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Desmantelada en Madrid una red de clínicas ilegales para ciudadanos chinos

Deten idos seis falsos médicos sospechosos de practicar abortos y tratar dolencias venéreas

Oriol Güell

La policía ha desmantelado en Madrid una red de centros sanitarios regentados por falsos médicos de nacionalidad china, seis de los cuales han sido detenidos. Los supuestos médicos ofrecían a sus compatriotas servicios de varias especialidades -entre ellas ginecología, pediatría y urología-, técnicas como la acupuntura y tratamientos de la medicina tradicional china. Tres clínicas han sido clausuradas y otras tres siguen siendo investigadas a la espera de que los jueces autoricen la intervención policial. Los investigadores sospechan que en las clínicas se practicaban abortos.

Los investigadores consideran que los detenidos habían organizado una completa y cerrada red sanitaria para ciudadanos chinos que pretendía cubrir la mayor parte de sus necesidades médicas. La red contaba con un ecógrafo, un aparato de rayos X e instrumental, como ventosas, utilizado en la práctica de abortos, según fuentes de la investigación.

La directora general de Inspección de la Comunidad de Madrid, Elisa Borrego, mostró ayer su sorpresa porque "los pacientes acudieran a estos centros sanitarios, que son de pago, y no a la sanidad pública". "Cualquier inmigrante sabe que, independientemente de su situación en España, tienen garantizada la asistencia gratuita en la red pública. Probablemente lo hayan hecho porque desconocen el español, buscan tratamientos propios de su cultura u otras razones", añadió.

La policía empezó las investigaciones en octubre tras tener noticia de que en varias viviendas de Madrid ejercían la medicina ciudadanos chinos que decían ser médicos. Una de las fuentes de información fueron los periódicos editados en chino, en los que los detenidos anunciaban sus servicios. En algún caso, "se anunciaba la realización de abortos en fase embrionaria", según la policía.

Licencia municipal

Las pesquisas policiales localizaron seis clínicas situadas en viviendas y una pensión en la que al menos uno de los falsos médicos atendía a pacientes. Ninguna de ellas estaba autorizada por la Consejería de Sanidad de Madrid, aunque dos sí contaban con licencia municipal de actividad para acupuntura y masajes.

La primera intervención policial tuvo lugar el 17 de abril y la última el pasado miércoles. El juzgado de Instrucción número 32 de Madrid ha autorizado la clausura de tres de las clínicas y al registro de la pensión, situadas en lo distritos de Arganzuela y Usera. Otro juzgado no ha autorizado el acceso de los policías a dos de las clínicas y un tercero tiene pendiente resolver el expediente del sexto centro sanitario, todas ellas situadas en los distritos de Vallecas y Usera (al sur de la capital).

Los integrantes de la red han cometido, según la policía, numerosas irregularidades, como la de hacerse pasar por médicos cuando no cuentan con ninguna titulación. Uno de ellos mostraba una declaración jurada ante notario, traducida, en la que figuraba que había aprendido la profesión desde niño con su padre. Otro exhibía un certificado de la Asociación de Médicos Naturistas.

Otra irregularidad consistía en la dispensación de fármacos, algunos de ellos importados de china sin las pertinentes autorizaciones y, por tanto, ilegales. La red tampoco cumplía la normativa de gestión de los residuos sanitarios. Las agujas utilizadas en las sesiones de acupuntura, por ejemplo, eran almacenadas en una botella de leche que, cuando estaba llena, tiraban a la basura doméstica. Lo mismo hacían con las vendas, gasas y demás material sanitario impregnado de sangre, fluidos y tejidos humanos.

Las clínicas estaban en un estado de limpieza "deplorable, por lo que todos los pacientes corrían el riesgo de contagio de enfermedades infecciosas", según consta en el comunicado hecho público por la policía.

Él instrumental de rayos X tampoco cumplía la normativa y no estaba adecuadamente aislado para evitar el efecto de las radiaciones. Esta situación, además, se ve agravada por el hecho de que las radiografías eran realizadas junto al ecógrafo, con el consiguiente peligro para las mujeres embarazadas y los bebés en gestación.

La policía ha intervenido 28.000 euros en efectivo en una de las clínicas y ha constatado que los detenidos ha adquirido durante los últimos meses dos de las viviendas en las que llevaban a cabo su actividad. Una de ellas contaba con una cámara de televisión oculta en una maceta en el balcón para controlar desde el interior quién entraba al edificio.

Una de las clínicas sanitarias clandestinas, en una foto realizada por la policía.
Una de las clínicas sanitarias clandestinas, en una foto realizada por la policía.EFE

Medicamentos españoles y asiáticos

El arsenal terapéutico utilizado por los médicos detenidos mezclaba medicamentos españoles con otros de origen chino o asiático importados ilegalmente, según las fotografías captadas por la policía en el interior de las clínicas.

Entre los fármacos españoles hay antibióti-cos, diuréticos, jarabes para la tos, cremas vaginales contra hongos transmitidos por contacto sexual y tests de embarazo.

Estos tests y la gran cantidad de fármacos con efectos abortivos, además de cierto instrumental, hacen sospechar a la policía de que en al menos una de las clínicas los detenidos practicaban abortos.

Esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que la red así lo anunciaba en periódicos editados en Madrid en lengua china.

La policía, sin embargo, no ha logrado identificar a ninguna paciente que hubiera interrumpido voluntariamente su embarazo en alguno de los centros sanitarios intervenidos.

Los investigadores sí pudieron ver durante uno de los registros cómo una mujer china de avanzada edad acudía a una de las clínicas con vómitos y mareos. Fue remitida a un hospital público.

Los vecinos de una de las clínicas clausuradas, situada en la calle de Embajadores, 173, mostraron ayer su sorpresa por la actuación policial.

"Todos sabíamos que hacían acupuntura y masajes, porque pusieron un cartel en el balcón. Pero nadie se imaginaba nada raro", explicó una vecina. El conserje del inmueble que trabaja en el turno de tarde explicó que "no habían causado ningún problema ni se notaba un trasiego especial de personas o pacientes". A su lado, otro vecino afirmó que "algunos vecinos incluso habían ido a ver a los chinos para que recibir tratamientos de acupuntura". "Yo mismo pensaba ir porque me duele la espalda y me han dicho que lo hacían bien", añadió.

El conserje del turno de mañana sí recordaba ayer la operación policial de hace dos semanas, tras la que uno de los ciudadanos chinos fue detenido.

En la pensión registrada, situada en el paseo de las Delicias, se negaron ayer a ofrecer su versión sobre lo ocurrido. La vecina que vive en el piso de arriba dijo que "no eran ruidosos ni se podía pensar que hicieran algo fuera de lo normal". "El problema de este edificio son las pensiones por el trasiego y las molestias que causan los clientes, pero no porque hayan puesto una consulta médica", concluyó esta vecina.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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