El pequeño gran comedor de Paquita
27 mujeres de Leganés que alimentan a diario a decenas de personas sin recursos obtienen la Medalla de Oro al Trabajo

"¿Qué hay de comer?". Cándida Horcajuela acude desde hace 15 días al comedor benéfico Paquita Gallego, en Leganés. Al entrar, lanza la pregunta. En la mesa, un plato de lentejas caseras, ensalada mixta, zumos, naranjas y peras. Mientras espera su turno para comer, Cándida cuenta que se ha quedado sin empleo y pide que alguien le ayude a comprar un billete sencillo del metrosur para que su marido pueda ir a trabajar.
El menú en este comedor, donde huele estupendamente, lo degustan decenas de personas diariamente entre las 11.00 y las 13.00. Llegan a acudir hasta 80 en los días de mayor afluencia. Siempre en turnos de siete u ocho comensales, dadas las pequeñas dimensiones del local. Apenas 50 metros cuadrados, insuficientes a la vista del trasiego de gente que viene y va. "Hoy ha venido mucha menos", asegura Dolores Rasero, Loli, máxima responsable del comedor Paquita Gallego.
"Cambiaríamos el premio por un local más grande", asegura Dolores Rasero
La explicación que ofrecen Loli, de 62 años, y su compañera Margarita Martín, de 63, para que sobre comida es que el día anterior, es decir, el lunes, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, visitó el centro. Lo hizo para entregarles la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. A ellas y a las otras 25 mujeres que se encargan, por turnos, de atender altruistamente el comedor. Pero el premio del ministro arrastró una comitiva de policías y de cámaras de televisión. Y con ese revuelo se produjo la espantada de muchos de los habituales en el comedor. "Tienen miedo. Muchos son extranjeros sin papeles que ayer se asustaron con tanto alboroto", explican. Así se entiende que una enorme cazuela de lentejas haya quedado por la mitad. "Las guardo para mañana", dice Margarita.
El comedor fue fundado en los años setenta por Paquita Gallego, fallecida en 1986. Surgió primero como una guardería para los hijos de padres alcohólicos. Así las madres podían ir a trabajar. Hoy es un lugar donde abunda la comida y también el cariño. Aunque a veces también aflora un poco de tensión. Una pequeña pelea dialéctica entre dos indigentes es zanjada de inmediato por Loli. "Muchos están enfermos", les disculpa. No le falta razón. Según explica ella misma, muchos de los niños que acudían a la antigua guardería hace 30 años terminaron sucumbiendo a las drogas.
Uno de aquellos chavales era Miguel. Hoy tiene 48 años y habla con dulzura, como la de un niño que pone cara de no haber roto nunca un plato. "Es muy buena persona", defiende Loli. Sin embargo, él asume honestamente su trayectoria vital en un abrir y cerrar de ojos: "He estado veintitantos años en la cárcel, siempre por robos en joyerías, panaderías...". Aunque conversa pausadamente, no tiene mucho tiempo para hablar. Tiene que ir a un centro de Leganés donde le proporcionan metadona.
"Hace tiempo que dejé la droga", cuenta. Su adicción fue la que siempre motivó sus robos, además de causarle el contagio del VIH. Sus ingresos, por renta mínima, apenas son de "unos 320 euros", así que reconoce que "sin la ayuda de estas mujeres que nos dan de comer no podríamos sobrevivir". Antes de marcharse, una petición: "Necesitamos un albergue donde dormir". Algunos de sus compañeros de mesa asienten. Miguel pernocta en la calle, después de que la casa en la que vivía en Leganés ardiera por los cuatro costados.
Las mujeres de este comedor de Leganés también tienen una petición. Un local mucho más grande, donde dar de comer a más personas y puedan ofrecerles incluso una ducha caliente. Así se lo dijeron a Caldera. Y, él respondió que la intención del ministerio y del Ayuntamiento de Leganés es complacer su necesidad. "Lo necesitan", reconoció el lunes en el propio comedor el titular de Trabajo y Asuntos Sociales. Las mujeres lo tienen claro. "Cambiamos la medalla por un lugar mejor", aseguran.
Mantener el comedor cuesta dinero. A pesar de que la Cruz Roja, el Banco de Alimentos y el Ayuntamiento de Leganés colaboran con el comedor, muchas veces estas 27 mujeres se rascan el bolsillo. "Si traes 10 euros, no te duran", explica Margarita. El dinero, cuenta Loli, "lo sacamos de vender, de pedir, de organizar pequeños festivales en Leganés".
Loli, una mujer muy religiosa, insiste: "Esto sale adelante por la providencia de Dios; ya se lo dije al ministro: no necesitamos comida, necesitamos un local más grande".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
- Marginados
- VIII Legislatura España
- Leganés
- Marginación
- Condecoraciones
- Títulos nobiliarios
- ONG
- PSOE
- Legislaturas políticas
- Provincia Madrid
- Servicios sociales
- Premios
- Política social
- Ministerios
- Madrid
- Solidaridad
- Grupos sociales
- Partidos políticos
- Comunidad de Madrid
- Gobierno
- Mujeres
- Gente
- Administración Estado
- Eventos
- Ministerio de Trabajo y Economía Social
Últimas noticias
Kylian Mbappé no puede librar ni contra el Talavera: “Ha sido decisivo, por eso lo dejamos en el campo”
El Baskonia sigue fuerte en el Buesa y suma una victoria de prestigio ante AS Monaco
Muere Hans van Manen, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea, a los 93 años
Petro reconoce por primera vez que Maduro es un “dictador”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”




























































