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Reportaje:

Reforma en los tiempos de 'Gran Hermano'

Dos camarógrafos filman por entero las sesiones de la ponencia del Estatut

Enric Company

Los padres del vigente Estatuto de Autonomía están en trance de convertirse en abuelos. El proyecto de 1979 fue redactado por la Comisión de los Veinte. Su obra está siendo sometida a reforma por una ponencia de 19 diputados, que serán los nuevos padres del nuevo estatuto. De la elaboración del texto de Sau quedaron muchas fotos. De su reforma quedarán, además de fotografías, centenares de horas de vídeo.

Los servicios del Parlament plantearon a través del letrado Joan Vintró que las sesiones de la ponencia fueran filmadas en su totalidad. Así se hace desde el principio, hace ya 15 meses. Como en Gran Hermano. Eso significa, entre otras cosas, que en algún momento podrá comprobarse si es cierto, como testifican algunos de los ponentes, que uno de ellos, Jaume Camps, pasará a la historia como el diputado que echa alguna cabezadita en plena discusión.

Desde luego eso no es lo más importante que se podrá comprobar. Los ponentes de los tres partidos de la izquierda y del Partido Popular (PP) aseguran que en esas grabaciones se podrá ver que hay menos desacuerdos de los que airea Convergència i Unió (CiU) ante los periodistas tras cada sesión de trabajo y que el Estatuto se está reformando en un clima de "muy buen rollo" e incluso de "cordialidad" del que si acaso sólo desentona la actitud permanentemente ceñuda de los diputados de CiU.

"¿Cómo quieren que estemos, alegres después de que nos han llamado ladrones?", preguntó públicamente el ponente de CiU, Francesc Homs, tras la primera sesión celebrada después de que Maragall hiciera su sonada alusión al cobro de comisiones en la adjudicación de obras públicas por los gobiernos de Jordi Pujol.

Como se trata de una primera lectura, los ponentes no juegan a colar goles. En la última sesión, por ejemplo, la socialista Lidia Santos acababa de aceptar una propuesta de CiU sobre planificación de la economía, cuando el diputado nacionalista Francesc Homs le advirtió que éste no era un asunto "pacífico", sino que era una de las cuestiones que ha causado más litigios entre la Generalitat y los sucesivos Gobiernos de España. Inmediatamente la socialista hizo constar una reserva de su grupo.

A las sesiones de trabajo de la ponencia asisten, además de los diputados, los dos letrados del Parlament que les asesoran, Ismael Pitarch y el citado Vintró, el secretario que toma nota, dos camarógrafos y un realizador de televisión. El realizador está situado tras un biombo que oculta la mesa de mezclas a la vista de los diputados.

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El mayor sobresalto que han tenido los ponentes en sus sesiones se produjo el día en que el biombo se cayó al suelo con gran e inesperado estrépito. El mayor revuelo, sin embargo, no lo causó esta caída, sino la discusión entre derecha e izquierda sobre si el Estatut ha de consagrar o no la laicidad del sistema escolar público. "La iglesia que más ilumina es la que arde", comentó, no se sabe muy bien si en broma o en serio, Lidia Santos ante la imposibilidad de romper la resistencia del frente pro católico. Naturalmente, tan grande alarde diplomático no le sirvió para este fin, sino más bien todo lo contrario. La laicidad de la escuela pública es una de las cuestiones que han quedado para la segunda lectura.

Se graban y filman las sesiones, pero no se sabe muy bien qué va a pasar con los centenares de horas de cinta. ¿Se podrán consultar inmediatamente? ¿Habrá que esperar un cierto número de años? ¿Serán accesibles a todos los ciudadanos o sólo a estudiosos? No hay decisión tomada sobre esto. Los diputados aseguran que en las primeras sesiones de trabajo la presencia de los camarógrafos les impelía a cuidar la expresión, medir mejor las palabras y guardar la compostura. Pero se han habituado a ellos. "Ahora ya nadie parece darse cuenta de que le filman y se puede ver a Vendrell paseando a lo largo de la sala y a las cuatro diputadas que se sientan juntas poniéndose de acuerdo antes que el resto", explican.

Los ponentes son 19, pero deberían ser 20. Al principio se acordó que fueran 10, dos por cada uno de los cinco grupos parlamentarios. El grupo de CiU forzó la reconsideración del acuerdo para doblar la cifra. Cosas de los equilibrios internos y de los deseos de alguno de pasar a la historia como padre de un estatuto. Con cuatro ponentes, CiU tiene a un representante de la primera hora convergente, Ramon Camp; a uno de los jóvenes que rodean a Artur Mas, Francesc Homs; a un viejo roquista, Jaume Camps; y a una democristiana, Núria de Gispert.

El partido que mantiene una vacante es Esquerra Republicana (ERC). Se reserva la posibilidad de que la ocupe su líder, Josep Lluís Carod.

No sin malicia, el diputado que encabeza la representación del PP, Francesc Vendrell, asegura que a lo largo de las más de 40 sesiones de trabajo ha habido más discusiones de los cuatro ponentes de CiU entre sí que entre los 11 de los tres grupos que forman el Gobierno catalán. Esto no se debe a que tengan más o menos discrepancias. Es que los ponentes de los demás grupos respetan más que el de CiU el compromiso inicial de que en los debates intervengan sólo dos diputados de cada grupo. Y se debe también a que los ponentes del PSC, ERC e Iniciativa Verds- Esquerra Unida (ICV-EUiA) realizan su debate previo, fuera de la ponencia, para conjuntar posiciones, cosa que no siempre sucede entre los ponentes de CiU. Cada semana hay tres o cuatro reuniones de este tipo, casi siempre entre Ridao, Santos y Miquel Iceta, y en ocasiones también con Jaume Bosch.Cuando el asunto lo requiere, las reuniones se celebran en el Palau de la Generalitat, con el presidente Pasqual Maragall y los consejeros Josep Bargalló y Joan Saura, más otros que varían.

La comisión no tiene presidente, pero existe un consenso no verbalizado para que Ridao ejerza como moderador. "A veces parece que Ridao se estudie cada mañana un par de sentencias del Tribunal Constitucional para soltarlas en la sesión de trabajo" en apoyo de sus argumentos, explica uno de los ponentes. "Y apabullar a los que no somos juristas", añade. Sin embargo, Ridao tiene que andarse con cuidado, pues sus intervenciones se producen ante dos de los que fueron sus profesores en la Universidad Autónoma: Lidia Santos, que lo es de Derecho Internacional Privado, y Joan Vintró, de Derecho Político.

De la 'troika' de 1979 al quinteto de 2005

Así como en la redacción del Estatut de 1979 tuvo un gran protagonismo lo que entonces se denominó troika, compuesta por el socialista Eduardo Martín Toval, el convergente Miquel Roca y el entonces eurocomunista Jordi Solé Tura, en la reforma que ahora se lleva a cabo no hay, de momento, un protaagonismo de este tipo. Solé Tura y Roca habían sido ponentes de la Constitución y Martín Toval intervino muy activamente en la elaboración de su Título VIII, que contiene la matriz de la que surgieron luego los estatutos de autonomía.

En la ponencia actual llevan la voz cantante los socialistas Lidia Santos y Miquel Iceta; Francesc Homs (CiU), Joan Ridao (ERC), Jaume Bosch (ICV) y Francesc Vendrell (PP), que actúan como jefes de fila. Los demás ponentes intervienen muy poco. Y muchos coinciden en señalar que si esta reforma tiene alguna impronta personal es la del director del Instituto de Estudios Autonómicos, Carles Viver Pi Sunyer, que fue magistrado del Tribunal Constitucional desde 1992 hasta 1998 y su vicepresidente hasta 2001.

En la ponencia hay ocho licenciados en Derecho. Son los cuatro de CiU, dos del PP, Jordi Muntanya y Àngels Olano; uno de ICV, Bosch; y uno de ERC, Ridao. Hay tres licenciados en Historia: Joan Boada, de ICV, Jordi Miralles, de ICV-EUiA, y Joan Ferran, del PSC. Un único licenciado en Teología, Francesc Vendrell, del PP; un periodista, Àlex Masllorens, del PSC-Ciutadans pel Canvi; una doctora en Matemáticas, Pilar Dellunde y una ingeniera industrial, Teresa Aragonès, ambas de ERC; una licenciada en Antropología, Dolors Comas, de ICV; y una en Administración de Empresas, Belén Pajares, del PP.

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