El origen de un clásico
Un libro desvela el nacimiento del 'kalimotxo' en las fiestas del Puerto Viejo de Algorta de 1972
"Kalimotxo. Mezcla secreta" rezaba el cartel que colgaba en la txozna de la comisión de fiestas del Puerto Viejo de Algorta aquel 12 de agosto de 1972. Sin pretenderlo, la cuadrilla Antzarrak, encargada en aquellas postrimerías del franquismo de organizar la que era la única cita multitudinaria permitida por la autoridad competente, estaba dando nombre a una de la señas de identidad vasca más reconocidas: un vulgar brebaje que mezcla vino y Coca-Cola y es el motor etílico que anima desde entonces las fiestas populares. El libro La verdadera historia del kalimotxo, editado por Funkyprojects (www.funkyprojects.com), indaga de la mano de 13 autores en la historia de esta bebida.
Se ha dicho que lo inventaron unos navarros en fiestas o que surgió en el Aste Nagusia de Bilbao en 1980. Hoy el término figura en su grafía en castellano en el Diccionario de la Real Academia Española y en Wikipedia, que sitúa la procedencia de la bebida y el término en el País Vasco. El ya legendario término tuvo un origen más pedestre. Martín Mugika, miembro de la cuadrilla Antzarrak y hoy ejecutivo de PricewaterhouseCoopers, lo relata en el libro. "Era la primera ocasión en la que nos correspondía organizar las fiestas. Hasta fuimos a sanfermines para ilustrarnos con el fin de cambiar las fiestas de arriba abajo", recuerda.
"Compramos 2.000 litros de cosechero de Rioja y estaba picado. Así que lo mezclamos con Coca-Cola"
Entonces se vivían momentos de cambio en todo el mundo, tímidamente también en el País Vasco, pero el vino continuaba siendo la bebida fundamental. "Compramos 2.000 litros de cosechero de La Rioja a un vinatero local, pero los txikiteros que se acercaban sólo daban un sorbo y se marchaban. Al final, uno se sinceró: 'Pero, chavales, qué mierda habéis traído?' El vino estaba picado".
Los de Antzarrak descorcharon varias botellas ("nos habían costado a 16 pesetas cada una", apunta Múgika) y comprobaron que el caldo estaba malo. "Había que cubrir 500.000 pesetas de gastos con un vino que nos había costado 60.000". El apuro de los jóvenes era mayúsculo. Y los propios txikiteros les dieron la idea: "¡Venga, chavales, sacad un poco de Kas, a ver qué pasa!" Se fueron haciendo mezclas y, al final, triunfó la Coca-Cola.
"La mezcla con Coca-Cola ya se conocía. En Bilbao se llamaba Rioja Libre y la bebían los señoritos", indica Mugika. Para más inri, el refresco estadounidense no tenía buena prensa ideológica entre la juventud de entonces. Así que había que buscar otro nombre y darle carácter de bebida iniciática.
En este momento de la historia, las versiones sobre el origen de la palabra se multiplican, pero todas se remontan a la comida del 12 de agosto de 1972. Por cierto, las fiestas de Algorta de aquel año fueron todo un éxito.
El libro hace mucho más que desvelar el origen del famoso brebaje. Según Asier Pérez, impulsor de Funkyproject, la obra "es el resultado de un proceso de análisis e investigación sobre la identidad, los hábitos de consumo y culturales de nuestra sociedad", apunta. Entre las colaboraciones que incluye figuran las del cantante Fermin Muguruza, el escritor Juan Estebaranz, el periodista Roberto Moso, el arquitecto Santiago Cirugeda o los dibujantes de cómics Ata y Roger.
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