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Bruselas avisa a Turquía de que está en peligro su incorporación a la UE

La Comisión exige a Ankara que abra los puertos a Chipre y la da un mes para rectificar

La Comisión Europea dará hoy un serio aviso a Turquía sobre los riesgos que corren sus negociaciones de adhesión a la UE, pero ofrecerá a Ankara cinco semanas más para ponerse al día de sus obligaciones y abrir, conforme a lo acordado, sus puertos y aeropuertos a los grecochipriotas. En caso contrario, el proceso de acercamiento se podría ver amenazado. El Ejecutivo comunitario, que hoy debía emitir un juicio sobre la marcha del proceso negociador junto con una recomendación para los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, esperará a las vísperas del Consejo de diciembre para pronunciarse.

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La libertad de expresión sigue sin estar garantizada

"Todos tenemos que cumplir lo acordado", dijo ayer Angela Merkel en Berlín. "Tenemos que encontrar una solución". Las palabras de la canciller germana revelan la incomodidad de la situación para la UE. Turquía debe hacer buenos los compromisos que permitieron en octubre de 2005 la apertura de negociaciones para su adhesión, acuerdos que ahora se niega rotundamente a cumplir. Al tiempo, nadie quiere aparecer en la Unión, todavía, como quien dio el portazo a Ankara.

El previsto informe de la Comisión va a nadar entre dos aguas: la firme advertencia sobre lo decepcionante que está resultando este 2006 irá acompañada de una invitación a Turquía a recapacitar. Tras reconocer que este año se han hecho algunas cosas, la Comisión certifica que "el ritmo de las reformas se ha ralentizado. Será importante que en 2007 se pongan en marcha serios esfuerzos para extender las reformas a todo Turquía", se lee en el informe, que será sometido al juicio de los comisarios.

Las peticiones de reforma corresponden al renglón de libertades fundamentales, innegociables en la UE. El artículo 301 del Código Penal turco, que tipifica los insultos a la "identidad turca", ampara todo tipo de abusos contra la libertad de expresión.

"Hay que garantizar la libertad de expresión sin dilación y revocar o enmendar al artículo 301", indica el informe. En las discusiones preparatorias en el Ejecutivo comunitario se ha detectado una división entre quienes abogan por la mano dura y quienes optan por la flexibilidad. Distintas fuentes coinciden en colocar en el primer grupo a los comisarios de Austria (Benita Ferrero-Waldner), Chipre (Markus Kyprianou), Francia (Jacques Barrot) y Grecia (Stavros Dimas), en perfecta armonía con el sentimiento popular en sus respectivos países. El campo de la transigencia temporal lo encabezan el presidente, José Manuel Durão Barroso, y el comisario de la Ampliación, Olli Rehn. Las apreciaciones sobre la marcha del proceso de normalización democrática y de asunción de los valores europeos son más subjetivas que el imperativo del calendario que impone la apertura de los puertos y aeropuertos turcos a barcos, aviones y productos grecochipriotas.

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El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, adelantó la pasada semana que se plantea atender las peticiones de la UE sobre el cuestionado artículo 301, pero fue taxativo sobre Chipre: "Lo que nosotros decimos es: pongan fin al aislamiento de Chipre del Norte. Cuando se haya acabado ese aislamiento tomaremos medidas que haya que tomar sobre los puertos y aeropuertos".

Las diferencias sobre Chipre, enraizadas en la ocupación por Turquía desde 1974 de la parte septentrional de la isla, adquieren una dramática nueva dimensión con la firma turca del Protocolo de Ankara, por el que Turquía se obliga a extender a los países de la ampliación el Tratado de Unión Aduanera. La firma de ese protocolo, en julio de 2005, fue condición previa para la apertura de las negociaciones de adhesión en octubre, aunque Ankara se negó a aplicar el trato de favor a Chipre, país al que no reconoce. Los Veinticinco recordaron entonces a Turquía que el protocolo es aplicable a todos los miembros de la UE, sin excepciones, y se dieron de plazo hasta finales de 2006 para valorar los esfuerzos que Turquía hacía en su cumplimiento.

En esta aparente hora de la verdad, las sutilezas de la diplomacia funcionan a pleno rendimiento. Fuentes turcas indican que "la valoración de los esfuerzos de cumplimento no debe interpretarse automáticamente como apertura de las instalaciones", a lo que desde la Comisión Europea se responde que "en diciembre van a pasar cosas si Turquía no cumple". Otras fuentes comunitarias se agarran a la literalidad de lo acordado: "Se va a revisar lo hecho en 2006 y el año aún no ha terminado".

Franz-Walter Steinmeier, el jefe de la diplomacia alemana, llega hasta el final. "Estoy convencido que de aquí al próximo 1 de enero encontraremos una solución", manifestó ayer quien a partir de ese día asumirá la presidencia de la Unión. Llegado ese momento sin acuerdo, Alemania deberá proponer la respuesta de la Unión a Turquía. Ayer se percibieron diferencias en la coalición gobernante en Berlín. Mientras la canciller Merkel hablaba, como su ministro, de la necesidad de encontrar una salida, el líder democristiano bávaro Edmund Stoiber, jefe del otro partido del flanco conservador en el Gobierno, defendía la paralización de las negociaciones con Turquía: "Ésa debe ser la consecuencia de su continua ruptura de contrato con respecto a Chipre, un miembro de la UE, y del informe negativo de la Comisión sobre la evolución turca".

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