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Calatrava plantea tres torres sobre una estación de AVE para rematar la Ciudad de las Ciencias

Camps invita a los valencianos a "mirar el futuro con descaro" y financiar el proyecto

Santiago Calatrava presentó ayer personalmente en Valencia una ligera remodelación del "hito" arquitectónico con el que pretende rematar la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Las cuatro torres de entre 280 y 220 metros de altura que anunciaron Francisco Camps y Rita Barberá en noviembre pasado se han reducido a tres de entre 308 y 220 metros y algo más voluminosas para garantizar su "viabilidad", según el presidente de la Generalitat. Camps invitó a los valencianos a "mirar al futuro con descaro" y confirmó que el proyecto incluye un apeadero del futuro tren de alta velocidad (AVE).

El primer anuncio del proyecto elaborado por Santiago Calatrava, hace cuatro meses, provocó notable controversia. Promotores inmobiliarios y portavoces de la oposición municipal en Valencia recordaron que los rascacielos se habían diseñado sobre dos pastillas de suelo expropiado para uso público y donde estaba prevista la construcción de 450 viviendas de protección oficial. Pero el Consell ya barajaba la posibilidad de vender ambas parcelas. Gerardo Camps, consejero de Hacienda, aludió en las Cortes Valencianas a una tasación independiente de los terrenos que fijaba su valor de mercado entre 250 y 300 millones de euros. Y también, el empeño por levantar un "símbolo de la agilidad colectiva de los valencianos", en palabras de Barberá, parece cobrar cuerpo.

Calatrava fue taxativo cuando afirmó: "Concluir un proyecto es fundamental". El remate del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias incluye una "plaza cubierta, la lonja del siglo XXI", de uso público entre el Museo Príncipe Felipe y el Oceanogràfic; un puente, "que ya se está construyendo", dijo voluntarioso; y "las torres, el hito final, de uso privado, que convertirá la Ciudad de las Artes y las Ciencias en una auténtica ciudad".

El arquitecto animó a los invitados a la presentación, en su mayoría representantes empresariales, "ahora y aquí" a demostrar "fe en el momento que vivimos".

Barberá subrayó que el diseño convertirá a Valencia en "referencia de vanguardia", aseguró que "el proyecto ya es de todos los valencianos" y concluyó: "Ahora toca asumir riesgos, como alcaldesa os pido a todos que os impliqueis".

Camps deslizó que "la arquitectura es la culminación de proyectos sociales, culturales y, si me lo permitís, políticos" y comparó la situación actual de Valencia con "la Barcelona de Gaudí, a caballo entre los siglos XIX y XX". El presidente cerró su breve alocución invitando a los asistentes a "mirar el futuro con todo el descaro político del mundo".

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Las tres torres se llamarán Valencia, Alicante y Castellón. Un cuarto edificio bajo se llamará Mediterráneo. Un edificio albergará viviendas; otro, un hotel y el tercero, oficinas. El rascacielos tumbado acogerá servicios. Calatrava aseguró que el proyecto definitivo puede estar elaborado en un plazo de cuatro meses y las obras en tres años.

Los presidentes de la patronal autonómica, del consejo de cámaras, de la federación de empresarios de la construcción, de la de contratistas o el futuro presidente de la asociación de promotores inmobiliarios, entre otros representantes patronales, arquitectos y algún curioso intentaron compartir la "emoción" que el arquitecto valenciano intentaba transmitirles al comparar el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias con "una catedral".

Un dirigente empresarial comentó después con cierta perplejidad: "Parece que hay dinero". Mientras que un portavoz de los promotores sugería: "Parece que van en serio".

Ajeno a la "poesía" del proyecto que invocó la alcaldesa de Valencia, José Camarasa, diputado socialista en las Cortes Valencianas, recordó ayer que el Consell tuvo que aprobar el viernes una ampliación de capital de 105 millones de euros de la empresa pública CACSA, promotora del complejo, para hacer frente al vencimiento de un crédito. Camarasa añadió que "con 105 millones de euros se paga la mitad del nuevo hospital de La Fe o seis residencias para mayores con una capacidad de 1.400 plazas" y lamentó que la "agilidad para gastar" del Consell no vaya pareja a su agilidad para gestionar.

El diputado socialista pidió una estimación del coste de las obras, cuyo presupuesto se ha multiplicado por cuatro desde los 50.000 millones de pesetas previstos en 1997, y el nombramiento de un director del proyecto, pendiente desde hace meses.

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