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Decenas de miles de ucranios se rebelan contra el fraude masivo en las elecciones

El candidato de la oposición se niega a aceptar la victoria de su rival, apoyado por Moscú

Pilar Bonet

Ucrania se ha internado por un camino imprevisible y peligroso tras las elecciones presidenciales del domingo, que han dividido en dos bandos a este país de más de 47 millones de habitantes, aún poco cohesionado internamente. Una multitud de decenas de miles de personas, que fue aumentando a lo largo del día para superar posiblemente las 100.000, ocupó la plaza de la Independencia de Kiev durante todo el día, agitando cintas y banderas anaranjadas (el color del derrotado Víktor Yúshenko), cantando, rezando y coreando consignas a favor del cambio y en contra de los líderes actuales.

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Por la noche, la mayoría de los manifestantes se marcharon a sus casas para volverse a reunir hoy junto al Parlamento. Sin embargo, en la calle quedaron cientos y cientos de jóvenes, sobre todo estudiantes, que seguían llegando de las provincias ucranias. Los jóvenes se instalaron en un campamento organizado en plena calle principal. Pernoctaron en tiendas de campañas, con generadores eléctricos, y contaron con una rígida escolta de fornidos mozos que exigía documentación para permitir el acceso al campamento. En una de las tiendas se podía leer un cartel con la leyenda: "Con nosotros está la verdad, con nosotros, Dios".

Por las calles aledañas se veían los restos de muchas botellas de alcohol bebidas durante el día. Circulaban automóviles con banderas naranjas que hacían sonar sus cláxones como enloquecidos.

De esta forma, la ciudad continuaba un acto que comenzó por la mañana cuando los habitantes de Kiev respondieron a la llamada del candidato Yúshenko para que salieran a la calle en todas las ciudades del país y participaran en un "movimiento organizado de resistencia" para defender la democracia y protestar por el fraude electoral.

Cuando se llevaba contada prácticamente la totalidad de los votos (el 99,14%), el jefe del Gobierno, Víktor Yanukóvich, el candidato oficial que cuenta con el apoyo de Rusia, lideraba con 49,42% frente a Yúshenko, el jefe de la oposición parlamentaria, con un 46,69%, según datos de la Comisión Electoral Central. Yúshenko no tenía intención de aceptar el cuestionable triunfo de su rival. "Vencimos. Venció el pueblo ucranio y esto es un hecho. Hablamos sobre la base del voto real de la gente. Vencimos y punto", dijo con voz firme, después de que un pope asegurara que Dios estaba con él y con su causa.

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El rostro del político, marcado por una extraña intoxicación, reflejaba cansancio, pero también determinación. Yúshenko propuso que se anularan las votaciones en diferentes zonas, donde las falsificaciones, a su juicio, habían sido especialmente graves, y pidió una sesión extraordinaria de la Suprema Rada, el Parlamento ucranio.

El político acusó a la Comisión Electoral Central de servir a quienes perpetraron el fraude y, en caso de que éste no dé resultado, una actuación violenta. "Cada país tiene su momento de ruptura", dijo. Y en una alusión a los procesos inacabados tras la independencia de Ucrania de la URSS, añadió: "Ahora hacemos lo que deberíamos haber hecho en 1991".

Los consistorios de tres ciudades del oeste de Ucrania (Lviv, Ternópol e Ivano-Frankovski) declararon que reconocían a Yú-shenko como presidente y que sólo se someterían a él.

Las acusaciones de fraude fueron respaldadas por los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Éstos pidieron a las autoridades la publicación de los resultados de los 33.209 colegios electorales y medidas para disipar las dudas sobre la legitimidad del supuesto vencedor.

Los comicios, en su segunda vuelta, no cumplieron los requisitos para ser considerados democráticos. "Es más, incluso fueron peores que la primera vuelta a finales de octubre", afirmó Bruce George, de la misión de observadores de la OSCE, que permanecerá en Ucrania varias semanas para analizar el proceso poselectoral.

La misión de la OSCE denunció "serias irregularidades", incluidos episodios de violencia e intimidación contra observadores, miembros de los colegios y votantes. También expresó dudas sobre la asistencia de más del 98% del electorado en Donetsk, la patria chica de Yanukóvich, donde centenares de miles de votantes suplementarios en relación a la primera vuelta habrían apoyado a Yanukóvich. Desde Washington, el Departamento de Estado amenazó con "revisar sus relaciones con Ucrania" si el Gobierno no investiga las acusaciones de "abuso y fraude", afirmó el portavoz Adam Ereli.

Anoche en una alocución televisiva, el jefe del Gobierno,Víktor Yanukóvich, agradeció el apoyo de los electores, que, según dijo, al votar por él habían votado también por "la paz, la estabilidad y la democracia". "Vuestra visión del futuro de Ucrania será tenida en cuenta por la dirección del país", declaró.

El presidente ruso, Vladímir Putin, felicitó ayer por teléfono a Yanukóvich desde Brasil, donde se encontraba ayer en visita oficial.

El candidato de la oposición, Víktor Yúshenko, se dirige a miles de partidarios concentrados en la plaza de la Independencia de Kiev.
El candidato de la oposición, Víktor Yúshenko, se dirige a miles de partidarios concentrados en la plaza de la Independencia de Kiev.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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