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España paga al Reino Unido para evitar la vuelta de 97 toneladas de residuos nucleares

El Gobierno británico almacenará indefinidamente material de Garoña a cambio de 34 millones

El Reino Unido albergará indefinidamente residuos nucleares de alta actividad generados por la central de Garoña (Burgos) entre 1971 y 1983. La planta envió 97 toneladas de residuos a la planta de Sellafield hace 20 años para ser reprocesados. Tenían que volver en 2008, pero como en España no existe un almacenamiento centralizado para estos desechos, la empresa pública que gestiona los residuos, Enresa, ha decidido pagar 34,5 millones al Reino Unido para que los custodie. El Gobierno británico ha alcanzado acuerdos similares con Japón, Suecia, Alemania e Italia por los que prevé ingresar 927 millones de euros.

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Las centrales generan 160 toneladas de desechos al año

Entre 1971 y 1983 la central de Santa María de Garoña (Burgos) envió 500 barras de combustible nuclear gastado al centro de tratamiento de residuos de Sellafield, en el Reino Unido. Los cargamentos, procedentes de las primeras recargas de la central, salían periódicamente desde la planta. Iban en camiones hasta San Sebastián o a puertos franceses y de allí partían en barco hacia el Reino Unido. La central nuclear, propiedad de Nuclenor, envió en este periodo 500 barras de cuatro metros de alto de combustible gastado. Endesa e Iberdrola son las propietarias de Nuclenor. Las centrales nucleares utilizan uranio como combustible. Al ser bombardeado con neutrones, el uranio libera energía y se convierte en plutonio.

El total del material enviado (las barras encerradas en cilindros metálico de protección), tenía un peso de 97 toneladas. Las centrales españolas producen actualmente 160 toneladas al año de residuos de alta actividad, que duran miles de años. Las 500 barras enviadas por la central de Garoña suponen un tercio de lo que la central ha almacenado desde 1983 y un 5% del total almacenado en las nueve centrales españolas.

El contrato firmado entre Nuclenor y la empresa pública británica BNFL (British Nuclear Fuels) incluía que el material radiactivo volvería a España en 2008. En el Reino Unido el combustible gastado recibió un tratamiento conocido como reprocesado. "El tratamiento permite recuperar parte del uranio que no ha sido gastado en la central, plutonio y un residuo que no tiene uso", explica Jorge Lang Lenton, ingeniero y portavoz de Enresa.

Un problema de regreso

La vuelta de los residuos a España suponía un problema. España almacena los residuos nucleares de alta actividad en las propias centrales nucleares. Enresa sólo tiene un almacén para los residuos de baja y media actividad, los procedentes de la minería, la medicina... Según Lang Lenton, almacenar el residuo en la central de Garoña sería "posible pero complicado". "Necesitaríamos un almacén temporal centralizado, algo que, en el mejor de los casos, no estará listo antes de 2010". Y admite: "Nos hemos quitado un problema".

En 2003, Nuclenor y Enresa renegociaron con BNFL para extender el contrato. Al final, y a cambio de 34,5 millones, BNFL guardará el material. Enresa ha pagado un tercio de la cantidad. El contrato incluye pagos hasta 2008. Un portavoz de Nuclenor explica el acuerdo: "El uranio y el plutonio recuperado se quedan en el Reino Unido hasta que Nuclenor encuentre un comprador. En principio tenían que volver en 2008". Este uranio recuperado y los óxidos de plutonio pueden servir de combustible para un tipo de central que no existe en España. "Estamos negociando con la Empresa Nacional de Uranio (Enusa) para venderlo en el mercado del uranio", según este portavoz.

Además del uranio y del plutonio, del reproceso queda un deshecho radiactivo de alta actividad, con una vida activa de miles de años. "Ese resto tenía que regresar a España en 2008, pero gracias al acuerdo suscrito, nunca volverá", según el portavoz de Nuclenor. El acuerdo por el que BNFL se hace con los residuos se renovará automáticamente cada 10 años.

El Reino Unido ha suscrito acuerdos similares con países como Japón, Alemania, Italia, Suiza y Suecia, según publicó la semana pasada el diario británico The Guardian. Londres admitía en un comunicado que por esta vía pretendía ingresar 927 millones de euros que destinaría a la descontaminación de instalaciones nucleares. Lang Lenton destaca que el Reino Unido tiene gran tradición nuclear, por lo que el anuncio del Gobierno "no ha generado las críticas que hubieran aparecido en España".

De las 500 barras enviadas por España, BNFL ha tratado la mitad de ellas y está a punto de tratar el resto. La empresa alberga además otros residuos nucleares españoles. Antes de 1984, la central de José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara), también envió partidas de combustible nuclear gastado.

El contrato que firmó la central de Zorita no incluía la vuelta de los residuos, según Lang Lenton. Éste explica que los contratos de envío al extranjero han cambiado: "Antes, los países que reprocesaban el material, se quedaban con el residuo a cambio de disponer del el uranio y el plutonio resultante. Después, obligaban a recibir el material de vuelta y finalmente a pagar por todo el proceso".

El último envío de material radiactivo de alta actividad desde España se produjo en 1995. El combustible gastado en la central de Vandellós I fue enviado a la empresa Cogema, en Francia, para su procesado. Cogema almacena actualmente 900 toneladas de vidrios de alta actividad y 16.000 toneladas de bidones con residuos de media actividad. El contrato incluye que el material debe volver a España en 2010 e incluye "elevadas penalizaciones económicas por incumplimiento de tal fecha", según Enresa. Lang Lenton explica que los residuos volverán a España: "No hay la más mínima posibilidad de que se queden. Es la alta política".

Una opción con un coste elevado

El tratamiento de material radiactivo en el extranjero "es una opción que puede considerarse abierta, aunque con un coste elevado y con el problema añadido del retorno a España de los residuos derivados de dicho tratamiento", según el Quinto Plan Nacional de Residuos, aprobado por el Enresa en 1999.

El Plan, elaborado por el Empresa Nacional de Residuos, Enresa, considera que España debe asumir los residuos que genera. El portavoz de Enresa, Jorge Lang Lenton, asegura que la exportación de residuos radiactivos de alta actividad a cambio de dinero es "poco probable". "Estaríamos abiertos a esta posibilidad, pero es casi imposible que varios países lleguen a acuerdos de este tipo", añade.

Enresa asegura que el pago de 34,5 millones a la empresa británica BNFL para que custodie el residuo resultante de tratar 500 barras de uranio procedentes de Garoña es un caso excepcional. "Hablamos de un caso único, de un combustible que se envió antes de 1983".

Cada envío de material radiactivo es actualmente un quebradero de cabeza para los encargados de organizarlo. Las protestas de ecologistas y vecinos suelen acompañar al convoy de los residuos durante todo el trayecto. El 7 de noviembre pasado, un ecologista que se había encadenado a la vía férrea en protesta por el paso de un convoy con material nuclear murió en Francia arrollado por el tren que transportaba los residuos.

En 1984, tras el envío de material radiactivo desde Garoña al Reino Unido, los ecologistas denunciaron que los envíos atravesaban 323 municipios del norte de España.

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