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Reportaje:

La batalla de La Punta

Un documental recupera la lucha y los desalojos de los vecinos y los 'okupas' de la pedanía de Valencia

Ignacio Zafra

Entre septiembre de 2002 y marzo de 2003 más de 200 vecinos de la pedanía de La Punta fueron desalojados de sus casas. Las alquerías fueron derruidas y los campos aplanados por apisonadoras para dejar espacio a la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del Puerto de Valencia, proyectada sobre 600.000 metros cuadrados, la mayoría de huerta. El documental A tornallom, codirigido por el valenciano Enric Peris y el brasileño Miguel Castro, recupera ahora una historia abierta a múltiples lecturas.

La primera, la más evidente, la de un puñado de vecinos, en su mayor parte de edad respetable, y la de un grupo de jóvenes okupas, invitados por los primeros, enfrentados a los intereses del puerto de Valencia -el primero en tráfico de contenedores, según afirma la alcaldesa, Rita Barberá, en el documental-, respaldados por las tres Administraciones, en aquel tiempo del mismo color político. A tornallom es, por este lado, una nueva versión de David contra Goliat, en la que los débiles resisten durante varios meses, cosechan, si no una victoria sí algunas satisfacciones, y al final pierden.

Conviene decir en este punto que A tornallom no es un producto profesional, aunque tampoco sea del todo amateur. El codirector Enric Peris fue uno de los okupas que se instaló en La Punta, una vez que la pedanía había sido condenada a desaparecer. Pasó tres meses rehabilitando y viviendo en una masía abandonada, y después empezó a trabajar los campos, como muchos de los jóvenes recién llegados. Aquello dio lugar a lo que uno de los entrevistado define como agropunks, "el último eslabón de la lucha humana".

Peris vivió en La Punta dos años y dos meses, y en ese tiempo grabó 60 horas con una cámara digital. Por la misma época, el brasileño Miguel Castro andaba por Valencia, había estudiado en una escuela de cine en su país, tenía experiencia en la grabación de documentales y decidió acercarse a la pedanía. Castro, que tiene 29 años y firma el documental como videohacker, grabó varias horas de entrevista con los vecinos afectados por la ZAL. Los habitantes de La Punta expresan en ellas la amargura y la indignación de quienes asisten a la destrucción no ya de sus casas y sus campos, sino de una forma de vida, apacible y tradicional, que había sobrevivido al sureste de la ciudad de Valencia.

La segunda lectura que ofrece A tornallom es la de la relación establecida entre unos jóvenes de procedencia urbana, fuertemente ideologizados y con inspiración antisistema, y los vecinos de toda la vida, representantes, salvo excepciones, de la mentalidad conservadora de los labradores de la huerta valenciana. Una relación, se dice en el documental, que no fue fácil y que exigió, según Peris, un ejercicio de comprensión y también de aprendizaje por ambas partes.

El documental recoge por último, y de forma secundaria, la toma de conciencia de una parte de los valencianos acerca del precio que la ciudad pagaba para sufragar grandes proyectos urbanísticos, y que está reflejada en la recogida de firmas y en la gran manifestación organizadas por el colectivo Per L'Horta.

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Peris y Castro se reunieron un año después de haber dejado La Punta y tardaron 18 meses en terminar el documental. No tienen distribuidora, de modo que A tornallom, estrenado en noviembre, ha circulado por Valencia y, hasta ahora, por una quincena de ciudades españolas a través de proyecciones en pequeños espacios y de la venta directa. Los autores disponen de una dirección de correo electrónico (tornallom@riseup.net) y al final de la obra puede leerse: "Se permite y se recomienda la copia y la exhibición de este documental".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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