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AL VOLANTE
Columna
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Sencillo, pero correcto

Aunque la línea tiene menos personalidad que la del modelo anterior, el nuevo Sonata presenta una imagen más sólida e incluso un aire elegante que se completa con un generoso equipo de serie y ayuda también a mejorar el confort. Destacan algunos detalles sofisticados, como los asientos delanteros con reglajes eléctricos, que se adaptan en un momento a todas las tallas, y los sensores traseros de ayuda al aparcamiento, muy prácticos en los coches grandes cuando se utilizan a menudo en ciudad. Por lo demás, el interior es sencillo y luminoso, y la tapicería de cuero aporta un toque de refinamiento al ambiente interior.

Todo funciona bien

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Una berlina coreana al gusto europeo

La versión 2.4 de gasolina y 161 CV es de momento la alternativa más baja y asequible de la gama Sonata, pero mueve bien el peso y ofrece unas prestaciones más que suficientes. Lo primero que sorprende es su tacto suave y agradable, bastante similar al de un motor de seis cilindros, aunque sólo tiene cuatro. Responde con elasticidad desde bajo régimen, sube de revoluciones con mucha finura y progresividad, y se estira hasta las 6.400, aunque a partir de 5.000 lo hace aumentando el ruido. Este propulsor va acompañado de un cambio manual de cinco marchas muy suave de accionar y bien escalonado que no desentona con el resto. El conjunto permite viajar a buen ritmo con desahogo sin necesidad de apurar la mecánica porque adelanta con soltura y sólo le cuesta un poco coger velocidad. Por lo demás, los consumos son correctos para su cilindrada, unos nueve litros en conducción suave y entre 12 y 13 estirando las marchas y en tráfico urbano.

Un buen equipo de seguridad

El Sonata lleva unas suspensiones con reglajes bastante blandos que buscan el confort de sus ocupantes en los viajes, pero en este caso no penalizan en exceso la estabilidad. El modelo coreano no es un coche para conducir rápido en zonas viradas, pero obedece con docilidad al volante, es muy fácil de llevar y da mucha seguridad al conductor. Así, se maneja con dos dedos, no balancea mucho en las curvas y tiene una estabilidad correcta en todos los trazados. Pero sobre todo incluye un equipo de seguridad muy completo, con ABS y ESP, que corrige los errores de cálculo del conductor y evita casi todos los sustos. Los frenos, con ABS, paran bien el peso sin acusar desequilibrios.

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Esta berlina oriental sólo muestra un aplomo algo inferior a los modelos europeos de su tamaño cuando se circula en trazados rápidos y autopista. La dirección acusa más de la cuenta las irregularidades del piso en zonas bacheadas transmitiendo unos golpeteos algo bruscos al volante. Pero por lo demás es un coche equilibrado en el que todo funciona aceptablemente bien, aunque sin entusiasmar por nada en especial.

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