo radical. Ese día, en efecto, estaba activado un plan antiterrorista en los medios de transporte españoles, ante la posibilidad de que ETA pretendiera un atentado en vísperas electorales. La sospecha era que intentara un nuevo ataque contra un tren, como el que resultó fallido en diciembre de 2003, el antecedente más cercano de este tipo de atentados al 11-M.

Tentativa desconocida

El aún hoy jefe de seguridad detalló dos incursiones a las vías del AVE. La primera fue detectada a la 1.40 del 31 de marzo, cuando un grupo de operarios vio en las vías hacia Sevilla "un grupo de un mínimo de cinco personas". Los trabajadores les dieron grandes voces y los intrusos escaparon. Al llegar al punto en el que se encontraban, en el kilómetro seis del trazado, vieron en el balastro, las piedras que sustentan la vía, un agujero de unos 50 centímetros vacío.

La segunda fue a las 10.00 del 2 de abril, a la altura de Mocejón, en el kilómetro 61 de vía. En ese momento, tras el 11-M, se había establecido una zona de seguridad que abarcaba 30 kilómetros de vías a partir de las estaciones principales de Madrid. "Yo fui allí y pude ver una bolsa semienterrada en el balastro, con un cable de no menos de 100 metros, con dos empalmes y la punta pelada. La Guardia Civil nos dijo que la bolsa llevaba explosivo", aclaró. A su juicio, el uso de un cable tan largo obedecía a que los terroristas no querían sufrir daños "ante una explosión que iba a ser violenta, contra un tren de este tipo en doble composición y a 300 kilómetros por hora", que sin duda hubiera descarrilado con gran violencia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_