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Reportaje:La política de extranjería

"Nos dijeron: 'Vamos a Madrid"

11 subsaharianos procedentes de España son abandonados por las autoridades mauritanas en la frontera con Senegal

Once jóvenes de cuatro países africanos que habían llegado en patera a Fuerteventura el 5 de abril han aparecido en Rosso, en la frontera de Mauritania con Senegal, con ordenes de expulsión selladas por el ministerio del Interior español. Seis son naturales de Gambia, dos de Malí, otros dos de Costa de Marfil y otro de Guinea Conakry. Bajo un sombrajo a más de 40 grados hablan con decepción de lo vivido en las ultimas horas. Aseguran haber sido abandonados sin comida, sin bebida y sin dinero en este punto fronterizo en el cauce del río Senegal tras ser conducidos por un camión de transporte de frutas y animales -"olía a cordero", decían- en el que viajaron durante 15 horas desde la ciudad mauritana de Nuadibú.

Aseguran que la policía sedó a un inmigrante que gritaba y peleaba con los agentes
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Allí llegaron en la madrugada del jueves desde Madrid después de pasar 40 días en el centro de retención del Matorral en Fuerteventura, otros dos en Gran Canaria y de hacer escala en el aeropuerto de Barajas, donde aseguran que fueron "esposados y atados de pies y manos" por un centenar de policías que custodiaron el vuelo fletado por Interior para expulsar a un grupo de 60 inmigrantes.

Los 11 jóvenes salieron desde las costas del Sáhara Occidental el 4 de abril, en una patera en la que viajaban 41 personas entre ellas dos mujeres. 16 horas después fueron interceptados por una patrullera de la Guardia Civil en las costas de Fuerteventura. Tanto los guardias como los fotógrafos y cámaras, acostumbrados a los desembarcos de inmigrantes, se fijaron en un joven de Costa de Marfil que tuvo que recibir ayuda de Cruz Roja porque bajo los pantalones largos parecía tener una pierna amputada. En realidad, Bakary Kone padece una malformación en su pie izquierdo en el que, a la altura de la rodilla, aparece su tobillo. Bakary dice que está "muy decepcionado con España". "Es muy grave lo que han hecho con nosotros", afirma. "Estamos aquí sin comida, sin dinero, si nada; y en Las Palmas la policía nos dijo que nos iban a liberar en Madrid". Bakary asegura que ha trabajado durante el ultimo año en Casablanca (Marruecos) para reunir los 1.000 euros que pagó para cruzar a Canarias. "Huía de la guerra. Pensaba que en España iban a ser más hospitalarios y que íbamos a quedar al menos unos meses para poder ganar el dinero para volver a casa". Bakay apostilla que nadie le ofreció información sobre si tenía derecho o no a pedir asilo.

Otro caso sorprendente es el de Ismael Fofana, también nacido en Costa de Marfil, pero residente en Gabón desde que tenía siete años tras llegar con su madre como refugiados de guerra. Asegura que en la orden de expulsión con el membrete de la delegación del Gobierno en Canarias, su fecha de nacimiento fue manipulada. En el documento aparece el 12 de marzo de 1987 pero Fofana asegura haber nacido el 3 de diciembre de 1988 por lo que dice no entender "cómo siendo menor de edad me han expulsado de nuevo a África".

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Aseguran que los agentes pincharon un sedante a un joven senegalés "porque estaba gritando y peleándose con los agentes". Un relato que pormenorizan mientras enseñan las servilletas y la revista del mes de mayo de la compañía Air Europa, que es la contratada habitualmente por Interior para los traslados de inmigrantes.

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