China abre las puertas de sus cines
El desembarco de la Warner es sólo el preludio del flujo extranjero que vivirá la industria cinematográfica en los próximos años en un país de escasa oferta cultural y de ocio
El proceso de apertura y reforma en el que se encuentra sumida China ha llegado también al mundo del cine, que, no obstante, sigue sujeto a estrictos condicionantes inversores y de censura. El gigante estadounidense Warner Brothers ha creado con dos socios locales la primera empresa mixta que se pone en marcha en el país desde que Pekín autorizó el pasado diciembre a las compañías extranjeras invertir en sociedades de producción de películas.
Las grandes multinacionales del entretenimiento llevan mucho tiempo intentando entrar en el mercado chino para dar respuesta a una creciente clase media cada vez más ávida de productos culturales. Hasta este año, los acuerdos mixtos de producción tenían que realizarse filme por filme. La nueva compañía, Warner China Film, está participada en un 30% por el socio estadounidense, mientras que China Film, el mayor grupo cinematográfico del país, posee el 40%, y el conglomerado Hengdian, el resto.
Desde principios de año, las firmas extranjeras pueden tener hasta el 75% de las empresas mixtas del sector en siete de las principales ciudades. Y Warner Brothers no ha perdido el tiempo; además, tiene en marcha planes para construir 40 multicines hasta 2008 en varias ciudades, como Pekín, Guangzhou y Xian. La filial del grupo Time Warner asistirá en el diseño y la instalación de los cines, dará formación y aportará sus métodos de gestión a una industria obsoleta y plagada de salas vetustas.
La sed de los espectadores chinos por grandes producciones como El señor de los anillos: el retorno del rey, El día de mañana o Troya ha atraído también a Columbia o Walt Disney, que se asoció el año pasado con Sohu.com para distribuir sus contenidos a los teléfonos móviles. Según los analistas, comparado con la prensa y la televisión, el mercado cinematográfico va a ser mucho más abierto y rentable.
Sin embargo, las nuevas reglas obligan a las producciones mixtas a seguir los mismos trámites de censura que las locales, incluida la aprobación del guión. Por un lado, el Gobierno quiere aprovechar la tecnología y el saber hacer extranjero para modernizar el sector, pero por otro no quiere perder el control de una industria que ha servido históricamente como poderoso instrumento de propaganda.
Aunque el número de espectadores ha caído en China, debido, entre otros, a la amplia oferta de DVD piratas y a los altos precios de las entradas -de 30 a 60 yuanes (tres a seis euros), frente a 0,6 céntimos de euro las copias ilegales-, el potencial del mercado es un poderoso imán. Según la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión, la llegada de Warner es sólo el preludio del flujo extranjero que vivirá el cine en los próximos años en un país de parva oferta cultural y de ocio.
A juzgar por las cifras, las posibilidades son enormes. China tiene sólo 2.000 pantallas, en un total de 1.200 cines, lo que representa una por cada 650.000 habitantes, mientras que en Europa occidental existen alrededor de 25.000 (una por cada 14.000 ciudadanos), y en Estados Unidos, una por cada 8.000 personas.
La recaudación cinematográfica ascendió el año pasado a 1.000 millones de yuanes (96,5 millones de euros), la mitad de los cuales fueron obtenidos por películas extranjeras. De la otra mitad, el 50% -es decir, 25 millones de euros- correspondió a Héroe, la primera obra de artes marciales del más internacional de los directores chinos, Zhang Yimou. Héroe y Harry Potter II fueron las más taquilleras. El año pasado se exhibieron 20 cintas importadas. En 2004, la cifra subirá a medio centenar, según los acuerdos de entrada en la OMC (Organización Mundial de Comercio).
Se prevé que el mercado chino sea el que más rápido crezca en la región Asia-Pacífico en los próximos cinco años y que la recaudación más que se triplique para 2008, hasta 310 millones de euros, respecto al año pasado. La India posee 11.000 pantallas, cinco veces más que China.
Babelia
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