_
_
_
_
_
Reportaje:

'Feminicidio' en México

Los asesinatos de mujeres no son un fenómeno exclusivo de Ciudad Juárez

La policía de Chihuahua (380 kilómetros al sur de Ciudad Juárez) reconoció el pasado 24 de junio que tenían el cuerpo de Minerva Torres desde hacía dos años. Minerva, de 18 años, había desaparecido en la capital de ese Estado mexicano el 13 de marzo de 2001. En julio de 2003, la prensa y las ONG sabían ya del descubrimiento de una osamenta en un monte que se localiza entre el campo de tiro de la policía y el complejo de seguridad pública del Estado. La policía negó este hallazgo. Tuvieron que pasar dos años y un cambio de procurador (fiscal) para que la familia confirmara que tenía ese cadáver y que se trataba de Minerva.

El asesinato de mujeres en Ciudad Juárez se ha extendido a otras partes del país. De los 534 homicidios cometidos en la ciudad fronteriza desde 1993, cerca del 20% tiene algo en común: presentan rasgos de una crueldad brutal. La suya no es una muerte rápida. La mujer muere estrangulada, desnucada o apuñalada; presenta signos de violación, en ocasiones colectiva; el cuerpo tiene señales de tortura y mutilación -usualmente uno de los senos es cercenado o arrancado a mordiscos-, y los restos son abandonados en un terreno baldío o a la orilla de la carretera.

Cerca del 20% tienen algo en común: presentan rasgos de una crueldad brutal

Este mismo ritual homicida se repite en otras partes del país con una frecuencia similar al de la ciudad fronteriza. Por ejemplo, entre 2002 y 2004, se encontraron 20 cadáveres en Ciudad Juárez con un patrón de excesiva crueldad; en Guanajuato (a 300 kilómetros al noroeste de México DF) se registraron 21 casos, y en Morelos (60 kilómetros al sur de la capital), 19 asesinatos.

La preocupación gubernamental ante este problema ha ido creciendo a medida que se difunde la información, y por ello se han creado dos comisiones especiales, una en el Senado y otra en la Cámara de Diputados, para dar seguimiento a los feminicidios en Ciudad Juárez y en el resto de México.

El término, acuñado por las antropólogas estadounidenses Diane Russell y Jill Radford, se refiere al asesinato de una mujer por el simple hecho de serlo. Marcela Lagarde, presidenta de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados, añade que se trata de "un genocidio cometido por hombres que consideran que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Todos

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

coinciden en su infinita crueldad".

Al día de hoy, ninguna autoridad mexicana puede dar una cifra fiable sobre el número de asesinatos que se cometen en el país cada año. Los datos oscilan entre 1.400 y "más de 5.000". En 15 meses de trabajo, la Comisión Especial de la Cámara para investigar los feminicidios ha intentado recabar esta información para procesarla y ubicar los lugares que presentan violencia extrema. Los resultados son escasos. Siete de las 32 procuradurías estatales no han respondido. Quienes lo hicieron, dieron información imprecisa e incompleta: no distinguen el género de la persona asesinada, no registran los casos que presentan signos de violación o tortura, no saben el estado en el que se encuentra el juicio en caso de haber arrestado a alguien...

"Me sorprendió la absoluta ineficacia, incompetencia, indiferencia, insensibilidad y negligencia de la policía [que investiga los casos de Ciudad Juárez] que han llevado hasta ahora las indagaciones", recordaba Dato Paraam Coomarasawamy, relator especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que en 2001 viajó a Ciudad Juárez para investigar los feminicidios.

El relator, tras una reunión con agentes de policía y fiscales, describía su falta de interés porque éstos llegaban a responsabilizar a las mujeres de sus muertes por su "presunta falta de moralidad". Es decir, por el tamaño del escote y de las minifaldas que vestían en el momento de su desaparición.

En el caso de Minerva, los agentes de policía mostraron el mismo desdén. Su madre, Martina Albeldaño, recuerda: "Los policías nos llevaron a un grupo de madres [con hijas desa-parecidas] a prostíbulos en Durango, Saltillo, Monterrey, Laredo, Casas Grandes, etcétera, donde supuestamente se encontraban las jóvenes. Ahí los policías tomaban copas, nos dejaban abandonadas en una mesa y falsificaban los recibos de las consumiciones".

Chihuahua, al estar en el mismo Estado que Ciudad Juárez, fue el primer lugar donde se comenzaron a repetir estos crímenes. Entre 1999 y 2004, la ONG Justicia para Nuestras Hijas tuvo conocimiento de 18 asesinatos de mujeres al estilo de Ciudad Juárez. Según el primer informe de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados, en 14 Estados (de un total de 32) el feminicidio es un problema grave. No pueden, sin embargo, establecer con precisión la magnitud de estos crímenes.

Los padres de Minerva han denunciado a las autoridades del Gobierno anterior por encubrir el crimen de su hija. El mismo día y en el mismo lugar que encontraron el cuerpo de Minerva, descubrieron el cadáver de Neyra Cervantes. Por ese crimen, la policía detuvo a David Meza, el primo de Neyra, quien, según las autoridades, "confesó" su crimen. Meza se encontraba en Chiapas, a 2.500 kilómetros de Chihuahua, el día de la desaparición de Neyra. Afirma que la confesión la firmó tras ser torturado durante 72 horas. Según los padres de Minerva, la policía negó tener el cuerpo de su hija, pues hacerlo demostraría la inocencia de Meza, quien continúa preso. Al ser consultada, la procuraduría de Chihuahua declinó hacer comentarios.

En Ciudad Juárez pasaron ocho años para que las autoridades comenzaran a investigar. En el resto de México, estos crímenes se registran al menos desde 2000. Aunque existe interés por indagar qué está ocurriendo, hasta ahora los resultados de las comisiones especiales y de las autoridades encargadas de procurar justicia son exiguos.

Camisetas con el rostro de chicas desaparecidas. La de arriba a la derecha es Minerva Torres.
Camisetas con el rostro de chicas desaparecidas. La de arriba a la derecha es Minerva Torres.AP

Fronteras peligrosas

Existen rasgos en común en los lugares donde los asesinatos de mujeres con crueldad excesiva son más frecuentes. Elena Alicia Pérez Duarte, secretaria técnica de la Comisión del Senado para Ciudad Juárez, apunta: "Son puntos donde existe el tráfico de personas".

La ubicación geográfica de México, colindante con Estados Unidos, ocasiona que miles de personas de todo el país y de naciones centroamericanas emigren a Estados Unidos de forma ilegal cada año. En las zonas de tránsito han proliferado las mafias de trata de personas, narcotráfico y turismo sexual. Existen rutas bien establecidas para el tráfico de personas, y en estos lugares se concentran el mayor número de crímenes de odio misógino, que permanecen impunes. En los Estados fronterizos y en Veracruz se han registrado más de 3.000 asesinatos de mujeres entre 1999 y 2004.

Lucero Saldaña, presidenta de turno de la Comisión del Senado, afirma que Ciudad Juárez es sólo la punta del iceberg. "Los feminicidios están surgiendo en ciudades con un crecimiento demográfico desmesurado, que además registran un incremento en la violencia

[contra hombres y mujeres] y con explotación sexual infantil".

Según datos del Senado, cerca de 13.000 niñas son obligadas a prostituirse en el país. Este problema no sólo afecta a localidades aisladas. Está presente en dos terceras partes del territorio mexicano.

"Si el Estado no detiene a nadie y no da información sobre lo que ocurre, los feminicidios continuarán extendiéndose", sentencia Leticia Burgos, integrante de la Comisión del Senado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_