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Eacalada militar en Oriente Próximo

El Ejército israelí asegura que controla la 'capital' de la resistencia de Hezbolá

Al menos 21 civiles muertos en nuevos bombardeos sobre Beirut y otras ciudades libanesas

La vorágine de violencia no decae en Líbano ni en Israel, aunque el número de víctimas mortales es 10 veces superior en el país árabe. Se combatió ayer casa por casa en Bent Jebeil, la llamada capital de la milicia chií de Hezbolá en el sur de Líbano, hasta que anoche el general israelí al mando afirmó que sus soldados controlaban completamente la ciudad. Lejos de la frontera, Beirut sufrió, tras una jornada sin bombardeos, los ataques de los cazas F-16, y lo mismo sucedió en Nabatieh, en el sur del país. Al menos 21 civiles perdieron la vida bajo los misiles.

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Un Katiusha de la milicia chií -casi un centenar volvieron a lanzar sobre Galilea- mató a una adolescente de origen árabe.

El alivio en la capital libanesa sólo se disfrutó el lunes, precisamente cuando la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, visitaba al primer ministro Fuad Siniora y al presidente del Parlamento, Nabih Berri. Nada más abandonar Rice Jerusalén, ayer por la tarde, los cazas israelíes se cebaron por enésima vez en el barrio chií de Beirut. Al menos 12 civiles murieron. También en Nabatieh, en el sur de Líbano, perecieron nueve personas ajenas a los combates. Se está cumpliendo la promesa del jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, que amenazó anteayer con echar abajo 10 edificios de los barrios chiíes del sur de Beirut por cada cohete lanzado por Hezbolá sobre el norte del Estado sionista. En lo que respecta a víctimas mortales, son 40 los israelíes fallecidos, entre civiles y militares, mientras que en Líbano el macabro recuento supera las 400 personas, la inmensa mayoría ciudadanos inocentes.

La batalla en Bent Jebeil fue encarnizada desde el domingo. Dos brigadas de infantería, respaldadas por tropas del cuerpo de Ingenieros, asediaron con artillería y lucharon en cada esquina en la denominada capital de Hezbolá en el sur de Líbano. Es un símbolo para la resistencia libanesa. En ella han permanecido parte de sus 30.000 habitantes, que han hecho caso omiso a las advertencias israelíes de que abandonen la ciudad. Hasan Nasralá, líder de la milicia chií, celebró allí en 2000, la expulsión de los soldados hebreos tras 22 años de ocupación.

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Los portavoces militares israelíes aseguraron que una veintena de milicianos, que pelearon con armas ligeras y misiles antitanque, han fallecido en los combates. Anoche, el general Gal Hirsch, comandante de la División de Galilea, dijo que Bent Jebeil había sido tomada en su totalidad.

El avance de los militares hebreos es muy pausado. Algunos analistas israelíes han comenzado a criticar la falta de previsión del Ejército israelí. Afirman que se han centrado en recabar información sobre los arsenales de misiles de largo alcance que podría haber almacenado Hezbolá, pero que han desatendido las actividades de la milicia en la frontera. "Hay una enorme brecha entre el desafío militar que representa Hezbolá, una guerrilla escurridiza bien equipada con material iraní y sirio, y el reducido número de tropas destinado a la incursión en el sur de Líbano", escribió ayer el experto en asuntos militares Amir Rapaport.

"La limitada invasión se debe a que los 22 años de la pasada guerra de Líbano está grabada en la memoria del estamento militar y político. Nadie quiere ver columnas de blindados cruzando la frontera hacia el norte. Pero los bombardeos aéreos no son suficientes", añadió.

Sea como fuere, los esfuerzos por abortar los ataques sobre Israel no han dado fruto. Hezbolá continúa incesante los ataques con cohetes. El lanzamiento de Katiusha sobre el norte de Galilea mantiene a la inmensa mayoría de la población en los refugios y la economía prácticamente paralizada.

Más de 90 proyectiles -alguno causó daños considerables en la zona industrial de Haifa y en el centro de la ciudad- impactaron en varios pueblos. Un hombre de 78 falleció tras un ataque al corazón en Haifa y una niña de origen palestino de 15 años murió víctima de la metralla en el pueblo de Kefar Maghar, muy cerca del lago Tiberiades. Varios alcaldes de las aldeas y ciudades habitadas por árabes en el territorio israelí se han quejado de que en sus municipios apenas hay refugios, no existen dispositivos de alarma y de que los consejos para protegerse de los cohetes no se emiten en árabe en los canales de televisión y en las radios.

Mientras, los ataques israelíes sobre la franja de Gaza continúan. Ayer un adolescente palestino de 14 años murió por disparos de un blindado, indicaron fuentes hospitalarias.

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