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Reportaje:OSCAR 2007

La vía más corta a los Oscar

Los nominados Javier Fesser y Borja Cobeaga hablan de cine y de sus expectativas ante la gala

Maribel Marín Yarza

Hay algo que une casi más que una nominación a los Oscar: la adicción a la nicotina.

-¿Habrás traído tabaco, no?

Eso es lo primero que le pregunta Javier Fesser (Madrid, 1964), aspirante a los premios de la academia norteamericana por el cortometraje Binta y la gran idea, a Borja Cobeaga (San Sebastián, 1975), autor de Éramos pocos, cuando se encuentran en Madrid. Quedan pocos días para la gala de los Oscar. Y ellos que sobre el papel son rivales, se sientan como viejos amigos a conversar sobre sus expectativas y su pasión por el cine en formato breve.

-No, no puedo decir que me viera en Los Ángeles, pero sí que hemos estado detrás de este corto más que de cualquier otra película

Javier Fesser: "Para muchos el corto es un territorio de paso. Para mí, no"
Cobeaga: "El fracaso es la mejor lección: te permite arriesgar de manera brutal"

Binta... forma parte de En el mundo a cada rato, un proyecto de UNICEF en el que cinco cineastas denuncian otros tantos problemas de la infancia. A Fesser, autor de Mortadelo y Filemón y El milagro de P Tinto, le correspondía hablar de la difícil escolarización de las niñas en el tercer mundo, condenadas por sus padres al analfabetismo. Y decidió hacerlo desde Senegal, con un equipo mínimo, sin luces ni otros artificios.

-Cuando contábamos la película en las escuelas antes de hacerla, creo que nadie nos entendía. Pero siempre había un niño o una niña que te cogía la mano y te miraba. Y pensabas: me está diciendo que no la cague.

-Lo que me gusta de Binta.... es que está tocando un tema terrible, pero es muy optimista y vitalista, apunta Cobeaga.

-Es que eso es África. La imagen que recibimos es la de las moscas en los ojos y la tripa hinchada. Pero también está es forma maravillosa de vivir el presente...

La de Fesser es una película sobre niños y para niños, que hace llorar a los adultos. La de Cobeaga, ironiza el propio autor, es para jubilados.

-Y como los que votan en la Academia son viejas glorias de Hollywood les habrá gustado...

Borja se ríe cada vez que puede de sí mismo. Y del resto del mundo. Lo suyo es mostrar al hombre con todo su "patetismo". Lo hizo con éxito en Vaya Semanita, programa de ETB que logró que los vascos empezaran a sonreír con la que estaba cayendo. Ahora en Éramos pocos plantea una comedia sórdida y dramática, sobre un padre y un hijo que sacan a la abuela del asilo para que se encargue del hogar cuando la madre de familia les abandona..

-Quería comprobar, y en un largo hubiese sido imposible, si se podía hacer una comedia oscura.

Cobeaga y Fesser entran de lleno en el debate sobre el corto, para ellos, el espacio de la libertad.

-Sé que para muchos es un territorio de paso. Pero yo, con los trabajos con los que más me identifico son los cortos que he hecho para Notodofilmfest, son tan rápidos que no te da tiempo a pensar ni a sembrarte la duda.

-Es el terreno de la experimentación. Y además hay ideas que no son para noventa minutos. ¿Qué haces? ¿Dejarlas en el cajón? Me gusta ver que Sánchez-Arévalo y tu alternáis cortos y largos.

La carrera de Fesser comenzó el día que su hermano le regaló una superocho. Le enganchó tanto, que dejó Ingeniería Naval y se metió a Imagen y Sonido. Trabajó en rodajes como chico para todo; de eléctrico maquinista, de microfonista..., mientras hacía "cortos infumables". Así, hasta que montó una productora junto a otros tres socios, se metió en el terreno del vídeo industrial y la publicidad y en el año 92 creó Pendelton para hacer cine.

Cobeaga, por contra, es un director de vocación precoz. Por simple cuestión generacional, jugó con vídeos VHS compactos. Luego estudió Comunicación Audiovisual y sacó su lado más cínico en Vaya Semanita.

-Ahí aprendí que el fracaso es la mejor lección: te permite arriesgar de manera brutal.La tele me pone, tiene el encanto de la churrería.

La nominación ha pillado a Fesser y Cobeaga con sendos proyectos de largo entre manos. El madrileño es reacio a dar detalles. El donostiarra, que tenía prevista una comedia política sobre el conflicto vasco, desistió el día que el alto el fuego de ETA saltó por los aires -"no me siento capaz de hacer chistes de amenazados-". Cuando vuelva de Los Ángeles rodará un episodio de un western coletivo. Luego se meterá en una comedia menos arriesgada sobre el mundo de la gastronomía.

-Con el humor puedes denunciar situaciones dramáticas de forma más eficaz, tercia Fesser.

Los dos están ya en Hollywood, a punto de medirse y competir con los realizadores de otros tres cortos. Hay dos españoles de cinco. El año pasado además Álex Pastor ganó en Sundance, el anterior, Nacho Vigalondo, socio y ex compañero de piso de Cobeaga, estaba nominado al Oscar...

-Lo primero, siendo sincero, no me siento competidor de nadie, dice Fesser. Lo segundo, la nacionalidad de los cortos me parece anecdótica. Me pasa como en las Olimpiadas: quiero que gane el que más y mejor corra.

-Cuando estoy en España, lo veo como tú, Javier. Pero cuando voy fuera y veo el liderazgo español no puedo evitar que me invada el orgullo. Luego además soy muy reivindicativo. Mi corto está en el programa del Gobierno vasco Kimuak, del que han salido trabajos impresionantes.

Los dos transmiten ilusión. No les importa que sus nombres estén siempre a la sombra de Penélope Cruz. Ellos, dicen, no buscan la fama. El donostiarra persigue prestigio; el madrileño, la felicidad.

-La nominación ha sido la vuelta a la infancia. Yo, que no soy nada mitómano, veo a Spilberg y se me hace el culo pepsicola. Además me han empezado a llamar de productoras. Y mi situación es distinta a la tuya, que ya tienes una carrera, dice el donostiarra.

Fesser y Cobeaga ya están en Los Ángeles, como rivales y compañeros. Y seguramente, buscando un lugar en el que compartir el humo de un cigarro.

Javier Fesser y Borja Cobeaga, durante su encuentro en Madrid.
Javier Fesser y Borja Cobeaga, durante su encuentro en Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

LOS OTROS CANDIDATOS

Helmer and son, de Søren Pilmark and Kim Magnusson (Dinamarca). Drama sobre las relaciones entre un padre y un hijo

The saviour, Peter Templeman and Stuart Parkyn (Australia). El corto narra la historia de un mormón enamorado de una mujer casada

West bank story, de Ari Sandel (Estados Unidos). Comedia musical sobre la relación entre un israelí y una palestina

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