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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mujeres de Nueva York

Han pasado más de diez años desde la edición en Estados Unidos de estos Cuentos completos de Grace Paley (Nueva York, 1922), venerada, sobre todo por escritores, como una de las narradoras más extraordinarias de la segunda mitad del siglo XX. Sus relatos son sagaces, irresistiblemente cómicos y de gran profundidad humana; sin embargo, cuando los tres delgados tomos aquí reunidos fueron publicados por Anagrama en los años ochenta, pasaron casi inadvertidos. Descendiente de familia ruso-judía, y madre soltera de dos hijos, Paley llegó a la escritura tarde, gracias a lo que ella llama, en el texto preliminar, un gran golpe de suerte: "Me puse enferma, lo bastante para que los niños se quedaran durante varias semanas en el centro cívico (...) pero no tanto para no poder sentarme a la mesa del salón y pasarme allí todo el día escribiendo". Así nacieron los primeros de una cincuentena de cuentos, que junto a tres poemarios y un libro de ensayos políticos (su publicación más reciente, Just as I thought, 1998) conforman la parca obra de esta impertérrita activista política y feminista.

CUENTOS COMPLETOS

Grace Paley

Traducción de José María Álvarez Flores, Susana Contreras, Enrique Hegewicz, César Palma, Ángela Pérez

Anagrama. Barcelona, 2005

462 páginas. 18,50 euros

Paley nunca ha renegado de sus inicios "en la mesa del salón", todo lo contrario: ha cultivado deliberadamente ese sabor casero y femenino, tan denostado por cierta crítica. El deje casual y el fondo autobiográfico encubren una técnica narrativa sofisticadísima, en la que los imprevisibles saltos del argumento condensan al máximo la narración. A pesar de sus altas dosis de elipsis narrativa y de irregularidad estilística, sus relatos indisciplinados de la vida en los barrios de emigrantes de Nueva York han creado, en los cuarenta años que llevan circulando, una adicción creciente en un reducido pero fervoroso público, y han convertido a su autora en una especie de embajadora literaria de la convivencia urbana multicultural. Sus historias de madres solteras, amigas, vecinas, maridos y amantes, transmiten un concepto contrastado y esperanzador de comunidad humana, a pesar de la degradación de las estructuras sociales y de la conflictividad del entorno urbano. Entre dichas y desgracias de la maternidad, separaciones y amores furtivos, manifestaciones callejeras y discusiones familiares, las vivencias desordenadas de mujeres como Fe -el álter ego de la autora- abarcan medio siglo de vida metropolitana: desde los años de la depresión y la guerra mundial hasta los años ochenta. Y aunque el ejemplo de Nueva York puede parecer hoy algo lejano, se reconocen inmediatamente los problemas y reacciones de Fe ante maridos tarambanas, vecinas yonquis y amas de casa racistas, ya que las metrópolis europeas han sufrido un desarrollo muy parecido.

Lo que distingue, sin embargo, estas historias cotidianas de otras de Bernhard Malamud o Tillie Olsen, es la extraordinaria calidez de la mirada de Grace Paley, en combinación con la penetración cáustica y el implacable humor autocrítico con las que enfila, siempre tirando por lo bajo, las "pequeñas alteraciones del ser humano" (así se titulaba el primer libro). Agudiza su conocimiento pormenorizado de las realidades cambiantes de la gran ciudad con una sinceridad desarmante y lo enriquece con un turbador lirismo brotado de la charla de cocina, en la que cada personaje se caracteriza con un lenguaje propio (no siempre bien reflejado en la traducción, con tendencia a la nivelación). Nadie probablemente iguala a Grace Paley en capacidad de síntesis; pocos autores llegan a la altura de su gracia y lucidez verbal. Historia del emigrante refleja en cuatro páginas los enfurecidos debates políticos de los años setenta, luego resume una infancia dependiente de la asistencia social y después retrocede a la Polonia de principios de siglo para delinear una desgarradora historia de amor. En Historia de mi padre se despliega la incomunicación entre padres imperativos e hijas insumisas, una poética del cuento y, de paso, un melodrama con madre drogadicta. En Adiós y buena suerte, uno de los cuentos más chispeantes jamás escrito, se narran las peripecias de una alegre soltera en el mundillo teatrero de los años veinte cuya existencia despreocupada es recompensada con un matrimonio tardío y feliz. ¿Sentimentalismos y preocupaciones que pertenecen al mundo de ayer? Encontramos cada vez menos disposición para la comprensión y la empatía. En este sentido, Grace Paley forma parte de una generación quizá anticuada; su interés por las vidas ajenas parece inagotable y esa participación solidaria es el fundamento de su escritura.

Una escena neoyorquina de 1968 expuesta en el Museo de Nueva York.
Una escena neoyorquina de 1968 expuesta en el Museo de Nueva York.AP

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