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Fomento sólo ha multado a dos barcos por contaminar en alta mar desde el 'Prestige'

Francia detecta cientos de vertidos al año gracias a cinco aviones y ha sancionado a 28 buques

El Ministerio de Fomento anunció "tolerancia cero" contra los vertidos en el mar tras el accidente del Prestige, en noviembre de 2002. Desde entonces sólo ha multado a dos barcos por vertidos en alta mar pese a que reconoce que los vertidos de aceites y fuel son frecuentes. En ese periodo, Francia ha puesto en marcha cinco aviones contra la contaminación y, con ayuda de la Armada, ha sancionado a 28 barcos. Fomento afirma que ha licitado la compra de tres aviones para detectar los vertidos. La Comisión Europea asegura que las pequeñas emisiones, que se producen a miles, contaminan más que las mareas negras.

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Los marinos conocen los vertidos como sentinazos. Los barcos tienen un depósito junto a la quilla, la sentina, al que van a parar los restos de aceite y fuel usado. La ley obliga vaciar la sentina en puerto, pero algunos capitanes, animados por sus armadores, prefieren ahorrarse tiempo y dinero y hacerlo en alta mar, según explica Luis Miguel Guérez, subdirector general de la Marina Mercante, dependiente de Fomento. El barco deja un reguero de fuel que puede alcanzar la costa en forma de galipote. Tras el accidente del Prestige, Francia y España impulsaron la lucha contra esta contaminación. Casi dos años y medio después, la situación en Francia y España son el día y la noche.

- España: dos sanciones. Cuatro días después del hundimiento del Prestige, un helicóptero de Salvamento Marítimo (Sasemar), dependiente de Fomento, detectó "un buque llamado Kroonborg, del que, aparentemente, se desprendían aguas presuntamente oleosas que se prolongaban en una estela superior a las dos millas", según una nota del ministerio. El helicóptero se encontraba en la zona siguiendo el fuel del Prestige. El Kroonborg fue detenido en Almería y multado con 150.000 euros. El armador pagó y el barco siguió su rumbo.

La otra multa fue impuesta al buque libanés Spiridon, detectado frente a Galicia en 2003. Aunque fue multado con 180.300 euros, el asunto está recurrido. El barco transportaba ganado y afirma que el vertido era estiércol. Fue escoltado a puerto por una patrullera de la Armada y Fomento difundió una nota de prensa.

"Es difícil atribuir una contaminación a un buque", alega Guérez. Sasemar afirma que en 2003 y 2004 detectó 377 vertidos aunque la inmensa mayoría de los casos son vertidos en puerto, por los que Fomento instruyó 19 expedientes en 2004. Las multas en estos expedientes están por debajo de los 45.000 euros. Son casos en los que el fuel rebosa al repostar o derrames al cargar o descargar.

Sasemar tiene cinco helicópteros, pero en la práctica se dedican poco a la búsqueda de contaminación aunque está entre sus funciones. "Si van a un salvamento y ven una mancha, la denuncian, pero no vuelan para ello", afirma una portavoz de Sasemar. Si lo hicieran, podrían verse sorprendidos por una emergencia en pleno vuelo. Los helicópteros están subcontratados. No son propiedad de Sasemar.

En noviembre de 2004, el Gobierno anunció la creación de una dirección general para la Prevención de la Contaminación Marítima. Una portavoz de esta dirección aseguró que los vertidos de sentinas al mar y su persecución no son de su competencia.

Un portavoz de Fomento culpó de la situación al Gobierno anterior: "El Consejo de Ministros ha aprobado un plan de salvamento muy ambicioso que incluye la compra de aviones especiales para detectar la contaminación". Los dos primeros estarán listos en 2007. El tercero, en 2008. Costarán 82,5 millones. El plan de salvamento incluye tres nuevos helicópteros, cinco barcos anti contaminación y ocho lanchas rápidas. "Con los aviones, aumentarán las multas", explica Guérez.

El presidente de la Asociación Española de Marina Civil, José Antonio Madiedo, admite que hay sentinazos, pero matiza: "En algunos puertos no hay instalaciones para limpiar la sentina y además cobran mucho, así que el armador presiona al capitán para que la vierta en alta mar".

- Francia: aviones, armada y leyes. La situación en Francia, que además de los coletazos del Prestige sufrió el accidente del Erika, es distinta. Desde noviembre de 2002 ha sancionado a 28 barcos por vertidos en alta mar, como explica Michel Girin, director del Centro de Documentación, Investigación y Experimentación de la Contaminación de las Aguas (CEDRE, en sus siglas en francés).

Girin explica por teléfono que Francia endureció las normas después del accidente del Erika, en 1999, y más aún después del Prestige: "Tenemos cinco aviones para vigilar la contaminación. Si ven un vertido y hay un barco cerca, lo invitamos a ir a puerto. Y digo que lo invitamos con un barco de guerra. Le ponemos una fianza para que si luego hay una condena, podamos cobrar aunque el barco esté en Bahamas". El pasado 8 de marzo, un tribunal francés condenó al capitán del barco con bandera española Casablanca a una multa de 250.000 euros por contaminar de forma intencionada. El armador, una empresa alemana, deberá pagar el 90% de la multa y el capitán, el 10%. Las sanciones alcanzan el medio millón de euros.

Girin explica que "la impresión es que llega menos galipote a las playas francesas". "Se ha corrido la voz de que nos hemos puesto serios y puede que eso aumente los vertidos en España, donde hay menos vigilancia", y concluye: "España hace bien en comprar aviones, aunque para vigilar por el día basta un helicóptero".

Aves petroleadas y galipote en la playa

Es imposible saber cuántos vertidos

(sentinazos)

se producen frente a los más de 7.000 kilómetros de costa española. Sólo hay aproximaciones. El investigador de la Universidad Politécnica de Cataluña Alexei Platonov participó en un proyecto de la Comisión Europea que estudió los vertidos por satélite.

"En el Golfo de León y en Mar Balear detectamos al año 293 pequeñas manchas de crudo. Calculamos que cada año hay 1.600 vertidos sólo en estas zonas", explica Platonov, quien halló más vertidos frente a Barcelona que frente a Marsella. El fuel puede acabar como galipote en la playa.

Francia detecta con los cinco aviones, que vuelan cuatro horas al día, más de 300 vertidos al año. "No controlamos ni el 10% del territorio ni del tiempo, así que la cifra real debe de ser más de 10 veces mayor", según Michel Girin, director del centro francés de estudios de contaminación. "Es como si los conductores cambiasen el aceite en el bosque. Es una costumbre que tenemos que combatir", añade. Los armadores niegan que sea tan frecuente. El efecto sobre el ecosistema es difícil de medir, pero algunos estudios dan una idea: en la costa del Mar del Norte, entre el 37% y el 46% de las aves encontradas muertas habían sido petroleadas. En el 90% de los casos tenían restos de fuel pesado mezclado con lubricantes, algo que corresponde a los residuos típicos de las sentinas de los barcos, según un estudio de científicos británicos.

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