_
_
_
_
Entrevista:CRISTINA BASTERO | Responsable de la librería bilbaína Topbooks

"No sé por qué nos critican a los que nos gusta 'El código Da Vinci"

Cristina Bastero está al frente de la librería Topbooks, ubicada en la Gran Vía de Bilbao, desde su apertura hace nueve años. Es una librería diferente a la tradicional y a las grandes superficies, especializada en "libros que se venden rápido". En sus 300 metros cuadrados hay espacio para los best-sellers, pero tambien un rincón para tomar tranquilamente café.

Pregunta. Las pequeñas librerías tradicionales casi han desaparecido. ¿Las cadenas y las grandes superficies son el pez grande que se come al chico?

Respuesta. Sí, el mercado está cambiando y tendemos a centros comerciales y grandes superficies que compran volumenes enormes. En los libros sólo puedes aplicar el 5% de descuento, y es lo que hacen los eroskis, las grandes superficies, para vender. El cliente se queja de los precios, pero en la librería hay que mirar el céntimo, porque los márgenes son estrechísimos. Desde el escritor hasta el cliente, el libro pasa por muchas manos y en cada paso debe quedar algo de dinero. Las librerías pequeñas sobrevivirán si saben adaptarse; también en las librerías hay que innovar. Cuando nosotros abrimos nos daban un año de vida.

P. Su modelo está a medio camino entre la librería tradicional y la sección de libros de un hipermercado.

R. Es una librería más moderna. Ponemos los libros de cara para hacerlos más atractivos que viéndolos de lomo. Es estilo Zara; usted entre y mire, sin agobios. Si necesita algo puede preguntar. Hay gente a la que le gusta pasar horas en la librería sin que nadie le agobie. Y tenemos muchas pilas de libros y un escaparate magnífico donde mostramos libros descatalogados, magníficos, a muy buen precio.

P. ¿No pide el cliente un trato personalizado?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. Sí. Es distinto a la librería de toda la vida, que conoce a sus clientes y les atiende personalmente, pero nosotros también lo hacemos si es necesario.

P. ¿Qué pretenden aportar a sus clientes?

R. Comodidad, elegir sin prisas. Y libros muy atractivos de oferta, fuera de catálogo, un horario muy amplio y la ubicación, en plena Gran Vía. Me parece encantador tener un rincón en el que se puede tomar un café. Es una una diferencia.

P. ¿El libro es una mercancía más?

R. Nosotros damos la imagen de una tienda actual, moderna, pero el libro, no se si por desgracia, es un artículo diferente a los que se venden en el resto de las tiendas de la Gran Vía.

P. Los autores se quejan de que las novedades no permanecen mucho tiempo en las librerías.

R. Tres meses, aunque hay excepciones, claro. La sombra del viento lleva tres años. Se edita muchísimo en España y no hay suficiente mercado. Es una avalancha. También para nosotros es un problema.

P. ¿Ustedes cuentan con fondo?

R. Tenemos un pequeño fondo, pero la tienda se está quedando pequeña.

P. ¿Qué pueden hacer para estimular la lectura?

R. Tendemos a vender best-sellers, libros de impulso y que están de moda. Nosotros nos decantamos por libros que se venden rápido. Es lo que pide el mercado. La gente lo critica, pero yo es lo que leo. Le pido a un libro que me entretenga, que sirva para evadirme. Lo que se vende es el libro fácil. ¿La conclusión es que somos un país inculto? No. Creo que nos gusta el libro para divertirnos. No sé por qué nos critican a los que nos gusta El código Da Vinci. No somos peor librería porque vendemos lo que quiere el público. Y, además, el mercado lo mueven 10 títulos.

P. ¿Y organizar distintas actividades?

R. Solemos organizar firma de libros, pero no funciona. No sirve para vender más libros. No sé si al público no le interesa conocer al escritor. Con autores muy conocidos no hemos tenido más de 10 personas; en cambio, viene Coto Matamoros y la cola llega hasta el fondo. También hemos organizado cuentacuentos, pero es complicado por la falta de espacio.

PERFIL

Cristina Bastero (Getxo, 1970) pensaba que era una buena lectora hasta que empezó a trabajar, casi por casualidad, en la librería. Entonces se vio desbordada por la oferta de novedades. Ahora lee llevada por su obligación profesional, especialmente novela, para poder asesorar a los clientes que le piden consejo. Se declara aficionada, sobre todo, a la novela histórica y no pone pegas a los títulos superventas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_