Memoria viva de las víctimas de la matanza de Atocha
Comisiones Obreras rinde homenaje a los abogados laboralistas asesinados hace 28 años por ultraderechistas
Atocha, la calle que trenza una red tupida de relatos sobre la historia de Madrid, vivió ayer, de nuevo, la emoción de un recuerdo hondo. Cientos de personas se congregaron frente al número 55 y luego en la plaza de Antón Martín, para rendir homenaje a cinco hijos de la ciudad, asesinados hace ahora 28 años. Sus vidas fueron segadas por un puñado de pistoleros -terroristas- de extrema derecha, amparados por poderosas sombras. Las víctimas estaban desarmadas, conversando en una reunión de abogados. Defendían a centenares de trabajadores y vecinos de Madrid y su provincia, operarios explotados o inquilinos igualmente indefensos ante los abusos y la arbitrariedad de unas leyes que hablaban de todo menos de igualdad, de solidaridad, de libertad y de ciudadanía.
Miguel Sarabia, que sobrevivió al atentado, contrajo hepatitis en el hospital
En el recuerdo de muchos de los reunidos ayer -Gaspar Llamazares, José María Fidalgo, Inés Sabanés, Monserrat Muñoz, alcaldesa de San Fernando- parecía resonar el eco de las voces de aquel puñado de letrados, comunistas, que soñaron un mundo de igualdad. Con la fuerza que les confería la certeza de saber que pugnaban por la justicia de sus defendidos, se entregaron a la defensa de centenares de trabajadores para impedir que fueran sancionados, multados y despedidos por pugnar por las libertades democráticas y sindicales que la dictadura les hurtaba.
Uno de los asesinados aquel 24 de enero de 1977 era, precisamente, un empleado despedido de Telefónica. Se llamaba Ángel Rodríguez Leal y trabajaba como administrativo en el despacho de Atocha, 55, donde los abogados Luis Javier Benavides, Serafín Holgado, Javier Sauquillo y Enrique Valdelvira, hallaron junto a él la muerte. Cuatro personas más, Dolores González Ruiz, ex compañera del estudiante Enrique Ruano, muerto en 1969 en manos de la Brigada Político Social franquista y compañera de Sauquillo; Luis Ramos; Alejandro Ruiz Huerta y Miguel Sarabia sufrieron heridas gravísimas, pero sobrevivieron. Las víctimas eran del PCE.
Según Francisco Naranjo, secretario de Comunicación de Comisiones Obreras de Madrid, anfitriona del homenaje, "el sindicato se siente cada día más orgulloso de haberles tenido por compañeros". José Luis Rodríguez Leal, hermano de Ángel, se hallaba ayer en la sede de CC OO. Con él se encontraban Teresa Villar e Iván Valdelvira, esposa e hijo del abogado asesinado Enrique Valdelvira, y Miguel Sarabia, letrado también y superviviente de la matanza. Sarabia fue ametrallado en el vientre y pasó dos años en cama al contraer entonces hepatitis, lo mismo que Luis Ramos, tras las intervenciones quirúrgicas que sufrieron.
Los cuatro conversan con las voces aún dominadas por la emoción. ¿Se sienten víctimas del terrorismo? "Claro que sí, lo fuimos", comentan todos. Pero discrepan en cuanto a si se integrarían o no en la Asociación Víctimas del Terrorismo, de reciente actualidad. Ruiz Leal se lamenta: "Tal vez si nos hubiéramos integrado en ella, pudiéramos haber contribuido, al menos un poquito, a que no se escorara tanto como hemos visto". Iván toma la palabra: "El dolor nos daña a todos los seres y por ello, las organizaciones de víctimas han de quedar al margen de la política". Su madre, Teresa, guarda silencio. A sus ojos acude líquida y mansamente la memoria de su marido, Enrique, muerto a la edad de 31 años. ¿Cómo pudo Teresa sobrellevar un trance así?: "Tuve que recurrir a un psicólogo, pero gracias a mi hijo Iván, que tenía diez meses, obtenía de él fuerza para luchar; la fuerza que me faltara, me la daba mi hermana Olga...", dice con una mirada transparente esta mujer entonces ama de casa y hoy bibliotecaria en Móstoles. "No sé, pero nunca nadie de la AVT me llamó para nada... Salvo el alcalde Ruiz-Gallardón, no creo que nadie del PP nos considerara víctimas del terrorismo" comenta.
Miguel Sarabia destaca: "Aunque ahora parezca poca cosa, el juicio de los asesinos de Atocha, en 1980 -pese a la arrogancia de los acusados, con camisa azul y muchos asistentes, también de uniforme-, fue la primera vez que la extrema derecha fue sentada en el banquillo, juzgada y condenada". Y añade: "Con el atentado buscaban una huelga general que desencadenara el golpe de Estado... Pero no lo consiguieron". Hasta 24 pueblos de Madrid, en sus calles y plazas, recuerdan a las víctimas de Atocha,55.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.