_
_
_
_
_
Reportaje:

Años tras el pisito

Las personas con más tiempo de espera en la lista de Etxebide ponen a prueba su paciencia en los sorteos

"Es injusto. No sé por qué me han metido a mí en el cupo de familia monoparental y no en el de menores de 35 años, que tienen más oportunidades de conseguir vivienda", protestaba Inmaculada, de 23 años y con una hija de siete, el pasado 15 de noviembre en el pabellón de La Casilla de Bilbao. Era la primera vez que participaba en un sorteo de vivienda protegida. Estrenarse en lo de las rifas le hizo reírse cuando perdió su oportunidad. Otros ya han perdido el sentido del humor.

Más de 11.000 personas llevan más de cuatro años apuntadas en el registro de demandantes de viviendas de protección oficial del Gobierno vasco, Etxebide. Según datos del Departamento de Vivienda, a principios de agosto había 76.193 personas. De ellas, un 15% están inscritas en el cupo especial para quienes han superado la barrera de los cuatro años sin conseguir piso. Los otros cupos especiales son las familias monoparentales, las familias numerosas, las personas discapacitadas y los menores de 35 años. Para hacerse una idea de las posibilidades de cada grupo, en el sorteo del día 15 en Bilbao, se disponía de 18 viviendas para discapacitados y había 63 aspirantes; 203 pisos para menores de 35 años y 21.517 demandantes, y 35 pisos para quienes llevan más de cuatro años esperando y 2.655 peticionarios.

"Quiero tener mi casa. Aunque sea de alquiler, pero que sea para toda la vida", dice Begoña
"Ahora vivimos con nuestros cinco hijos en un piso de 50 metros", se queja Concha

Conchi, de 34 años y con cinco hijos, lleva seis años apuntada a Etxebide. Ahora vive en Otxarkoaga, en un piso de menos de 50 metros cuadrados, "Muy pequeño para tanta familia", dice. Su marido es pensionista y no les es posible "ni soñando" comprar una vivienda en el mercado libre. "La economía no llega", sentencia. Aunque sabe que es difícil salir agraciada en el sorteo, afirma que conoce "a gente que le ha tocado". Si ese día le sucediera a ella, "lo celebraría bien".

Sin embargo, Conchi deberá posponer la celebración para otro momento, quizá el año que viene. Afirma que una motivación muy fuerte es "salir del barrio" donde vive. "Otxarkoaga es muy conflictivo y mi hijo de seis años tiene miedo de bajar a la calle", asegura.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Ella ha acudido al sorteo acompañada de otras dos amigas que se aferran a su petición de VPO. Aurora, con 41 años y tres hijos, también es vecina suya en Otxarkoaga. "Vivimos como sardinas en lata. Imagina, con un hijo de 12 años, otro de siete y otro de 15 meses, y todos en 50 metros cuadrados. Si en este sorteo no sale nada, vendré al siguiente, qué le vamos a hacer", se resigna.

Otra amiga, Begoña, está más contenta con el barrio donde vive actualmente, Uribarri, en un piso de alquiler que le ha proporcionado el programa Bizigune. Según esta iniciativa, una persona propietaria de una vivienda vacía la pone a disposición de Visesa (sociedad pública del Gobierno vasco) a cambio de una renta mensual de mercado, que pagan entre el inquilino y el Ejecutivo. "Pero sólo puedo beneficiarme de esto cinco años, y a los cinco años te mandan a la calle, con tu familia y tus bártulos", afirma Begoña, que dice llevar "siete años" apuntada a Etxebide. "Quiero tener mi propia casa. Aunque sea de alquiler, pero que sea para toda la vida", reivindica. Su marido procede de Guinea Bissau y trabaja de albañil. Al sorteo ha acudido con su bebé de siete meses. Tiene otro hijo de cinco años.

"Si oyera el nombre de mi hija, me iría corriendo a por una botella de champán", afirma otra Begoña, ésta de Santutxu, que porta el papel de su hija Esther, que lleva desde 2003 esperando la suerte. "Tengo las mínimas esperanzas de que le toque pero, si así fuera, estoy segura de que se decidiría a casarse", indica la madre. Su hija y su novio sólo cuentan con el sueldo de él, ya que la chica está haciendo prácticas aún. "Con un sueldo es imposible pensar en comprar un piso en el mercado libre", señala Begoña, pero asegura que a ella le parece aún más complicado "lo del trabajo". Y quizá prefiera que su hija tenga más suerte en lograr un empleo pese a que lo del piso tenga que esperar un poco más.

Dos amigas de 27 años, Vanessa y María José, llevan cinco años apuntadas a Etxebide. "Como estamos empadronadas en Bilbao, sólo entramos en los sorteos de Bilbao, aunque no nos importaría conseguir una vivienda en algún pueblo de alrededor", declaran. Ninguna de las dos dice al comienzo del sorteo tener esperanzas de ser agraciadas. Tendrán que seguir ejercitando su paciencia. Por ahora, tendrán que conformarse con seguir viviendo cada una con sus padres.

El sorteo de Bilbao, como sucede en otros, no estuvo exento de polémica. Miembros de la Plataforma por una Vivienda Digna irrumpieron en la sala y lanzaron gritos en contra del sistema de sorteos y contra el consejero de Vivienda, Javier Madrazo, allí presente. La Plataforma critica que "la Administración convierta un derecho fundamental, como es el acceso a una vivienda digna, en una lotería en la que tan sólo dos de cien personas resultan agraciadas". Y piden, en consecuencia, "la construcción" de más VPO.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_