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La desaparición de un dictador

La última palabra fue para su mujer

Los médicos del Hospital Militar de Santiago lucharon durante 45 minutos para tratar de recuperar al ex dictador Augusto Pinochet de la abrupta descompensación cardiaca aguda que el domingo le provocó la muerte a los 91 años. La disfunción sorprendió a sus parientes y los doctores, que por la favorable y rápida evolución del paciente tenían previsto darle el alta hoy, martes, diez días después del infarto y del edema pulmonar que sufrió en la madrugada del 3 de diciembre.

Pinochet estaba animoso aunque aburrido en su habitación del Hospital Militar, a la que había sido trasladado el jueves. Se sentaba en un sillón contiguo a la cama y ya estaba realizando ejercicios de recuperación. Después de recibir varias visitas y conversar con ellas, Pinochet pidió que compraran flores para su esposa, Lucía Hiriart, que el domingo cumplió 84 años. "Había una atmósfera de optimismo (...) Nadie se esperaba esto", afirmó uno de los médicos. El parte del hospital emitido en la mañana del domingo recogía este optimismo: "El paciente ha evolucionado estable y su recuperación sigue siendo favorable".

El primer síntoma de que algo iba mal fue la respiración entrecortada de Pinochet. Fue trasladado de inmediato a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Militar, donde le aplicaron todas las medidas posibles para resucitarlo, incluyendo fármacos y un masaje cardiaco. Ninguno de estos procedimientos de emergencia obtuvo resultados.

La agitación llegó hasta los patios de este recinto médico destinado al personal del Ejército de Tierra. Los enfermeros del hospital que estaban descansando en su hora de almuerzo fueron llamados con premura. Del hospital avisaron al alto mando del Ejército, a un capellán y a los hijos del ex dictador.

A pesar de que las arterias que habían provocado el infarto permitían el flujo sanguíneo, el organismo de Pinochet no resistía. Los cardiólogos sostienen que la causa del fallecimiento pudo ser una arritmia, algo habitual después de un infarto de miocardio o una ruptura del ventrículo izquierdo, que llena de sangre el pericardio e impide latir al corazón.

Tras media hora de esfuerzos, los médicos advirtieron que no podían hacer más por un paciente de 91 años y descartaron una operación a corazón abierto que nada hubiera cambiado.

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En ese momento, los médicos dejaron entrar en la sala de la UCI a la esposa de Pinochet y a los hijos que tuvieron tiempo de llegar. Lo último que musitó Pinochet antes de morir rodeado de los suyos que le habían tomado de la mano fue "Lucy", como llamaba en la intimidad a quien fue su esposa durante 63 años.

A las 14.15 del domingo (18.15, hora peninsular española), los médicos lo declararon muerto. Un cuarto de hora después, el hospital comunicaba a la prensa el fallecimiento del paciente.

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