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Reportaje:

Con la liquidez tras la oreja

Los fuertes cambios de tendencia de los mercados de América Latina generan incertidumbre sobre su futuro

Alejandro Rebossio

Las bolsas y los bonos latinoamericanos habían comenzado el año en alza hasta que, de repente, a principios de marzo, se derrumbaron las cotizaciones. El temor al fin de la excesiva liquidez afectó no sólo a Latinoamérica, sino a todos los mercados emergentes. Sin embargo, bolsas y bonos de la región se recuperaron algo esta semana, con lo que reina la incertidumbre sobre la tendencia futura.

En los años noventa, una subida de tipos en EE UU provocaba un frenazo en las economías latinoamericanas; hoy su efecto es menor
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El factor político

Las bolsas de la Ciudad de México, São Paolo y Buenos Aires batieron sus marcas históricas a principios de mes. Después se derrumbaron y ahora están mejorando. "Tras la euforia de los últimos años, enfatizada en los últimos meses, hubo un cambio de percepción de la liquidez internacional, pero estamos en una pausa y no ante un cambio de tendencia", confía el economista jefe de Deutsche Bank para Latinoamérica, Gustavo Cañonero.

Cañonero coincide con el codirector de Economía y Estrategia del banco Merrill Lynch para Latinoamérica, Pablo Goldberg, al señalar las buenas perspectivas para los mercados del subcontinente, aunque con menores rendimientos que en los últimos meses. "Los inversores se preguntan si la reciente bajada de los mercados latinoamericanos representa una buena oportunidad para comprar bonos y acciones, con la esperanza de que el rebote de los últimos días se consolide", dice Vladimir Werning, un vicepresidente de JP Morgan. "No se sabe si es una oportunidad o un cambio de tendencia. Algunos están más inclinados a pensar que hubo una toma de ganancias, pero la pregunta es cuándo termina", describe el director de portfolio de Galileo Argentina Fondos Comunes de Inversión, Carlos Hourbeigt.

"Hemos tenido una corrección de los valores, quizá un poco exagerada", observa Werning. Los mercados adoptaron posiciones defensivas frente a Latinoamérica porque la creencia generalizada de que la Reserva Federal de Estados Unidos subirá otro medio punto los tipos de interés, hasta el 5%, llevó a que el rendimiento de los bonos a 10 años del Tesoro norteamericano -que hasta ahora se había mantenido inmune a las decisiones del banco central- subiera hace dos semanas del 4,77% al 4,81%, su mayor nivel en casi dos años.

Ventas minoristas

Pero esta semana se conoció que las ventas minoristas en la superpotencia disminuyeron más de lo esperado, con lo que se distendió la presión inflacionaria, se redujeron las expectativas de una subida de tipos, bajó el rendimiento de los bonos norteamericanos y regresó el interés por Latinoamérica.

Los mercados internacionales descuentan, de todos modos, que los tipos en Estados Unidos subirán un cuarto de punto en la próxima reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal, el 28 de marzo, y otro cuarto en la siguiente cita, el 10 de mayo.

Además, especulan con que el Banco Central Europeo siga la misma senda y además tomaron apuntes del reciente anuncio del Banco de Japón de que subirá los tipos por primera vez en varios años, tras el fin de la prolongada deflación.

"Vamos hacia un mundo con una liquidez menor", observa Werning. "Pero los bancos centrales no quieren políticas restrictivas, como en el pasado, sino neutrales. Sólo quieren evitar el sobrecalentamiento". En la década pasada, las autoridades monetarias de Estados Unidos, Europa y Japón adoptaban cambios más violentos en sus políticas, con lo que los mercados emergentes pasaban sin términos medios de la bonanza a la crisis, como sucedió con el efecto tequila (1994), el caipirinha (1999) y el tango (2001).

Además, los rendimientos de los bonos a 10 años del Tesoro norteamericano continúan en niveles históricamente bajos, según observa Goldberg.

Werning, de JP Morgan, reconoce que "los mercados latinoamericanos se benefician cuando los mercados externos son benignos", pero señala que la reducción gradual de la liquidez en los últimos seis meses no necesariamente perjudicó a los mercados emergentes. Por ejemplo, tenedores de títulos de Ford o General Motors, que el año pasado recibieron la calificación de bonos basura por la complicada situación financiera de esas automotrices, los vendieron para adquirir papeles menos arriesgados de Latinoamérica.

Otro factor nuevo es el motor del crecimiento actual de Latinoamérica. "Hay cambios significativos en los fundamentos de las economías de la región", observa Werning, en coincidencia con Goldberg y Cañonero. "En los años noventa, una subida de tipos de la Fed provocaba un frenazo en las economías latinoamericanas porque estaban alimentadas por la fuerte entrada de capitales", recuerda Werning. "Hoy el efecto de la subida es más indirecto: redundará en una menor demanda mundial de bienes y eso hará bajar el precio de las materias primas. Puede que las materias primas se abaraten un poco, pero no tanto porque la economía mundial crece fuerte, al 3,5% este año, frente al 3,3% de 2005." Cañonero también resalta el impacto en la región del aumento del comercio en el mundo, en parte por la demanda asiática de materias primas.

Entre los fundamentos de la fortaleza latinoamericana figura los procesos de reducción de sus deudas, según Goldberg, de Merrill Lynch. En los primeros meses de este año, México, Brasil, Colombia y Venezuela han anunciado la recompra de bonos por un total de 20.000 millones de dólares, lo que ha impulsado el alza de sus cotizaciones.

Latinoamérica también se muestra robusta, según Goldberg, por el persistente ingreso de fondos a los mercados emergentes, ya sea para invertir en monedas, acciones o deuda. Los fondos de acciones de los países en desarrollo atrajeron en los primeros dos meses del año 20.900 millones de dólares, con lo que se superó la marca histórica de todo 2005, gracias al mayor crecimiento mundial y la fuerte demanda de materias primas. India y Rusia son los principales beneficiados por esta tendencia, según Emerging Portfolio Fund Research. Pero Latinoamérica, con 3.800 millones, es la región que más atrajo en términos relativos, si se comparan sus ingresos con el valor total de sus mercados.

La Bolsa de São Paulo, la mayor de Latinoamérica, subió el 10% por las expectativas de subida de los precios del acero y el azúcar y por la expansión del consumo interno. Dos de las bolsas emergentes que más mejoraron en los dos primeros meses del año están en Latinoamérica: la de Caracas (45) y la de Lima (22%).

Ricardo Kobayashi, del brasileño Banco Pactual, destaca las oportunidades de invertir en la Bolsa de São Paolo: "Brasil ofrece un gran volumen de mercado y dinamismo microeconómico saludable, va camino del 'grado de inversión'. México ya está consolidado, aunque tiene una buena perspectiva. Argentina tiene un mercado pequeño, aunque puede pasar por un proceso un poco mejor si se consolida su crecimiento. Chile está bien, pero depende del cobre".

Un operador en la Bolsa de Buenos Aires.
Un operador en la Bolsa de Buenos Aires.AP

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