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La Guardia Urbana multa a un vehículo al día por exceso de ruido

La multa es el último recurso. Éste es el lema con el que trabaja la Guardia Urbana de Barcelona en el control de exceso de ruido por parte de coches y motos. Cuando se detecta una infracción, se identifica al conductor y se le conmina a reparar el desperfecto en un plazo máximo de 15 días. Sólo si no lo hace se procede a multarle, en caso contrario, el hecho sólo contabiliza como advertencia. En 2005 se impusieron en Barcelona 385 multas definitivas, más de una por día. Este año, hasta octubre, se llevaban la misma cantidad; en cambio, las denuncias preventivas han bajado.

El Ayuntamiento desea poner cerco a una forma específica de incivismo que consiste en ir haciendo ruido innecesario. La forma más espectacular de este comportamiento es la conducción de coches y motos que no respetan la emisión máxima de decibelios. Para combatir esta plaga, el municipio dispone de diversos equipos de sonómetros con los que detectar primero las infracciones y comprobar, más tarde, que el vehículo realmente excede los máximo permisibles.

Los agentes se mueven por Barcelona con 46 sonómetros móviles y hay otros 10 de precisión mucho mayor situados uno en cada distrito. "Con los primeros se detecta la infracción, entonces se lleva el vehículo hasta el distrito y se comprueba con los segundos, que son mucho más precisos. Si superan los decibelios permitidos se procede a comprobar si se debe a algún tipo de avería o a una modificación del vehículo", explica el portavoz de la Guardia Urbana. Si se trata de una avería se anotan todos los datos y se dan 15 días al conductor para que repare el vehículo, aunque se denuncia al conductor, pero "la denuncia es condicional", si al cabo de 15 días el conductor no demuestra haber hecho las modificaciones oportunas y no supera la prueba, la denuncia pasa a ser definitiva y se inician los trámites para la sanción y el cobro de la misma.

Si se aprecia alguna modificación para aumentar el ruido se multa directamente al conductor y, según los casos, se inmoviliza el vehículo, que puede quedar en un depósito municipal hasta que vaya a buscarlo un mecánico para repararlo o transportarlo directamente a un taller. Estas personas también deben acreditar en 15 días que han eliminado los cambios efectuados en el vehículo para aumentar el ruido. Este problema afecta muy especialmente a las motos.

Los 10 sonómetros que están en los distritos son la aportación del área contra el ruido, que coordina la concejal de ICV Imma Mayol, a la lucha contra este tipo de comportamientos. El resultado de las actuaciones ordinarias y de las campañas extraordinarias es muy variable. El pasado año, la Guardia Urbana de Barcelona denunció a 9.384 conductores por exceso de ruido, pero sólo 385 se convirtieron en multas. En lo que va de enero a octubre de este año, las denuncias han sido 6.633 y el número de multas definitivas fue de 385. Es decir, el número de multas tiende al alza, mientras que las denuncias se reducen.

La idea es clara: prevenir antes que sancionar, explica el portavoz de la Guardia Urbana. "La mayoría de la gente no pretende hacer ruido. Si se percibe que se ha manipulado el tubo de escape o algo así, entonces se sanciona directamente", dice; en caso contrario se aplica la duda razonable y el proverbio legal que recomienda que en caso de duda se sentencie a favor del acusado. Con esta medida se confía en convencer a la población de que la actitud de los agentes es "preventiva" y no "recaudatoria".

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