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Reportaje:

El caladero de la cocaína

La policía desarticula una red gallega de 'narcos' y aprehende cinco toneladas de cocaína en alta mar

Jorge A. Rodríguez

El Atlántico es un inmenso caladero. En el piélago, donde los bancos de pesca se han visto mermados por las capturas industriales, la policía antinarcóticos ha encontrado su propio caladero... de cocaína. Y las capturas crecen. La última, del viernes pasado, fue de cinco toneladas de cocaína que eran transportadas hacia Galicia en la bodega del Atlantic Warner, un pesquero de alta mar cuya mercancía tenía como destino los almacenes del clan gallego de Los Caneos, dirigido por Daniel Baúlo, hijo de Manuel Baúlo, el patriarca del clan, que fue asesinado por unos sicarios colombianos en 1994 afines a un grupo competidor: el clan de Los Charlines.

La Operación Tul llevaba meses fraguándose. El primer dato saltó en la Costa del Sol, donde agentes antidroga del Cuerpo Nacional de Policía observaron continuos contactos entre ciudadanos británicos y miembros "de uno de los clanes gallegos más relevantes del narcotráfico". Los británicos hacían continuos viajes a Portugal para mantener reuniones. Fue difícil seguirlos, porque los miembros de la organización "adoptaban extremas medidas de seguridad" para eludir a los policías que sospechaban que les estaban siguiendo.

Uno de los participantes en esas reuniones resultó ser Daniel Baúlo, muy conocido por los agentes de la Brigada Central de Estupefacientes, dependiente de la Comisaría General de Policía Judicial. Lo conocían porque lo habían detenido en varias ocasiones anteriores, siempre vinculado a operaciones de narcotráfico. De hecho, según la policía, hasta que fue detenido el viernes, estaba considerado "el traficante más importante" de cocaína de España.

Los policías españoles se pusieron en contacto con sus colegas del Reino Unido y Portugal. Les contaron que, tal y como pintaban las cosas, un grupo hispano-británico estaba preparando un gran alijo de droga. Les explicaron que lo más normal es que estuvieran aprestando un barco para cargarlo de droga, acercarlo a las costas de Galicia y Portugal, trasvasar la cocaína a barcos más pequeños y llevarla a tierra, para luego distribuirla por Europa.

Todos coincidieron en que, si la operación la estaban montando Los Caneos, iba a ser grande. Incluso se especuló con que podría superar las 10 toneladas que transportó el Tamsaare. Los Caneos como Los Charlines han tenido una relación de amor-odio. Ambos habían empezado montando transportes de droga y habían acabado comercializando ellos mismos.

El barco fue identificado cuando aún estaba en las costas del Caribe. Desde antes de zarpar estuvo controlado por un combinado de agentes españoles, portugueses y británicos. El viernes pasado, cuando navegaba por alta mar a la altura de Canarias, el barco fue asaltado. Los policías parecieron surgir tanto de fuera como de dentro del barco. El buque transportaba 157 fardos de cocaína, cuyo primer pesaje arrojó la cifra de 5.000 kilos. Puestos a la venta kilo a kilo, los narcotraficantes hubieran recaudado 150 millones de euros.

Simultáneamente, agentes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) central, de la misma unidad regional de Galicia y del llamado Grupo Greco de la Costa del Sol (especializado en el combate de las mafias), detuvieron a 11 personas, tres británicos residentes en la provincia de Málaga y ocho gallegos de Cambados y Vilanova de Arousa. Además, fueron practicados 11 registros en tierra.

El barco fue asaltado desde el patrullero de altura Centinela, de la Armada española, en una operación combinada que contó con el apoyo de la Marina de Guerra de Portugal. La zona de abordaje fue ese inmenso triángulo del piélago atlántico en el que entre 1999 y este año la policía española, sola o en compañía de otras, ha pescado casi 120 toneladas de cocaína, la mayor parte de ella (como la de ayer), procedente de Colombia. El Atlantic Warner fue llevado al Arsenal Militar de Canarias, donde siguen amarrados otros barcos de droga: Archangelos, Privilege, Tamsaare...

Baúlo, hijo de Baúlo

Daniel Baúlo era el supuesto jefe de la red que intentaba introducir en Galicia cinco toneladas de cocaína colombiana para, posteriormente, transportarla hasta el Reino Unido. Daniel era el jefe a día de hoy del clan de Los Caneos, cuyo patriarca, Manuel Baúlo Trigo, fue asesinado tras contarle al juez Baltasar Garzón muchas de las operaciones dirigidas por Manuel Charlín, jefe del clan de Los Charlines. La delación le costó la vida y dejó malherida y en una silla de ruedas a la madre de Daniel, que, a tenor de los hechos, recogió el testigo.

La policía asegura que ahora Daniel era el jefe de la red de traficantes de cocaína más importante de España. "Prueba de ello es la cantidad de droga intervenida y la capacidad estructural de la organización para la realización de envíos de esta entidad", según la policía. Con Daniel supuestamente estaba trabajando su hermano Carlos, que hasta el viernes no parecía ligado al narcotráfico. Con ellos fue detenido Francisco Manuel Ribadomar, que en 2001 fue implicado en un alijo de 1.000 kilos de cocaína en Portugal.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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