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Reportaje:LA MEMORIA DEL HORROR

Los últimos días de la Segunda Guerra Mundial

Un recorrido por diferentes libros y películas que ayudan a comprender los estertores del conflicto

El camino hacia el final se inició por mar el 6 de junio de 1944 y culminó desde el aire el 6 y 9 de agosto del año siguiente. Duró 426 días en los que cinco episodios marcaron el fin de la Segunda Guerra Mundial: el desembarco de Normandía, la liberación de París, la liberación de Auschwitz y de los campos de concentración y exterminio, el suicidio de Hitler y la caída de Berlín y las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Acontecimientos que dejaron ver el rostro de seis años de conflagración bélica: cincuenta millones de muertos, un Holacausto, una Europa arrasada, una abisal culpa y vergüenza y una nueva era inaugurada con un espectral hongo de humo mortífero.

Desde entonces centenares de libros y kilómetros de celuloide cinematográfico han tratado de contar, explicar y analizar la más catastrófica guerra que ha vivido la humanidad. De homenajear a sus víctimas. Y como cada vez más la historia es forjada por los libros y las películas, nueve historiadores, pensadores, escritores y cineastas han vuelto sobre aquellos últimos días para proponer algunos títulos fundamentales para conocer y comprender mejor este crucial fragmento de la Historia.

NORMANDÍA

Fue el 6 de junio de 1944 cuando el destino de la guerra cambió de rumbo. Ese día las tropas aliadas, comandadas por Eisenhower, desembarcaron en la costa francesa de Normandía y tras dos meses de combate lograron romper el frente alemán del oeste. La historia de aquellas vísperas y del propio momento son descritas de manera magistral por David Stafford en El desembarco de Normandía: Díez días para el Día D (Espasa), según el historiador y escritor Santos Juliá. Un libro que reconstruye el principio del final a ras de tierra. Es una cuenta atrás contada "con singular agilidad narrativa, al describir el día a día desde abajo a través de soldados, sargentos y demás personal que intervino en aquel desembarco y teniendo como una de sus principales fuentes muchas cartas".

Un hecho que en el cine de esta guerra suele estar presente y que para la escritora y periodista Maruja Torres es un acontecimiento eminentemente visual para el que recomienda "absolutamente La americanización de Emily, de Arthur Hiller, una visión cínica y despiadada de la guerra". Pero en este episodio normando no puede faltar el clásico que Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wick filmaron basándose en el libro de Cornelius Ryan, El día más largo, que se sostiene en más de mil testimonios y que aconsejan los escritores Javier Marías y Clara Sánchez.

En cuanto a filmes más recientes, Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg, es citado por Reyes Mate y Santos Juliá, a pesar de los reparos que le encuentran por su final blando. Sin embargo, para Marías "sobre el desembarco y lo que vino después no hay mejor ficción que la serie televisiva Hermanos de sangre, hecha en parte por el equipo de Salvar al soldado Ryan, pero muy superior a esta película y sin las inverosimilitudes y ocasionales cursilerías de ésta".

LIBERACIÓN DE PARÍS

El segundo paso hacia el final está en París. La otrora ciudad soñada donde crecen las artes y campan la bohemia y la libertad, está ocupada por las tropas alemanas desde el 14 de junio de 1940. Hasta que el 25 de agosto de 1944 los nazis se rinden. Lo hacen después de que el mariscal Philippe Leclerc desembarcara en Normandía y avanzara con sus hombres hasta allí.

Los cuatro años de la ocupación, reconstruidos y recreados en imágenes, quedan muy bien resumidos, según Clara Sánchez en la película El tren, de John Frankenheimer, "debido a que aborda la resistencia francesa, el París asediado por los alemanes y cómo intentan saquear la riqueza artística de la ciudad". Otra vía de buena información son los documentales que no inciden en el mito de la Resistencia, sugiere Maruja Torres, aunque aclara que hay que buscarlos con lupa. La autora barcelonesa dice que "para llorar y entregarse a otras bajas concupiscencias, La última vez que vi París (Richard Brooks, 1954, con Liz Taylor sobre una historia de Scott Fitzgerald), es un pedazo de melodrama que vale para lo nuestro sólo por la secuencia de los besos de las chicas a los libertadores, con el Arco de Triunfo al fondo; y ¿Arde París? (de René Clément, 1966, llena de estrellazas del momento), muy patriótica e inverosímil".

AUSCHWITZ

El invierno del 45 avanzó abanderando buenas noticias. El 27 de enero los rusos liberaron el mayor campo de concentración y exterminio creado por los nazis en 1940 y donde murieron alrededor de tres millones de personas, la mayoría judíos. Muy cerca de Cracovia, los horrores de Auschwitz (con sus cuatro campos y maquinaria criminal y experimentación es la máxima representación de la llamada "solución final") y de otros campos son de los sucesos que más testimonios y libros conmovedores ha dado a la historia y la literatura. Un acercamiento fundamental al Holocausto y sus cerca de seis millones de víctimas, según Reyes Mate, se logra con el libro La destrucción de los judíos europeos (Akal), de Raul Hilberg. "Un documento valioso por su rigor investigativo y el análisis que hace para tratar de explicar cómo fue posible esa tragedia y que en ella participara parte de la sociedad alemana". No se olvida el profesor del Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de citar a la filósofa alemana de origen judío Hannah Arendt, que huyó del nazismo en 1934, y su libro Eichmann en Jerusalén (Debolsillo), un estudio sobre la cuestión judía y búsqueda de explicaciones al fenómeno del nazismo.

Verdadera historia es la que forman las voces de los superviviente. Para el historiador del arte y ensayista Valeriano Bozal es muy importante leer Un instante de silencio en el paredón (Herder), del premio Nobel húngaro Imre Kertész: "Me interesa no tanto por su análisis del Holocausto, que es importante, como por su análisis del concepto de patria y la crítica a ese concepto; porque dice que es una palabra a la que le tiene miedo". Y Bozal recuerda una frase extraordinaria del libro: "En mi primera infancia ya aprendí que la mejor manera de servir a mi patria era realizando trabajos forzados y que luego me liquidarían".

Testimonios imprescindibles son también los de Jorge Sem-prún, según varios entrevistados, entre ellos Maruja Torres. La voz de Primo Levi es otra de las citadas con su Trilogía de Auschwitz (El Aleph), "esencial porque es a la vez testimonio y alta literatura", afirma el escritor Ignacio Martínez de Pisón. Para Clara Sánchez, la experiencia de Levi es una "reflexión sobre la degradación a que se puede llegar cuando se ha conseguido altas cotas de civilización, reflejado en Hitler y los nazis". Del legado oral, Reyes Mate destaca dos: la de la judío-holandesa Etty Hillesum en El corazón de los barracones. Cartas (Anthropos), y el de Zvi Kolitz titulado Yósel Rákover apela a Dios, incluido en el libro La autoridad del sufrimiento. Silencio de Dios y preguntas del hombre (Anthropos).

La filmografía sobre este suceso es amplia. Aunque según Bozal, autor del libro El tiempo del estupor. La pintura europea tras la II Guerra Mundial (Siruela), las imágenes cinematográficas de la guerra, y en especial del Holocausto, "tienen muy difícil alcanzar el nivel de los documentos gráficos, porque además su elaboración les quita mucha fuerza". Aun así, él destacaría Noche y niebla de Alain Resnais, rodado en el campo de Auschwitz diez años después de la liberación. Una elección que comparte Marías para quien esta película "sigue siendo quizá la más impresionante sobre el Holocausto, con la ventaja de que, al ser de corta duración, nunca puede regodearse en el horror, como hacen algunos libros y filmes". Mientras que, para Maruja Torres, su gran valor por su carácter reflexivo e informativo.

Pero el testimonio audiovisual del Holocausto por antonomasia, para entrevistados como Santos Juliá, Reyes Mate y Maruja Torres, es Shoah, de Claude Lanzmann. Un documento visual de varias horas que aún espera ser más conocido en España y que es "el definitivo y angustioso relato del horror", dice la autora de Un calor tan cercano. En torno a la persecución de los judíos y "sobre el martirio como forma última de heroísmo", Martínez de Pisón recomienda Amén, de Costa Gavras; y para Reyes Mate una película bastante fiel a lo que vivieron los judíos es El pianista, de Roman Polanski.

HITLER Y BERLÍN

La derrota de Hitler y el nazismo tenían los días contados en abril. Así lo indicaba el cerco de los aliados a Alemania por tierra y aire. La estrategia de incendiar sus ciudades y la llegada de las tropas soviéticas a Berlín que originó una última gran batalla con los nazis, del 23 de abril al 2 de mayo. Adolf Hitler se suicidó en su búnker de la Cancillería el 30 de abril de 1945 y la capitulación alemana se firmó el 8 de mayo. Por eso resulta clave leer, según Santos Juliá y Reyes Mate, El incendio: Alemania bajo los bombardeos 1940-1945 (Taurus), de Jörg Friedrich. "Es la primera investigación seria sobre los planes del alto mando británico de provocar incendios en las ciudades alemanas. Viene a resaltar que no se trataba de atacar objetivos estratégicos, sino de incendiar ciudades. Es un libro impresionante", cuenta Juliá, autor de Historias de las dos Españas (Taurus). Un libro necesario, agrega Mate, porque da otra visión al mostrar que los alemanes también fueron víctimas, por eso añade a su lista la novela A paso de cangrejo (Alfaguara), del nobel alemán Günter Grass,también citado por Sánchez.

Una biblioteca en la que para Marías está el Antony Beevor de Berlín. La caída, 1945 (Crítica), un libro de referencia. También "son excelentes" Los diarios de Berlín 1940-1945 (Acantilado), de Marie Missie Vassiltchikov, y el escritor madrileño cierra su lista de recomendaciones con Sobre la historia natural de la destrucción (Anagrama), de W. G. Sebald, "aunque no se centre en Berlín". Maruja Torres recomienda la biografía Hitler (Planeta), de Joachim Fest, y los libros de Sebastián Haffner Historia de un alemán (Destino) y Alemania: Jeckyll y Hyde 1939, el nazismo, visto desde dentro.

Entre las películas que recogen mejor los últimos días de Hitler y la caída de Berlín casi todos coinciden en recomendar la reciente El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel. La película está basada en el libro homónimo de Joachim Fest y los diarios de quien fuera la secretaria de Hitler, Traudl Junge recogidos en Hasta el último momento (Quinteto), también recomendados por varios entrevistados. "Aunque se trata de una película polémica", dice Reyes Mate, "porque parece presentar a un Hitler humano, sin embargo se aproxima bastante a la realidad". Para Juliá se trata de un filme serio que muestra la fascinación que el líder nazi ejercía sobre un importante grupo de personas.

BOMBAS ATÓMICAS

426 días después del desembarco de Normandía y tras varias semanas de la capitulación de Berlín todos pensaban que la guerra había terminado. Pero faltaba el último estertor. Fue el 6 de agosto de 1945, cuando a las 8.15 de la mañana el B-29 Enola Gay dejó caer sobre la ciudad japonesa de Hiroshima una bomba atómica. Murieron más de 140.000 personas, hubo millares de heridos y secuelas por muchos años, y destruyó la ciudad en un 90 por ciento. Ocurrió doce días después de que Estados Unidos, Reino Unido, China y la antigua URSS lanzaran un ultimátum al gobierno japonés: capitulación incondicional o arriesgarse a una aniquilación. El 9 de agosto, Nagasaki corría la misma suerte de Hiroshima. Esta jornada es recogida con rigor, según Reyes Mate, en Hiroshima, lo que nunca fue noticia, editado por la Fundación Japón en una editorial venezolana. "Lo que ocurre es que muchos libros no han sido traducidos al español", se lamenta. Aunque recientemente se han editado Diario de Hiroshima (Turner), de Michihiko Hachiya, e Hiroshima (Turner), de John Hersey, corresponsal de guerra de la revista Time. Páginas que describen y analizan la nueva era que abrieron las primeras bombas de destrucción masiva y que cambiaron el rumbo del mundo.

Un pasaje de la historia que para la directora de cine Isabel Coixet queda reflejado en Hiroshima mon amour, dirigida por Alain Resnais y con guión de Marguerite Duras. "Es la historia de una guerra que ha pasado por dos personas y vivida por ellas de manera diferente. Que les une y les separa a la vez. Fusiona dos hechos: ella recuerda a un amante que tuvo y que conoció los últimos días de la guerra, mientras él vive con la sombra de Hiroshima. Él le pregunta que pensó cuando supo lo de la bomba, '¿pensabas en nosotros?', y ella sólo responde que lo único que pensaba era 'Cómo han podido hacerlo'. La película transmite, además, algo de esa culpabilidad occidental que nunca se ha resuelto".

El tema de Hiroshima para Maruja Torres es delicado. "Me parece repugnante referirse a estos desastres nucleares que se cebaron en poblaciones civiles aduciendo que sirvieron para evitar la guerra. Si hay estómago para saber qué fueron bastará con contemplar las fotografías de las secuelas que sufrieron las víctimas, tal como hoy siguen sufriéndolas. Y, sobre todo, no ver Hiroshima mon amour, porque hace que la hecatombe asesina parezca un problema de intelectuales". De este filme Bozal sólo recomienda algunos fragmentos. Prefiere ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, de Stanley Kubrick, "por su sentido irónico, sarcástico y de comedia respecto al problema de la obsesión nuclear frente a la visión más metafísica y trágica de Hiroshima mon amour".

LA GUERRA

Para una mirada global de esta conflagración, Juliá aconseja leer Por qué ganaron los aliados (Tusquets), de Richard Overy, "que desmonta las respuestas impresionistas y analiza las razones del triunfo siguiendo la guerra en los distintos frentes". Precisamente sobre uno de esos frentes trata Armagedon: La batalla por Alemania 1944-1945 (Crítica), de Max Hastings, que "resalta la importancia del frente oriental en la derrota alemana". Marías cita un libro poco conocido que toca tangencialmente algunos de los temas señalados, es The Meaning of Treason [El significado de la traición], de Rebecca West. "De lectura obligada para cualquier interesado en esta guerra y en la traición en sí misma".

Sobre la bibliografía de Alemania y el germen de todo lo que habrá de ser, Bozal sugiere de Victor Klemperer Quiero dar testimonio hasta el final. Diarios. Tomo I, 1933-41 - II, 1942-45 (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores) en cuyas páginas "se ve como una sociedad va marginando a un conjunto de personas hasta estar en condiciones de exterminarlo". A su selección de títulos, Bozal suma el clásico de Arendt Los orígenes del totalitarismo (Taurus); y Marías La II Guerra Mundial (La Esfera de los Libros), de Winston Churchill, y Diarios de Guerra 1939-1945, de Lord Alanbrooke.

Entre las películas que hay que buscar en una videoteca, el cineasta Rafael Azcona recomienda To be or not to be, de Ernst Lubitsch. "No entra en ninguno de los episodios del último año de la guerra, pero sí en el que les sirvió de prólogo -está ambientada en la invasión nazi de Polonia-. Esa divertidísima comedia es uno de los más corrosivos alegatos que se hayan hecho nunca contra los totalitarismos". Una opinión que comparte Martínez de Pisón.

Sobre otros acontecimientos clave de la II Guerra como Pearl Harbor, Marías encuentra interesantes ¡Tora! ¡Tora! ¡Tora!, de Richard Fleisher, y los documentales de John Ford sobre el ataque que hicieron los japoneses a la isla el 7 de diciembre de 1941, y que llevaron a que Estados Unidos interviniera en la guerra. Valeriano Bozal menciona dos películas que "expresan muy bien la violencia y la crueldad de la guerra en general: Senderos de gloria, de Kubrick, por su carácter antimilitarista, y algunos pasajes de Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, especialmente los relacionados más directamente con el texto de Conrad donde aparece Marlon Brando".

Literatura y cine que contribuyen a crear y fortalecer la memoria sobre una guerra y un momento de la humanidad que condensan las palabras de Elie Wiesel cuando escribe en La noche (El Aleph): "Jamás olvidaré esa noche, esa primera noche en el campo que hizo de mi vida una sola larga noche bajo siete vueltas de llave. (...) Jamás olvidaré ese silencio nocturno que me quitó para siempre las ganas de vivir. Jamás olvidaré esos instantes que asesinaron a mi Dios y a mi alma, y a mis sueños que adquirieron el rostro del desierto. Jamás lo olvidaré, aunque me condenaran a vivir tanto como Dios. Jamás".

Bruno Ganz (centro), como Hitler, en la película <i>El hundimiento</i>, de Oliver Hirschbiegel.
Bruno Ganz (centro), como Hitler, en la película El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel.
Imagen del documental <i>Shoah</i>, de Claude Lanzmann.
Imagen del documental Shoah, de Claude Lanzmann.

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