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El futuro de Cataluña

Zapatero pide a los catalanes que se vuelquen en la consulta igual que contra la guerra de Irak

El presidente del Gobierno asegura que "nadie se atreverá a derogar el Estatuto"

Miquel Noguer

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, recurrió ayer al espíritu del 14 de marzo de 2004 y a la "mancha de la guerra de Irak" para pedir a los catalanes que mañana acudan a votar con la misma convicción que lo hicieron en aquellas elecciones generales y con el objetivo de refrendar el Estatuto, "la mejor herramienta para defender la democracia y España". Zapatero arropó así a Pasqual Maragall en el mitin de final de campaña del PSC, en el que prometió cumplir con lo pactado en la carta autonómica y vaticinó que "nadie se atreverá a derogar el Estatuto".

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El presidente del Gobierno, que subió al escenario presentado por el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, como "el castellano que mejor ha entendido a Cataluña en los últimos 100 años", pidió a los catalanes que no "engorden el no de la crispación y del sectarismo" votando no en un referéndum que, a su parecer, cambiará la imagen de Cataluña que se tiene en el exterior.

El primero de los grandes proyectos a los que Zapatero encomendó su futuro político, ya antes de alcanzar La Moncloa, llega a su punto culminante mañana con una consulta popular que, en opinión del presidente, reforzará el "orgullo, la dignidad y el respeto a Cataluña". Todo ello, dijo Zapatero, en contraposición a la crispación política que ha alentado el Partido Popular, "que se quedará donde está durante mucho tiempo" y que "ha dicho demasiadas cosas sobre los catalanes a las que ahora éstos pueden responder".

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Refiriéndose ya al despliegue del Estatuto y días después de garantizar que el Gobierno no actuará con "racanería" en las negociaciones venideras, Zapatero prometió a los catalanes una mejora de los hospitales y las infraestructuras a partir de lo pactado en el Estatuto, "porque vamos a cumplir con Cataluña como todo lo que hemos prometido". El presidente del Gobierno, como en las tres veces anteriores que ha visitado Cataluña esta primavera, centró el grueso de su mensaje en desactivar el del Partido Popular. Tras recordar por enésima vez en campaña las múltiples premoniciones de la formación de Mariano Rajoy en el sentido de que España se desmiembra con el Estatuto, y tildarlas de "mentiras", el presidente quitó toda credibilidad al principal partido de la oposición. "El PP es como una nube gris que amenaza tormenta cada día, y eso en Cataluña no tiene futuro porque es una tierra de luz". También como ariete del PP se presentó el primer secretario del PSC, José Montilla, quien acusó a los conservadores de haber tratado de impedir que "Cataluña hable libremente".

Zapatero protagonizó en el polideportivo de la Mar Bella de Barcelona el más concurrido de los mítines de esta campaña electoral, y no sólo por el número de asistentes como público -unos 3.000-, sino por la nutrida representación del PSOE que acudió a la cita para apoyar al PSC. En las primeras filas pudo verse a Josep Borrell, Cristina Narbona, José Blanco y Rodolfo Ares, que acudió en representación de los socialistas vascos. En este último acto de campaña el PSC quiso evitar cualquier referencia al debate sucesorio de Pasqual Maragall que probablemente, y tras la aprobación del Estatuto, se instale el centro de la vida política catalana ya la próxima semana.

El presidente de la Generalitat apareció en el acto acompañado por su esposa y al son de los halagos que le profirió desde el escenario José Montilla, su rival para encabezar el cartel del PSC. Pero aunque nada se movió en el escenario, una vez más el mitin sirvió para que los incondicionales de Maragall le expresaran su apoyo. Con inmensas pancartas éstos alentaron a Maragall con los lemas "Pasqual, presidente para siempre" y "Maragall quédate, estamos contigo", además de los ya habituales "Maragall, presidente".

Precisamente sobre su futuro político, el presidente de la Generalitat habló ayer en una entrevista en Catalunya Ràdio, donde afirmó que el PSC no se ha puesto "ningún límite" a la hora de evaluar las diferentes opciones para designar a su cabeza de lista en las autonómicas, incluyendo el tándem entre él mismo y José Montilla. No obstante, Maragall recordó que Montilla "es ministro, y un buen ministro", y que "no se puede jugar con un cargo como ese y ponerlo en riesgo".

Montilla, como viene siendo habitual, fue parco en dar pistas, aunque en su discurso pudieran intuirse las bases de todo un proyecto político más allá del Estatuto que refrendar. El primer secretario del PSC dejó claro que su vocación política pasa por la cultura del "esfuerzo" y abogó por luchar "por lo que uno quiere". En su actual marco de relaciones con Maragall no pocos acabaron por ver un doble sentido en sus palabras cuando además parafraseó, a su manera, a Joan Manuel Serrat: "El domingo puede ser un gran día; el lunes también". Aunque se refería al Estatuto, a nadie se le escapó que el lunes es el día que se ha marcado el PSC para comenzar a debatir, ya oficialmente, acerca de quién debe encabezar su lista para las elecciones autonómicas del próximo otoño.

Pero mientras sectores del partido apuestan por un trámite rápido que comience ya el lunes, Maragall afirmó ayer: "Tenemos por delante un periodo de reflexión relativamente tranquilo para poder decidir con calma". Maragall tampoco quiere convocar elecciones en breve pese a su promesa de celebrarlas antes de fin de año: "Vamos a tener unos meses de gobierno antes de acabar el año para concluir lo que tenemos entre manos", afirmó. Al ser preguntado por cuándo será exactamente la convocatoria, respondió: "Ni yo mismo lo sé".

Pasqual Maragall (izquierda), José Montilla (centro) y José Luis Rodríguez Zapatero, anoche en el Pabellón de la Mar Bella.
Pasqual Maragall (izquierda), José Montilla (centro) y José Luis Rodríguez Zapatero, anoche en el Pabellón de la Mar Bella.CARLES RIBAS

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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