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Reportaje:

¿Se comió el lince al gato?

Dos laboratorios del CSIC analizan los supuestos excrementos de un lince hallados en la M-501 y obtienen resultados distintos

Vicente G. Olaya

¿Lince o gato? La polémica sobre el descubrimiento en 2005 de los excrementos de un supuesto lince en las proximidades de la llamada carretera de los pantanos, M-501, se ha reavivado.

El Gobierno de Esperanza Aguirre anunció en julio del año pasado que iba a desdoblar la carretera en medio de las fortísimas protestas de las asociaciones ecologistas. Éstas alegaban que la vía atraviesa una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), área bajo la tutela de la Unión Europea, y, además, es un hábitat donde sobrevive, en teoría, el lince ibérico (el felino más amenazado del mundo). Pero había dos problemas añadidos: los pueblos de la zona querían el desdoblamiento porque reduce el número de accidentes de tráfico y favorece el desarrollo urbanístico, además de que nadie ha visto un lince en la zona en los últimos 40 años.

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Por eso, el hallazgo por parte del profesor de Ecología de la Universidad Rey Juan Carlos, Emilio Virgós, de unos supuestos excrementos de lince cerca de la carretera desató la euforia ecologista. Un análisis de ADN realizado por Ignacio Doadrio, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), confirmó en un 98% que Virgós había hallado excrementos de lince.

Los políticos tomaron entonces posiciones. Aguirre dejó caer las primeras dudas sobre el hallazgo. "Los excrementos se pueden traer de un sitio de lince en cautividad y ponerlos ahí", aunque aseguró a renglón seguido que se alegraría de que esta especie siguiera sobreviviendo en la región. Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente y feroz opositora al desdoblamiento de la M-501, consideró "plausible que aún haya linces" y se quejó amargamente de que el Gobierno de Aguirre no hiciese nada por aclararlo.

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En enero pasado, el Gobierno regional, en plena polémica, autorizó definitivamente el desdoblamiento. Ayer, el diario El Mundo, que publicó un análisis efectuado por la Estación Biológica de Doñana, dependiente del CSIC, determinó que el excremento hallado por Virgós era de gato común, no de lince como en teoría habían determinado los análisis de Doadrio. Ignacio González, vicepresidente primero del Gobierno de Aguirre, se remangó ayer para la ocasión y aprovechó para recordar que cuando se encontró ese excremento, "algunos ecologistas" y la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, calificaron a Esperanza Aguirre de "mentirosa", porque negó la presencia de linces en Madrid. "Narbona llegó a decir que 'cree el ladrón que todos son de su condición', por lo que la señora ministra debería rectificar y pedir disculpas" a la mandataria madrileña.

Pero en esta historia nada es lo que parece. Fernando Hiraldo, director de la Estación Biológica de Doñana, entidad que supuestamente había determinado que el excremento era de lince, explicó ayer sumamente molesto: "El informe [de que se trata de heces de gato] no es definitivo. Yo no puedo determinar ahora mismo si los excrementos son de gato, de lince o de meloncillo. Falta una posterior comprobación. Existen diversas posibilidades: que Doadrio haya analizado otro excremento, que la muestra esté contaminada o que un lince, que es un carnívoro, se haya comido un gato y el ADN sea de su presa".

Doadrio, por su parte, muy remiso a entrar en polémicas, indicó que la muestra analizada en Madrid es en un "98% de lince". ¿Cómo es posible entonces que dos laboratorios del CSIC ofrezcan resultados tan diferentes? Doadrio da una respuesta que ya deja entrever Hiraldo en sus explicaciones. "Son muestras diferentes. ¿La prueba? Yo conservo la mía en el laboratorio".

Fuentes del CSIC explicaron ayer: "Virgós halló cinco excrementos en la letrina [lugar donde se encontraron las deposiciones en la M-501]. Unas fueron enviadas a Madrid y otras a Doñana. Pero no se puede determinar si todas eran de lince, de gato o de otro animal. Por lo tanto, los resultados de los análisis pueden ser diferentes".

Emilio Virgós, el científico que halló los restos, lo confirma. "Enviamos un excremento a Madrid y dos a Doñana. ¿Si eran del mismo animal? Pues no lo sé. Pensaba que sí, pero en virtud de los informes, puede que me equivocase. O, a lo mejor, el lince, que es un depredador, devoró a un gato, o sus excrementos están contaminados por orina de otra especie. No lo sé", admite.

¿Cómo resolver este embrollo? La respuesta la tiene Xabier Vellés, coordinador institucional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Él será el encargado de realizar las comprobaciones de los resultados de los laboratorios de Madrid y Doñana. En aproximadamente 15 días, se tendrán estos análisis. Entonces se determinará qué tipo de excrementos ha analizado cada laboratorio y cómo los mejores especialistas de España han llegado a conclusiones tan distintas.

Una portavoz de Ecologistas en Acción hablaba ayer de "despropósito" por parte del Gobierno regional. "Utilizan un análisis no definitivo para intentar justificar que no hay linces en la zona y desdoblar sin miramientos la carretera de los pantanos. Pero ése no es problema. Ahí se equivocan. La única realidad es que van a dañar irremediablemente una zona única para poder urbanizar, habite o no el lince. Nosotros creemos que sí y ellos que no. Pero si desdoblan, nunca lo podremos comprobar: el felino desaparecerá para siempre".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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