_
_
_
_
_

El presidente chino promete en Cuba inversiones millonarias

La Habana espera que los acuerdos con Pekín resuciten su economía

Pese a los más de 10.000 kilómetros que separan China de Cuba, ambas naciones están cada vez más cerca. Y no sólo por razones obvias, de sintonía política. Ayer, el presidente chino, Hu Jintao, viajó a La Habana y apadrinó la firma de varios acuerdos para la producción conjunta de níquel cubano, negocio que implica una inversión de cientos de millones de dólares y que, según el propio Fidel Castro, supondrá la "duplicación" en algunos años de la producción de este mineral, hoy ya primera fuente de exportaciones de la isla.

En lo que va de año, los intercambios entre los dos países han crecido casi un 40%

Durante la visita de Hu Jintao, que viaja acompañado de 200 empresarios, se firmarán contratos en las áreas de biotecnología, telecomunicaciones, turismo e industria electrónica. Pero sin duda, las inversiones en la estratégica industria niquelífera cubana son el plato fuerte del viaje del presidente chino, quien ya estuvo en Cuba en 1997 como miembro del Comité Permanente del Buró Político del Partido Comunista Chino.

Altos funcionarios cubanos confirmaron a este periódico que los acuerdos son "muy importantes" y que contemplan la construcción de nuevas plantas de producción de níquel y ferroníquel en la isla, lo que supondrá inversiones chinas por "cientos de millones de dólares". Cuba es el cuarto productor mundial de níquel, con 75.000 toneladas anuales, y tiene una de las tres mayores reservas del mineral, con 800 millones de toneladas probadas y 2.000 millones de toneladas probables, según fuentes oficiales. Desde hace años, la empresa canadiense Sherritt participa en la producción de níquel cubano, que aporta a la economía de la isla unos 800 millones de dólares anuales, casi el doble que el azúcar. China es un gran consumidor de esta materia prima, que se emplea en la producción de acero inoxidable.

El mandatario cubano ya adelantó, en vísperas del viaje de Hu Jintao, la importancia que concede a su visita: durante la misma, dijo, se concretarán "grandes inversiones", que podrían ser el preludio de un despegue sin precedentes en las relaciones económicas. A pesar de que todavía sigue convaleciente de la caída sufrida hace un mes, que le provocó la fractura de la rodilla izquierda, Castro en persona encabezará la delegación de su país en las conversaciones oficiales, y su hermano Raúl, segundo hombre fuerte del país y ministro de las Fuerzas Armadas, acompañará a Hu Jintao durante los dos días de su visita.

Pero China no sólo es futuro para Cuba. También es presente. El lunes, al dejar inaugurado el primer foro de Inversión y Comercio Cuba-China, en el que participan más de 400 empresarios de ambos países, el ministro de Gobierno de Cuba, Ricardo Cabrisas, anunció que la isla realiza ya el 10% de su comercio con la nación asiática. En lo que va de año, los intercambios han crecido casi un 40%, superando los 600 millones de dólares, por encima del volumen de los intercambios con España, hasta ahora segundo socio comercial de Cuba, después de Venezuela.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Según Cabrisas, "existen las condiciones y potencialidades para situar las relaciones económicas y comerciales en un nivel acorde a las estatales". Desde luego, ello implica pasar del comercio a la inversión -ya existen 11 negocios conjuntos en los sectores de la agricultura, las telecomunicaciones, la biotecnología, el turismo y la industria ligera, y ahora se abrirán nuevas áreas de colaboración, la más importante en el sector minero-.

La visita de Hu Jintao a La Habana, después de su arrasadora gira por Argentina, Brasil y Chile, durante la cual comprometió en la región inversiones de 100.000 millones de dólares en los próximos 10 años, tiene, además de connotaciones económicas, un especial simbolismo político, no exento de contradicciones.

Castro y Hu Jintao comparten los mismos cargos: el de presidente, secretario general del Partido Comunista y jefe de las Fuerzas Armadas. Pero mientras el primero es reacio a todo lo que implique iniciativa privada y en estos momentos promueve una estrategia de centralización y control férreo en todas las esferas económicas, el presidente chino aboga por que su país sea reconocido internacionalmente como un sistema de mercado.

Cosas de la vida: Fidel Castro apoya plenamente a China en este objetivo y quiere sus inversiones capitalistas; a diferencia de lo que ocurre con la Unión Europea, las relaciones bilaterales con China no están sujetas a ningún tipo de condicionamiento político ni a quejas por motivos de la situación de los derechos humanos. La apuesta de Cuba es clara.

El presidente chino, Hu Jintao, junto a Fidel Castro.
El presidente chino, Hu Jintao, junto a Fidel Castro.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_