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Los partidos y el mundo educativo se colocan ante el inminente debate

Quien más y quien menos, la mayoría de las partes implicadas han empezado a lanzar sus propuestas sobre cómo debería ser la reforma. El PSE, por ejemplo, propone un sistema modelo mixto donde euskera y castellano tengan una presencia flexible según una serie de circunstancias y, sobre todo, de la autonomía de los centros. Es decir, que los colegios deberán instaurar su modelo teniendo en cuenta la realidad sociolingüística que les rodea, sus proyectos curriculares, la voluntad de las familias y la lengua materna de los niños.

El Consejo Escolar también tiene su idea. "La alternativa al sistema de modelos que socialmente tiene mayor pronunciamiento es su propia desaparición. Debería ser sustituido por un proyecto lingüístico propio de cada centro, que, conociendo las condiciones sociológicas y los recursos lingüísticos del alumnado, defina las prioridades para la adquisición de los objetivos contemplados". Este sistema tendría que respetar siempre los objetivos establecidos por la administración educativa como mínimos para cada una de las tres lenguas en las etapas y ciclos correspondientes.

Comisiones Obreras, sindicato mayoritario entre los docentes de la red pública, pide que el futuro modelo tenga en cuenta la lengua materna de los alumnos y el entorno social donde se ubica cada centro. Mientras, ELA advierte de que el sistema que se apruebe tiene que garantizar que todos los alumnos terminan la etapa obligatoria con un conocimiento real del euskera.

Dispar euskaldunización

Otra de las circunstancias que no ha permitido hasta ahora abordar con decisión la reforma era la dispar euskaldunización del profesorado, una condición imprescindible para afrontar en condiciones el debate. En 1980, sólo el 6% de los profesores de la red pública del País Vasco sabían euskera. En la actualidad, el 80% de los docentes de esta red y el 65% de la privada concertada es capaz de dar clases de cualquier materia en euskera. En 24 años, la transformación es palpable. El Gobierno vasco puso en marcha en el curso 1981-1982 el programa Irale, destinado a la euskaldunización del profesorado. El Irale original consistía en una liberación de cuatro meses de las tareas docentes para que los profesores pudieran obtener el perfil lingüístico. Con el paso del tiempo, de esos cuatro meses se ha pasado a tres años enteros.

El viceconsejero de Educación destaca la importancia de los docentes para los cambios que se adopten. "El perfil de los docentes es un elemento fundamental a la hora de implementar la futura reforma". Otro de los aspectos que ha tenido en cuenta el departamento es la última evaluación de euskera realizada a los alumnos que terminaron la etapa en Secundaria y que se hizo ajustándose a parámetros europeos. Un tercio de los alumnos de modelo D no superó la prueba. En el modelo B los resultados fueron peores: el 67% suspendió.

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