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Reportaje:

El premio contra el maltrato

Plácido Domingo dona el doble del galardón de la Comunidad a las mujeres madrileñas víctimas de violencia doméstica

Juan Cruz

Madrid

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, sólo tuvo un contratiempo ayer en la entrega de los premios que su Gobierno concede a los artistas con motivo de las fiestas de la región. Y fue cuando empezó su discurso, que inició citando a T. S. Eliot, el poeta y premio Nobel anglo-norteamericano. Mientras ella desarrollaba las ideas de Eliot sobre la cultura la música que ensayaban para animar luego el cóctel festivo; no se arredró, miró con sus ojos de mandar al consejero de Cultura, Santiago Fisas, le preguntó si la música se podía amainar, y luego prosiguió, en su salsa.

Los premiados le producían mucha satisfacción. Algunos tuvieron, en su discurso, más líneas que otros, pero a todos los distinguió con sus elogios. A algunos (como a José Luis Garci, premio de Cine, y a Plácido Domingo, medalla de oro internacional) los calificó de "imprescindibles" en lo que hacen, y la línea que han seguido otros (como el catalán Albert Boadella, premio de teatro, y el propio Garci) los tomó de pretexto para alertar a la población cultural (muchos de cuyos representantes acudieron al acto) de los peligros que representan lo que ella llamó "los nuevos totalitarismos". Boadella, dijo, "no le bailó el agua al régimen o a los políticos", y ha denunciado siempre "los refinados sustitutos del totalitarismo". Arturo Pérez-Reverte, premio de Literatura, es también para ella "un ejemplo de la valentía contra la corrección política".

Albert Boadella "no le bailó el agua a los políticos", dijo Esperanza Aguirre

Aunque Esperanza Aguirre no precisó claves para que el público entendiera la naturaleza de esos "nuevos totalitarismos", que según ella están alimentados por "lo políticamente correcto", Boadella se encargó de dar algunas pistas. El dramaturgo empezó con ironía: para él este premio le llenaba "de tristeza" porque le permitía comprobar que mientras en su propia tierra, Cataluña, era sometido "al rechazo, al silencio y a la indiferencia" de sus paisanos, aquí se le premiaba. "Si yo hubiera tenido que elegir un momento para premiarme a mí mismo, y aquí, hubiera elegido éste", señaló el fundador de Els Joglars, que acabó así su parlamento: "¡Gracias y bingo!".

No fue un acto antinacionalista; más bien fue nacionalista. De Madrid. Garci fue el más vibrante. Madrid, "el rompeolas de las Españas, como decía don Antonio", dijo citando a Machado, siempre está abierto a gente de todo el mundo, "admite la doble y la triple nacionalidad", pero a él le apetecía gritar, y lo hizo: "¡Viva Madrid, que es mi pueblo".

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Otro madrileño como él, Plácido Domingo, siguió su estela (habló el último, después de Garci), y soltó una exclamación parecida ("Con orgullo de madrileño, ¡viva Madrid!") y una noticia que el público aplaudió con emoción y sinceridad.

Fue cuando el tenor madrileño hizo el principal anuncio de la jornada: además de la medalla internacional que le entregó Esperanza Aguirre recibe 60.000 euros (los otros premiados reciben 18.000 euros por cada uno de sus galardones), y él ha decidido doblar esa cifra para donarla a las mujeres maltratadas de Madrid. Domingo dijo que espera que esa cantidad ayude a reducir el sufrimiento de esas personas.

Explicó el músico que tenía la esperanza de que algún día entre las mujeres maltratadas estén también asociadas las madres solteras, lo que permite deducir que esas mujeres no están dentro de las consideraciones que se deben a las personas del sexo femenino que son objeto de maltrato.

Hubo al menos tres perfiles de los premiados: el que hizo Juan Ramón Lucas, periodista que introdujo el acto, el que venía en los vídeos preparados por los servicios de la comunidad (muy bien hechos, por cierto, llenos de datos y no sólo de loas), y los que hizo la presidenta de la Comunidad.

Por sus palabras fueron desfilando Miguel Roa (premio de Música, director de orquestas, uno de los grandes de la música de Madrid para el mundo), María Giménez (premio de Danza, que ha edificado una compañía de ballet que ahora mismo es la más importante de la Comunidad; ella espera que este premio sirva para que la danza se tome más en serio), Arturo Pérez-Reverte (no pudo estar; recogió el premio en su lugar Ana Lyons, de su agencia literaria; de él dijo Esperanza Aguirre: "Es el responsable de la pasión por la lectura de millones de personas en todo el mundo, y es el creador del mítico Alatriste"); Cristina García Rodero (premio de fotografía, "ha captado imágenes de medio mundo, sin adornos, ni artificios, nos deja un testimonio sobrecogedor"), Garci ("irrepetible, apasionado, sin él es imposible entender el cine español de nuestros días")...

De Garci dijo algo más Esperanza Aguirre. Para ella, Garci triunfó demasiado pronto, por eso ha sido perseguido por cierta envidia, que acaso le ha prevenido de ganar "dos o tres oscars más que el que obtuvo por Volver a empezar en 1981". Y como ella no puede darle esos premios le da el que tiene a mano, el de la Comunidad de Madrid.

Rafael Canogar (premio de pintura) le dio pie a la presidenta para destacar el compromiso del arte con el tiempo que ha ido viviendo, y el propio artista subrayó una palabra que marca su biografía plástica: "La libertad".

La frase de Eliot: "La cultura es aquello que se hace para que la vida valga la pena vivirla". Lo dijo así Esperanza Aguirre, pero no se pudo contener y luego la repitió en inglés. En el mediodía primaveral fue un latido de Londres, de donde acababa de llegar Plácido Domingo. "Y si vieran el frío que allí hace". No fue un mediodía nacionalista, pero casi. De Madrid.

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