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Reportaje:

Kirchner tira de todos los hilos

El presidente argentino se rodea de incondicionales en su Gobierno para dar un giro a la izquierda

Jorge Marirrodriga

Siendo gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner acudió a principios de los años noventa a una reunión del Ministerio de Economía en Buenos Aires. Kirchner, licenciado en derecho, se consideraba bien formado en temas económicos, pero quienes asistieron a la reunión recuerdan que el entonces ministro, Domingo Cavallo, dio un auténtico baño al gobernador. Kirchner salió de la reunión con dos propósitos: estudiar economía a fondo y ocuparse del área aunque fuera jefe de Gobierno. Cumplió ambas cosas. Con la sustitución de Roberto Lavagna como ministro de Economía, Kirchner tiene ya bajo su control directo todas las áreas de gobierno y, con el respaldo de la victoria electoral del pasado octubre, se dispone a efectuar un giro más a la izquierda en la última etapa de este mandato, que concluye en 2007.

"No es una izquierda al estilo laborismo de Blair sino 'setentismo", dice un experto
Kirchner tiene el reto de convencer a los inversores de poner su dinero en Argentina

"Yo diría que ha girado más a la izquierda, pero no es una izquierda al estilo del laborismo de Tony Blair, sino con lo que aquí se denomina setentismo", explica Roberto Kachanosky, presidente del Centro de Estudios Económicos e Institucionales, quien asegura que con la salida de Lavagna y el nombramiento de Felisa Miceli, "Kirchner se convirtió en un ministro de Economía de hecho". Para Kachanosky, la victoria de Kirchner en las legislativas del 23 de octubre -donde las candidaturas que apoya el presidente obtuvieron el 40%- debe ser ratificada todavía "por la votación de los mercados, que es la más difícil". El presidente argentino se enfrenta al reto, que prácticamente le sigue desde que llegó al poder el 26 de mayo de 2003, de convencer a los inversores de que pongan su dinero en Argentina. "Algo que con trifulcas diarias es difícil", añade.

El primer resultado de este nuevo estilo de ejercer el Gobierno se produjo el pasado jueves cuando los propietarios de supermercados anunciaron una rebaja del 15% en los productos básicos para ayudar a combatir la inflación. Los empresarios arrojaban así la toalla en un conflicto desencadenado en la campaña electoral cuando el propio presidente, en diversos mítines, acusó a las cadenas de supermercados de actuar de manera coordinada para subir los precios. Durante el fin de semana pasado, el empresario argentino mantuvo una reunión en Mar del Plata a la que acudió el todavía ministro Lavagna. El presidente manifestó su enojo por el hecho de que allí se manejara la cifra del 12% de inflación como algo seguro, cuando la meta del Gobierno es del 10,5%. "En vez de juntarse a ver cómo crece Argentina, están viendo cómo se apoderan del mejoramiento del bolsillo de los argentinos", declaró el mandatario. El lunes destituía a Lavagna y tres días después los supermercados anunciaban la rebaja.

Otros cambios en su Gobierno confirman este giro a la izquierda. El más llamativo -y más polémico- fue la designación de Nilda Garré al frente del Ministerio de Defensa. El primer marido de Garré, quien tiene una larga trayectoria política, fue el líder montonero Juan Manuel Abal Medina, y ella se distinguió por su proximidad al presidente venezolano Hugo Chávez.

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"El nombramiento de Garré tiene dos interpretaciones", señala Alejandro Corbacho, director del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Estudios Macroeconómicos. "En primer lugar, transmite el mensaje de que el presidente nombra a quien quiere y, además, de que es un pragmático porque, en su opinión, el único país que puede prestar ayuda a Argentina es Venezuela mediante la compra de bonos y el abastecimiento de energía". "Kirchner estaba convencido de que había que poner una mujer al frente del Ejército, como en Chile y Uruguay", apunta José Ángel di Mauro, director del Semanario Parlamentario, que cree que la designación de Garré "es otra mojada de oreja a los militares".

Con la remodelación de su Gabinete -que abarca también las carteras de Exteriores y Desarrollo Social, donde colocó a Jorge Taiana y Juan Carlos Nadalich, respectivamente-, Kirchner termina de rodearse de un grupo de ministros fieles a su persona. "En Argentina suele suceder que cuando llega al poder un pequeño grupo se va expandiendo. Ya sucedió con los riojanos en la época de Menem", destaca Corbacho en alusión a la provincia de la que Menem era gobernador antes de acceder a la presidencia en 1990. Ahora sucede lo mismo con los hombres de confianza de Santa Cruz, entre ellos el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido. Según Alejandro Corbacho, "es el modelo más peronista desde el mismo Perón".

Kirchner (izquierda) y Roberto Lavagna, cuando éste era ministro de Economía.
Kirchner (izquierda) y Roberto Lavagna, cuando éste era ministro de Economía.REUTERS

La asignatura pendiente

El Gobierno argentino tiene pendiente la renegociación de más de 40 contratos sobre tarifas -congeladas en muchos casos desde la crisis de 2001- con empresas privatizadas, algunas de ellas de capital español. Junto al control de la inflación, se trata de la gran asignatura pendiente de la economía argentina. Lo que preocupa a las empresas extranjeras es la reacción que pueda tener el Gobierno argentino ante una evolución negativa de la inflación. "Aunque hay señales positivas, como por ejemplo la firma esa misma semana de un decreto presidencial sobre aumentos tarifarios", señala una fuente del ámbito empresarial que pidió permanecer en el anonimato.

Las empresas españolas con mayores reclamaciones, como Telefónica, Edesur -propiedad de Endesa- y Gas Natural, han llegado a acuerdos con el Gobierno para realizar subidas parciales, sentarse a renegociar todas las tarifas y paralizar las demandas interpuestas contra Argentina ante el tribunal de arbitraje del Banco Mundial, el CIADI. Sin embargo, con una inflación elevada será complicado para el Gobierno argentino acordar subidas que repercutirán directamente sobre el bolsillo de los consumidores. Máxime cuando hay otros factores que pueden ayudar a que la inflación siga en aumento, como las subidas salariales que cada vez son exigidas con más contundencia por los sindicatos, tal y como se ha comprobado con la huelga de técnicos y pilotos de Aerolíneas Argentinas, que exigían subidas de hasta un 70% en sus salarios.

"La única forma para aumentar los salarios es con inversiones. Lo demás es pan para hoy hambre para mañana", destaca el economista Roberto Kachanosky. Según los cálculos que manejaba el sustituido Roberto Lavagna, para que la economía crezca el 5% anual -en la actualidad lo hace a un 9%- son necesarias inversiones por valor de unos 4.000 millones de dólares (unos 3.400 millones de euros) al año, una cifra inalcanzable sin la cooperación de las empresas privatizadas, y aquí surge otra vez el escollo de las negociaciones sobre tarifas.

Además, Lavagna tenía previsto haber iniciado mañana unas negociaciones con el FMI. Cuando acudió el pasado lunes a una reunión con Kirchner para tratar el asunto se encontró con que el presidente le pidió la renuncia. Argentina tiene que pagar durante el próximo año 5.085 millones de dólares al organismo. Buenos Aires quiere aplazar una parte del pago, aunque ello le obligaría a renegociar un nuevo aplazamiento del monto que debería devolver en 2007, unos 4.700 millones de dólares. Hasta ahora, Argentina pagó puntualmente al FMI ya que la suspensión de pagos de la deuda afectó a los inversores privados.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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